¿Por dónde empezar? Trucos para hacer (bien) el cambio de armario
En otoño toca guardar la ropa de verano, pero antes hay que deshacerse de lo que no usamos y organizar el vestidor con cabeza y filosofía minimalista
Con estas temperaturas, se nos va a juntar el cambio de armario con la Navidad. Todavía cuesta imaginarnos con abrigo de pelo o katiuskas, pero muchas personas no quieren posponer más esta tediosa tarea y quieren guardar ya los vestidos de verano para dejar espacio a prendas más otoñales. ¿Por dónde empezar? Antes de nada, sé consecuente con tus actos y piensa si realmente te hace feliz un armario a punto de explotar. La cuestión no es comprar por comprar, sino renovar lo que necesites y apostar por prendas de calidad que no se estropeen con solo mirarlas. También es conveniente pensar que aquella ropa que ya no usamos puede ser de gran utilidad para otras personas.
Publicidad
Para que la ardua tarea del cambio de temporada se convierta en un proceso fácil y cómodo, primero respira y olvídate de anteriores experiencias. Enfréntate a él sin prisa, con tu música preferida de fondo y una caña encima de la mesilla. Si decides invitar a una amiga, además de darte conversación mientras ordenas, actuará de juez y te hará abrir los ojos con algún que otro estilismo pasado de moda como hacían las protagonistas de 'Sexo en Nueva York'.
Si te encuentras en este temido momento, te contamos algunos trucos para que el cambio de armario se convierta en una tarea más sencilla, rápida y divertida:
1. Planificación y dale al 'play'
Antes de enfrentarte de pleno al armario, es recomendable reservar una mañana o tarde para realizarlo. Lo mejor es hacerlo del tirón, sin interrupciones ni distracciones, así que… pon tu lista de reproducción favorita y a por ello, ¡sin miedo!
2. Limpiar el armario y descartar ropa
Un armario vacío pide una buena limpieza. Aunque tengas armario con puertas, el interior siempre coge mucho polvo y ácaros. Pasa un paño húmedo con un poco de jabón neutro por las superficies y después sécalo bien.
Publicidad
A continuación, viene la parte más difícil: deshacernos de la ropa que ya no queremos o no necesitamos. Este paso es imprescindible, debemos revisar una a una nuestras prendas y quedarnos solo con aquellas que realmente vayamos a usar. Como diría la gurú del orden Marie Kondo, «la mejor manera de elegir qué guardar y qué desechar es tomar cada objeto con la mano y preguntarte: '¿Esto me hace feliz?' Si es así, consérvalo. Si no, deséchalo».
Por tanto, según vayas haciendo la revisión, coloca la ropa en diferentes montones: prendas que nos quedamos, las que donaremos, las que vamos a regalar a amigos o familiares y, por qué no, ropa para vender. Ojo con este último asunto. Conviene fijar un plazo en el que tener estas prendas puestas a la venta en las distintas plataformas que existen. Si pasado ese tiempo no se ha conseguido venderlas, toca decirles adiós para siempre. Seis meses o máximo un año es tiempo más que suficiente para conservar las prendas que hemos decidido vender.
Publicidad
3. Hora de poner orden
Si quieres ahorrar tiempo cada mañana al elegir tu look, tener un armario ordenado es la solución. Hay varias formas de hacerlo, pero la más práctica consiste en colocar la ropa unificada por tipo de prenda y, dentro de cada tipo, por colores. Por ejemplo, si estamos colocando la categoría de camisas y van perchadas, a la izquierda irían las de color blanco y en la parte derecha las de color negro, es decir, de más claro a más oscuro. De esta forma, conseguimos un armario con armonía visual, algo que también conseguimos si ordenamos las prendas en función de su altura. Este sería un ejemplo:
Deja que las prendas que van colgadas respiren, es decir, que no estén muy apretadas. Lo recomendable es que haya uno o dos dedos de separación entre percha y percha; de esta forma tu ropa será más fácil de coger y se arrugará menos.
Publicidad
4. Lavar la ropa
Antes de guardar tu ropa, debes asegurarte de que esté limpia y no tenga manchas, porque de lo contrario, cuando la vayas a sacar, la suciedad se habrá fijado y será más difícil de eliminar. Por tanto, hay que lavarla antes de guardarla. También puedes limpiarla de nuevo antes de meterla en el armario, pero esto depende de las costumbres de cada persona.
Ya que vas a vaciar el armario por completo y aprovechar para limpiarlo, no te olvides de renovar los ambientadores (en caso de ser necesario). Es una sensación muy agradable abrirlo y oler tu aroma favorito.
Publicidad
Por último, para evitar que la ropa de verano absorba humedad, es importante conservarla en un lugar seco. Aún así, y de forma preventiva, es aconsejable meter en la caja o bolsa donde guardemos la ropa, bolsitas antihumedad o paquetes de gel de sílice.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión