El udaleku de Bernedo solo aclaraba a las familias que había duchas mixtas cuando recibía quejas
Los organizadores ofrecían sus colonias en los colegios para practicar euskera y no hacían reuniones previas con los padres
En esta época en la que el control de todas las personas que realizan actividades con menores de edad se está estrechando, Sarrea Euskal Udaleku ... Elkartea iba a contracorriente. La asociación responsable del campamento de Bernedo, cuya actividad está siendo investigada por presuntos delitos sexuales después de que al menos una veintena de familias que enviaron a sus hijos e hijas al udaleku durante los últimos años hayan presentado denuncias, solo se comunicaba con los padres y madres por correo electrónico hasta el mismo día en el que dejaban a los críos en el autobús que les llevaba al campamento. Para cuando alguno de los monitores se presentaba a los padres la matrícula ya estaba pagada y la maleta hecha.
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«Te avisaban de que el crío había sido seleccionado y te detallaban la forma de formalizar la inscripción y el pago, o que para el turno elegido había lista de espera y que había otras opciones, pero poco más». Así lo relatan a EL CORREO varias familias y responsables de centros educativos de Bizkaia y Gipuzkoa en los que los responsables de las colonias –el Gobierno vasco las calificó el viernes como «clandestinas»– anunciaban su actividad.
Lo de anunciar es un decir porque los carteles que se colgaban en los colegios animaban a acudir explicando únicamente que el udaleku era una buena oportunidad para que los chavales siguieran hablando en euskera durante el verano, recuerda el director de un centro cercano a Getxo que autorizó a la agrupación a promocionarse repartiendo su publicidad en las instalaciones después de que contactaran «con el bedel». El papel impreso no hacía alusión a cuestiones como el feminismo y trabajo comunitario o 'auzolan' que Sarrea sitúa en el eje de su labor con los menores, y mucho menos a otras como que las duchas eran mixtas, o que algunos educadores se paseaban semidesnudos por las instalaciones de Bernedo.
Los responsables de la asociación solo daban explicaciones de estas últimas situaciones a través del correo electrónico cuando alguna familia se quejaba a toro pasado, después de que sus hijos les informaran a través de cartas que en muchos casos llegaban a sus manos cuando los propios críos ya estaban también de vuelta. «Respecto a las duchas, no se obliga a nadie y son mixtas porque no creemos en la diferenciación por sexos ni en la trascendencia que se da a los genitales (...) Dos educadores de diferente sexo se duchan con los niños porque son referentes y es importante demostrar que no pasa nada por hacerlo», se recoge en una respuesta remitida a una madre. Las bases del campamento sí que precisan en cambio que las visitas y llamadas telefónicas de familiares están prohibidas porque se considera que es «lo mejor para el funcionamiento» del udaleku.
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Vista la opacidad cabe preguntarse por qué los padres y madres enviaban a sus hijos e hijas al campamento sin mayor explicación y los dejaban en manos de gente a la que conocían por primera vez a la puerta de un autobús. Lo ha sugerido durante los últimos días también en alguna ocasión el propio consejero de Seguridad, Bingen Zupiria, al hablar del caso. Ha fallado el control administrativo pero quizá también el parental. «Yo mandé a mi hija y no tuvo ningún problema así que el siguiente verano funcionó el boca a boca y se apuntó media clase», relata una madre de un colegio de la margen izquierda.
Plazas gratis para vulnerables
Coinciden algunas de las fuentes consultadas en que, además de la seguridad que daba ver el campamento anunciado en el propio colegio y la posibilidad de que los críos practicasen euskera en vacaciones y no perdiesen el dominio logrado durante el curso, otro de los grandes atractivos de las colonias de Bernedo era su precio. Muy bajo si se compara con otros udalekus privados que se celebran en Euskadi. Las fuentes de financiación son en principio propias porque ninguna administración vasca ha reconocido que esté otorgando ayudas públicas a la entidad. La Diputación de Álava ha asegurado que desconocía incluso qué tipo de actividad se desarrollaba y la de Gipuzkoa ha apuntado que no tiene ningún tipo de relación con Sarrea.
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De hecho, las educadoras sociales guipuzcoanas que enviaron allí a varios menores tutelados –cuyas quejas están en el origen de la investigación abierta por la Ertzaintza el pasado enero y su derivación a un juzgado de Vitoria– lo hicieron porque fueron ellas mismas las que encontraron información del udaleku a título personal. Se da la circunstancia de que la lista de espera suele ser habitual para un udaleku con alta demanda. Aun así, Sarrea reserva siempre alguna plaza para chavales vulnerables. Este año ofrecieron a varios colegios vizcaínos la posibilidad de que enviaran de forma totalmente gratuita a varios alumnos sin recursos. El responsable de uno de ellos recuerda ahora con pesadumbre que uno de los seleccionados volvió «horrorizado».
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