«Yo no me hice bombero para colaborar en el envío de bombas que matan a la población civil»
A pesar del pánico a ser suspendido de empleo y sueldo, Ignacio Robles dice que volvería a negarse a controlar un cargamento de armas a Arabia Saudí
josé domínguez
Domingo, 16 de abril 2017, 01:50
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Se declara activista. Convencido y practicante. «Contra la guerra y sus injusticias». Desde bien joven participa en movimientos relacionados con la defensa de la igualdad, la ecología y las causas humanitarias, pero asegura que en los 17 años que lleva en el cuerpo de Bomberos de la Diputación de Bizkaia nunca había dejado que sus ideales interfiriesen en la faceta profesional. Hasta que el pasado 13 de marzo le encargaron dirigir un retén de prevención en el Puerto de Bilbao y adujo que su conciencia se lo impedía: el cargamento eran 26 contenedores de detonadores y explosivos con destino a Arabia Saudí, «o lo que es lo mismo, a la guerra de Yemen, donde esas bombas seguro que matarán a la población civil». En definitiva, Ignacio Robles se negó a participar en las labores de control y ahora siente pánico ante el expediente disciplinario que le han abierto: podrían suspenderle de empleo y sueldo durante «cuatro años». No deja de recibir apoyos y confía en que al final todo quede en agua de borrajas.«Pero que me pase esto por defender los derechos humanos...», reflexiona.
¿Cómo recibió la noticia de la posible sanción?
Con mucha preocupación y hasta con episodios de ansiedad. Cuando decidí plantear esta objeción de conciencia a mis superiores yo pensaba que las consecuencias no podían ser graves, teniendo en cuenta que no había hecho daño a nadie y que, al fin y al cabo, las bombas se acabaron cargando apenas doce minutos después. La verdad es que tampoco conocía ningún caso similar y, tras unas dudas iniciales, pensé que todo había quedado olvidado.
Realmente incumplió una orden y la objeción no parece servir de eximente en este caso...
Bueno, yo creo que todo fue un malentendido. Realmente ni siquiera me obligaron a hacer ese servicio después de alegar motivos de conciencia. Insisto, si analizan bien toda la información, las grabaciones y las declaraciones de las personas que participaron, deberían darse cuenta de que tampoco fue para tanto.
Pero, ¿lo volvería a hacer?
Me he replanteado mucho las cosas. Quizá no lo valoré bien y pensar que ponía en peligro a mi familia me estresó mucho. Pero, después de hablar con mi mujer, que me dice que estamos juntos en esto y vamos a salir juntos, lo tengo claro. No podía hacer otra cosa.
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¿Tan convencido está?
Soy bombero desde hace 17 años y hasta ahora creo haber hecho bien mi trabajo. Nunca he tenido queja de nadie. El problema es que me encomendaron una tarea que yo no puedo hacer: participar en un envío de armas que van a ser utilizadas para violar los Derechos Humanos.
Dejar de mandar bombas
Pero es obligatorio que los Bomberos vigilen la carga de explosivos o materias peligrosas para evitar riesgos. Si todos se negasen...
Es que yo no me niego. De hecho, la noche del mismo día que me negué a ir al puerto por lo de las bombas hubo otro cargamento de explosivos en otro barco. Y tras asegurarme que iba a un país diferente, que no tenía nada que ver con Arabia Saudí y la guerra, fui y lo hice. No tengo ningún problema en seguir acudiendo al puerto, pero no me convertí en bombero para colaborar en el envío de bombas que matarán a la población civil. Este trabajo no entra dentro de los principios fundacionales del cuerpo, de nuestro trabajo real, que es ayudar a la gente. Y no creo que resistirme me haga peor profesional.
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¿Qué le dicen sus compañeros?
Me apoyan, dicen que esto no puede ser. Algunos aseguran que, de conocer el fin de la carga como yo, no saben cómo habrían reaccionado. Incluso después de saber las consecuencias a las que me enfrento. Es de agradecer, pero nunca les he pedido que hagan nada, ni lo haré.
No son los únicos que le apoyan.
La verdad es que me llegan muchos mensajes. Uno me ha motivado especialmente porque viene de un buen amigo ingeniero que está con Médicos sin Fronteras en Siria y trata de garantizar el suministro de agua potable a Alepo. Me dice que allí "se está armando la de dios con los misiles. Si no nos plantamos donde se producen las bombas esto no va a terminar nunca compadre". Vamos, que si la gente que fabrica bombas deja de mandarlas a estos países dejarán de caer del cielo. Y no lo digo yo, lo dice la Unión Europea.
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Las redes sociales están que echan humo.
Es de agradecer el apoyo de la gente. Pero es que yo no veo lo que hice como una acción encaminada a generar esta repercusión supera ya las 155.000 firmas en la plataforma change.org. Para mí es algo privado. Pero la gente tiene que enterarse de la crisis humanitaria que se produce en guerras como la de Yemen, así que, aunque me sancionen, si lo que he hecho vale para algo, pues bueno... Pero que no me suspendan.
El asunto ha tomado tal envergadura que puede llegar hasta el Congreso de los Diputados e incluso el Parlamento Europeo...
Nunca me había visto en una como ésta y no sé cómo ni cuándo se va a resolver mi expediente. Meses quizás. Esto me está desbordando y durante todo este tiempo voy a vivir con el corazón en un puño.
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