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La presencia de amianto complica la extinción del incendio y el desescombro en Lemoa
Tres máquinas trabajan en el desescombro para intentar llegar al «foco» mientras el humo continúa afectando a las viviendas y empresas cercanas
El voraz incendio desatado en la madrugada de ayer en un pabellón de Lemoa que albergaba un taller de coches, una empresa de plásticos y ... viviendas es «complicado». En eso coinciden la treintena de personas que a lo largo de esta mañana siguen trabajando para lograr su extinción. El foco está «controlado», insiste el coordinador del operativo, el técnico de Emergencias del Gobierno vasco Alejandro Gómez, pero las labores irán para largo. Los operarios deben trabajar con «urgencia», pero también tener cuidado por la presencia de amianto. De hecho, en torno a las 10.30 horas, los recursos desplazados a la zona han tenido que desalojar a los curiosos que se acercaban por el riesgo de que el humo contuviera «partículas de fibrocemento».
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Al lugar, además de dos retroexcavadoras que comenzaron ayer a desescombrar, se ha movilizado una retroexcavadora giratoria de cadenas con pinza articulada para poder alcanzar las zonas menos accesibles. El objetivo principal es terminar con el fuego que persiste bajo las toneladas de material y, a partir de entonces, planificar la eliminación de todos los residuos.
En torno a las 9.30 horas se han reunido responsables de Emergencias, Bomberos, Ayuntamiento, Osalan, Ertzaintza y Dexber (empresa encargada de la demolición) para planificar el resto de la jornada. Hegoa Ozaeta, técnico de prevención de la firma de desescombro, reconoce que «no sabemos lo que nos vamos a encontrar debajo», en referencia a las decenas de coches atrapados y a los materiales de la compañía de plásticos. Se trata de un encargo «complejo», porque lo «habitual» es trabajar con «planificación», y en este caso es «una emergencia».
Mientras tanto, la empresa especializada en amianto montaba la caseta y el equipo «a la espera» de que les permitan acceder para retirar el fibrocemento. «El tejado era de uralita y tratermos de recuperar todo lo posible», precisan Julio César Fernández y Agustín Martínez, los operarios que tratarán ese material tóxico. Están «acostumbrados» a estar en contacto con el fibrocemento, aunque reconocen que «nunca» les había tocado algo así.
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Los vecinos del edificio más cercano, por su parte, continúan desalojados. Gómez, el coordinador del operativo, es «optimista» y confía en que a lo largo del día de hoy puedan volver, «con precauciones», a sus domicilios, aunque dependerá «de la dirección del viento».
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