La Unidad de Género de Osakidetza atiende a 676 personas en una década

Los datos han ido creciendo progresivamente hasta 2019, año previo a la pandemia, cuando se registró el mayor número de pacientes, 143 en total. Cuarenta eran menores de 16 años, 27 tenían entre 16 y 18 y 76 eran adultos. El confinamiento y las medidas asociadas cambiaron la tendencia y tras la vuelta a la normalidad, la disforia de género sigue aumentando. Osakidetza planea crear un «servicio a la transexualidad» en cada territorio.

Otra de las ponentes, la jefa de la Sección Psiquiátrica Infanto-juvenil del hospital de Basurto, Arantza Fernández Rivas, confirmó que «la pandemia ha exagerado muchas cosas, entre ellas la disforia de género especialmente en mujeres». En 2022 «se ha duplicado la prevalencia entre adolescentes y adultos jóvenes y también de los tratamientos con bloqueantes hormonales». Dentro de un contexto en el que se han disparado «la depresión, la ansiedad, los trastornos de la conducta alimentaria, que se han multiplicado por cinco y los intentos de suicidio», también «han aumentado las consultas de disforia de género entre mujeres y afectados del espectro autista».

La especialista observa que se está dando una cierta «banalización de la decisión del cambio de género», ya que han detectado que el entorno, su familia, asume «con una facilidad pasmosa, por ejemplo, el cambio de nombre. En Basurto no les cambiamos el nombre. Necesitamos coherencia». Fernández Rivas cree que en el «caos» mental del adolescente se necesita un cierto reposo y asimilación. «Hay quien va ya por el tercer nombre», revela.

Luis Garrido, presidente de la sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, destacó que la conocida como 'Ley trans' tiene «luces y aristas». Según explicó, «permite el cambio de género, que no de sexo, porque no hay una intervención quirúrgica, incluso aunque te cambies el nombre. No se necesita un informe médico ni psicológico y además es reversible, puedes cambiar de opinión». La nueva norma prohibe «las terapias de conversión, incluso aunque el interesado dé su consentimiento».

La encargada del registro civil de Bilbao ya jubilada, Alicia Sánchez Sánchez, explicó que la inscripción exige dos comparecencias, con un periodo de reflexión de tres meses entre ambas. Una vez que el interesado se ratifica, el funcionario del Registro debe resolver en un mes, aunque es una decisión recurrible.

Los efectos del cambio de género se producen a partir de ese momento, por lo que el juez Garrido advirtió que no es posible utilizar esta estratagema en una denuncia por violencia de género. La ley deja además «a las federaciones deportivas la decisión sobre si alguien con cambio de género puede competir o no». «En el caso de que seis meses después te arrepientas, puedes volver donde estabas por el mismo procedimiento».