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BizkaIA Summit, una luz ante el enigma de lo que viene con la IA

La jornada ahondó en los retos y oportunidades de una tecnología de «posibilidades casi infinitas» a la que hay que avanzar «de manera confiable, segura, ética y transparente»

EL CORREO

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«La IA está en el núcleo del crecimiento económico, la transformación digital y la estrategia geopolítica, así que nos encontramos en un momento crucial para Europa y el mundo en el que las decisiones que tomemos, las alianzas que construyamos y las inversiones que prioricemos determinarán el rumbo de nuestro futuro», sentenció Nerea Martiartu, directora general de Lantik, en su intervención en BizkaIA Summit. Un encuentro sobre inteligencia artificial que, organizado por EL CORREO, con el patrocinio de la Diputación Foral de Bizkaia y Laboral Kutxa, y la colaboración de Sarenet, NTT Data, LKS Next y Ayesa, reunió en Bilbao a decenas de expertos que hablaron sobre el presente, el futuro, las oportunidades y los desafíos de una tecnología que ofrece posibilidades casi infinitas al mismo tiempo que exige de una regulación capaz de poner los límites necesarios.

Porque… ¿estamos preparados como sociedad para una tecnología que avanza más rápido que nuestra propia capacidad de adaptación? «Nos encontramos en una fase que podríamos denominar de generación de confianza y de asentamiento progresivo de la gobernanza en la que debemos avanzar en el uso de la IA de manera confiable, segura, ética y transparente», aseguró Xabier Egibar, director general de Laboral Kutxa.

¿Y por qué esta ‘revolución’ de la IA está siendo ahora? «Lo que realmente ha cambiado la vida de estas IAs es que «ahora, con mi lenguaje natural, doy instrucciones a la ‘maquinita’, y eso es lo realmente disruptivo», enfatizó Cristina Aranda, cofundadora de ELLIS Alicante. Y, sin embargo, en este contexto de continua tecnología, Aranda lo tiene claro: «No es el fin de la humanidad, es la época dorada de las humanidades porque si se va a automatizar todo vamos a necesitar personas que sepan manejar y negociar con otras personas, no olvidéis que la IA es una herramienta pero nosotros tenemos un increíble sistema operativo emocional, social y espiritual que tenemos que explotar; porque las máquinas tienen memoria, pero no recuerdan», recordó Aranda.

La IA en la empresa

Una de las principales conclusiones de este BizkaIA Summit fue que las posibilidades que ofrece la IA son casi infinitas. También para las empresas: optimización de procesos, organización y extracción de datos, predicción de eventos, mayor acceso a la innovación… Por eso, «en un momento como el que estamos viviendo, es inevitable otra cosa que no sea la IA», defendió Jacinto Estrecha, director Inteligencia Artificial en NTT Data. «La IA va a cambiar las reglas del juego y el paradigma actual: las sociedades se van a mover de otra manera y las empresas van a trabajar de otra forma, y eso va a hacer que aparezcan situaciones que en este momento somos incapaces de ver», auguró Kepa Unzilla, director de Desarrollo de Negocio en Sarenet.

Y, sin embargo, «aunque estamos ante una tecnología disruptiva, también es importante saber que son los momentos incipientes de la IA, por lo tanto tenemos que probar y hacer cosas, pero teniendo la flexibilidad de saber que las decisiones que estamos tomando ahora no van a ser las definitivas», detalló Pablo Campo, director de Innovación en Laboral Kutxa. Porque «estaremos en un punto u otro de la adopción de la IA o en un tipo de sociedad u otra dependiendo de las decisiones que tomemos, de la formación que planteemos y de cómo facilitemos que la sociedad tenga acceso o esté preparada para utilizar o poder generar la IA», aseguró Eider Sánchez, CEO y fundadora de Naru Intelligence.

En el caso del País Vasco, además, cobra especial importancia lo que la inteligencia artificial puede hacer por las empresas. De hecho, la fortaleza del sector industrial vasco puede incrementarse aún más si las empresas son capaces de sacarle el máximo partido a esta tecnología de la que aún no se ha visto su máximo potencial. «Cuando dentro de 20 años echemos la vista atrás, veremos que la IA lo ha transformado todo hasta tal punto que no reconoceremos este país», pronosticó Ion Etxeberria, director general de Ikerlan.

Es por ello que Joseba Bilbao, director de negocio de LKS Next, recalcó que «solo haciendo, trabajando, podemos enfrentarnos a los nuevos paradigmas de la IA». Aunque primero se ha de «abordar con qué propósito usamos la IA, qué datos vamos a utilizar o qué métricas de rendimiento le vamos a aplicar define el modelo de negocio de nuestros proyectos de automatización en entornos industriales complejos. Porque lo que buscamos es que ese modelo cubra una necesidad industrial real», argumentó Javier Sánchez, CEO y fundador de ZeniaLabs.

La IA y la cuántica

Otro de los debates que pone sobre la mesa la IA es cómo procesar la información de la forma más eficiente. Una partida en la que entra en juego la computación cuántica. «Creo firmemente que la cuántica será la tecnología más importante a medio y largo plazo, y como tal, tendrá que integrarse con el resto de conocimientos y herramientas disponibles, incluida la inteligencia artificial», defendió Inmaculada Posadillo, Head of Quantum en Global Data Quantum. No en vano, «tendremos IAs que nos ayuden a entender qué sucede dentro de los ordenadores cuánticos, y ordenadores cuánticos que, a su vez, contribuirán a desarrollar una mejor inteligencia artificial», advirtió Iraitz Montalbán, director técnico de Falcondale. Para ello, «lo que necesitamos es empezar a educarnos desde las propias organizaciones, entender qué problemas encajan naturalmente en estos nuevos ordenadores es el primer paso para un uso más sensato de la energía y los procesos», recogió Montalbán.

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La visión de los expertos

Idoia Salazar, presidenta de OdiseIA, puso sobre la mesa los retos éticos de esta tecnología. «Después de ChatGPT se empieza a democratizar el conocimiento porque comparte las tres normas que debe cumplir cualquier tecnología para que tenga un alto impacto: es barata, fácil de usar y útil», lo cual ha generado «una mayor confianza, pero no una total confianza, para eso aún queda si es que se llega». Es por ello que ahora toca «implementar medidas, que sea práctico, eficiente, rápido y que podamos seguir haciendo avanzar la tecnología, pero sin que suponga un problema».

Pese a los riesgos e incertidumbres, el divulgador de IA Jon Hernández defendió que «estamos en la mayor oportunidad de la historia de la humanidad». Tal es así que «a día de hoy no hay nada en vuestras empresas o trabajos que podáis hacer más importante que prestarle atención a la IA porque vamos a dejar de hacer cosas con los ordenadores para pedirles a los ordenadores que hagan cosas por nosotros, y eso va a cambiar el mundo como lo conocemos». De hecho, «no estamos ni remotamente al principio de la curva exponencial de lo que se nos viene, en 2025 y 2026 van a venir los grandes cambios que nos van a doblegar la mente», señaló.

Héctor Sánchez, National Technology Officer de Google Cloud España y director de Soberanía Digital en Google España, no sólo reconoció que «la IA es algo grande» sino que «estamos en mitad de una revolución». Un cambio de paradigma en el que, sin emabrgo, «tú no compites con la IA, pero compites con otros negocios que sí la usan». Entonces, ¿qué hay que hacer? «Hay que abogar por las habilidades lingüísticas, aprender a utilizar herramientas de inteligencia artificial de manera experta para ser súper productivo y resolver problemas complejos más allá de la automatización, pero seguir utilizando herramientas de inteligencia artificial», resumió.

David Vivancos, CEO de Artificiology, asegura que en 2030 habrá 15 millones de robots humanoides en el mundo. Y lo que es más, en cinco años el campo de la Inteligencia Artificial Corpórea estará tan avanzado que «desarrollaremos máquinas equivalentes a un ser humano». Es un «momento fascinante y desafiante», pero los robots irán mucho más allá: podrán enseñar, generar conocimiento, crear e incluso tener conciencia propia para mejorarse a sí mismos y tomar decisiones.

«La inteligencia artificial no es buena ni mala, depende de cómo se utilice», sentenció Zigor Aldama, periodista de EL CORREO en su conversación con la también comunicadora Marta Peirano, especialista en tecnología. Pero en un momento como el actual, en el que la gente ha llegado a confiar ciegamente en tecnologías como ChatGPT para informarse, el máximo peligro es saber discernir qué es real. «La mentira, cuando es humana, suele tener una intención o nos da pistas de que lo es. Pero aquí se construye un mundo paralelo donde la distinción entre verdad y ficción se vuelve irrelevante». Y este fenómeno, alimentado por la confianza ciega en los algoritmos, da lugar a realidades paralelas utilizadas por intereses propios.

José María García Orois, director ejecutivo de Desarrollo de Negocio de SETT, lanzó un guante a todas esas ideas innovadoras: «No nos gustaría que cualquier proyecto digital, cualquier proyecto innovador que exista en este país deje de ser financiado por falta de dinero. Tenemos 16.000 millones para poner en el mercado y ayudarles». No en vano, SETT invierte en empresas que tienen «iniciativas tecnológicas disruptivas a través de mecanismos flexibles», incidió García Orois. Para ello, ayudan a que los inversores privados y las propias empresas reduzcan sus riesgos.

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