Protesta contra las terrazas en muelle Marzana. Luis Ángel Gómez

Los vecinos dan la primera batalla en la guerra de las terrazas de Bilbao

Las asociaciones reclaman más restricciones antes de que el Ayuntamiento haga pública la redacción de la nueva ordenanza

Jueves, 11 de septiembre 2025, 13:48

Puede decirse que las asociaciones vecinales han lanzado un ataque preventivo, o que se han puesto la venda antes de tener herida. Pero lo que ... en todo caso han hecho ha sido dar el primer paso, marcar el territorio, en el conflicto que se avecina: la tramitación de la ordenanza que regulará las terrazas. El Ayuntamiento está redactando este texto, que busca conjugar los intereses de dos partes aparentemente irreconciliables. De un lado, la hostelería, sector esencial en la economía de una ciudad cada vez más volcada con el turismo y el ocio que tiene en estas terrazas una de las vías más efectivas de sacar adelante el negocio. Del otro lado están las asociaciones vecinales, muy activas en la denuncia del ruido que provoca el ocio nocturno por lo que afecta al descanso de los residentes. Pero también se quejan de la ocupación del espacio público, de lo difícil que es pasar por algunas zonas, de la suciedad que se deja...

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A finales del pasado mes de diciembre el Ayuntamiento presentó un borrador de ordenanza para regular las terrazas. Es una norma largamente esperada y más restrictiva que la actual: adelanta el cierre media hora, prohíbe las estufas de gas, pide uniformidad estética, aumenta el espacio que se debe dejar libre para el tránsito de peatones... En aquel momento, los empresarios calificaron la regulación como «un ataque directo contra la hostelería». Para las asociaciones vecinales, se sigue «privatizando» el espacio público y se elude adoptar medidas para preservar el derecho al descanso.

Como las posturas estaban muy distantes, se articuló un periodo de consultas con las partes afectadas, que se ha prolongado durante este año. Ahora queda la redacción del texto definitivo, cuyo contenido no avanza el Ayuntamiento. Luego pasará por el pleno municipal (no ocurrirá este mes) y se seguirá con la tramitación habitual, es decir, con la información pública y las alegaciones. Finalmente entrará en vigor en un momento inconcreto del año que viene.

La Policía no da de sí

Las asociaciones vecinales dan ahora la primera batalla porque estando así las cosas, sin grandes novedades, se han pronunciado este jueves para volver a criticar el borrador de la ordenanza. Es lo que ya habían hecho en su día. Y con los mismos argumentos. Pero la lectura de la maniobra es que quieren empezar a meter presión porque se huelen que la redacción definitiva de la nueva regulación no va a distar mucho de aquel borrador y, en todo caso, no va a estar a la altura de sus ambiciones.

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La Federación de Asociaciones Vecinales de Bilbao ha hecho público un escrito en el que da voz a los colectivos de residentes Uribitarte Anaitasuna, Ledesma, Muelle de Marzana y Bihotzean del Casco Viejo. Coinciden en que lo hasta ahora conocido «no resolverá el problema de la falta de descanso y la ocupación del espacio público generado por la masificación de las terrazas».

¿Qué proponen? Varias cosas. Lo primero, que «en zonas residenciales, las terrazas deben respetar el descanso de los residentes, garantizado un mínimo de siete horas de sueño». En cuanto a la ocupación del espacio público reclaman que se consideren «las características de la calle y el flujo de personas». «Esto evitaría la venta total del espacio público al negocio y garantizaría que las calles permanezcan accesibles para todos», añaden. Además, «se propone que las autorizaciones de terrazas se limiten para evitar aglomeraciones y facilitar el tránsito peatonal».

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Por otro lado, las asociaciones vecinales apuntan que «el problema principal reside en una incorrecta política de adjudicación de las autorizaciones intentando convertir lo que era un espacio peatonal de viviendas en una zona de copas». Por eso, en aceras de gran flujo peatonal consideran que «se requieren tres metros libres de obstáculos para asegurar un tránsito fluido». En calles peatonales, «se sugiere limitar la ocupación de terrazas al 30% del espacio disponible». También protestan las asociaciones de residentes por la falta de inspectores municipales que velen por el cumplimiento de la normativa y «la Policía, a la que nos remiten, no da de sí para atender estas cuestiones».

Es todo esto un modo de marcar el terreno que tendrá su recorrido y su desarrollo en los próximos meses. Pero el asunto viene de largo. En 2018 el Ayuntamiento ya había anunciado una nueva ordenanza sobre terrazas que era claramente restrictiva, que iba a recortar ampliamente el espacio ocupado por ellas. Pero con el coronavirus estos espacios cobraron importancia y se relegó la nueva normativa. Además, tras la pandemia, sobre aquellas cifras que ya se tenían por demasiado elevadas en 2018, el número de terrazas en el centro aumentó el 8%. Ahora, el gobierno municipal retoma su plan con las dificultades acostumbradas: los veladores se han convertido en casi imprescindibles para muchos negocios, y los ánimos vecinales no han hecho más que encenderse en todo este tiempo.

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