«Las palmeras no son árboles» y otras curiosidades de la flora del hospital de Basurto
Baskegur descubre a los pacientes pediátricos del centro los secretos que esconden los jardines del centro sanitario
¿Ha visto alguna vez una secuoya gigante? Son majestuosas, el árbol más voluminoso del mundo, y puede vivir más de 3.000 años. Crecen ... de forma natural en un área muy pequeña de Sierra Nevada, en California (Estados Unidos). Y en el Hospital de Basurto. Bueno, este no es su hábitat original, pero un ejemplar que supera los 25 metros de altura tiene su hogar en los jardines del centro sanitario bilbaíno, junto a los edificios Revilla, Aztarain y Gurtubay. Estas, y otras curiosidades sobre la flora del centro sanitario, las han podido conocer esta mañana algunos pequeños pacientes ingresados –o que acuden a consultas externas– en el pabellón San Pelayo. Han salido de ruta por los patios de las instalaciones para encontrar, mapa en mano, las diferentes especies que conviven en ese pequeño bosque.
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La iniciativa, organizada por Osakidetza y Baskegur, entidad que reúne a asociaciones del sector forestal y de la industria de transformación, se enmarca en la séptima edición de la Semana de la Madera del País Vasco. Josu Azpitarte, de la agrupación del sector, ha ejercido de guía de niños, familias y personal sanitario. Aunque hay cerca de una treintena de variedades en el hospital bilbaíno, el tríptico que se ha repartido a los asistentes –y que estará a disposición de otros pacientes que acudan a Basurto– destaca diecisiete. No falta, por su puesto, la citada secuoya (hay otra roja), y tampoco las palmeras canarias, que, pese a su importante presencia en Bizkaia, han sorprendido a pequeños y mayores porque, ha revelado Azpitarte, «no son árboles». Son «hierbas grandes». «¿No son ni siquiera arbustos?», le han preguntado, asombrados. Y no, no lo son.
Machos y hembras
Lo que sí son, eso seguro, son plantas llenas de secretos. «¿Sabéis que algunas son machos y otros hembras?», ha cuestionado el experto. Las primeras no dan fruto; las segundas, sí. «Cocos, plátanos...», ha enumerado Ibai, uno de los pacientes. No. Las de Basurto arrojan dátiles.
Azpitarte, con estas curiosidades, ha querido trasladar a su público el mensaje de que se utiliza en demasiadas ocasiones el genérico «árboles». Y no hay dos iguales, ha insistido. Algunos, como la encina que se encuentra entre San Pelayo y Jado, dan bellotas, o como decían los niños, «comida para las ardillas»; y otros como el laurel ubicado junto a esa encina, cuyas hojas, muy similares a las de su vecina, solo podían diferenciar por el olor, «enriquecen los guisos y tienen propiedades medicinales».
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Todos los ejemplares del hospital, eso sí, tienen algo en común, «unas funciones muy importantes». Sirven para «limpiar el ambiente», por ejemplo. Aportan «sombra y humedad», ayudan a «reducir los ruidos»... Y sobre todo, «ofrecen un entorno más saludable y agradable», que no es poco.
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