«La corrección política dice que se puede hablar de todo... menos de religión»
La rectora defiende que el sistema de colegios concertados es el único que garantiza a los padres la posibilidad de elegir la educación que desean para sus hijos
César Coca
Sábado, 25 de febrero 2017, 01:41
Mirian Cortés es rectora de la Universidad Pontificia de Salamanca desde hace año y medio, una de las pocas mujeres en el mundo que están ... al frente de una institución académica de ese rango regida por la Iglesia. Catedrática de Derecho Eclesiástico del Estado, defiende la vigencia de los acuerdos con la Iglesia y es partidaria de que ambas partes se sienten a negociar algunos cambios, necesarios en un pacto que ya tiene casi 40 años. La rectora, cuyo despacho se abre al claustro barroco de la Clerecía por el que pasean algunos estudiantes, habla con naturalidad de la relación entre religiones y desmonta algunos tópicos sobre el catolicismo en España.
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Algunos partidos políticos están pidiendo la denuncia de los acuerdos Iglesia-Estado. Incluso lo han puesto en sus programa electorales. ¿Qué opina de ello?
Debemos aclarar varias cuestiones. La primera es que se trata de un asunto no solo político sino también jurídico de naturaleza internacional, según ha dicho el mismo Tribunal Constitucional. Esto se debe a la histórica consideración de la Iglesia como sujeto de Derecho Internacional. Algo así no existe en otras iglesias. Por supuesto el acuerdo de 1979 es revisable, por acuerdo de ambas partes.
Ya se han hecho revisiones.
Sí, y se han abordado de una manera bilateral, como debe ser en un texto de esa naturaleza. Denunciar sin más esos acuerdos no es legal ni democrático porque conculca la libertad religiosa. Pensaría lo mismo si se propusiera denunciar los acuerdos con las otras confesiones. Por supuesto, después de tantos años estaría bien sentarse y ver qué cambiar, suprimir o mantener. Hay que tener en cuenta que nuestra Constitución reconoce el derecho a la libertad religiosa no solo a las personas sino también a las comunidades.
¿Cuál es la huella más importante que tantos siglos de dominio social del cristianismo ha dejado en la sociedad española, ahora que la práctica ha descendido mucho?
Como madre con cuatro hijos en edad escolar, creo que la más importante es la educativa. Hay muchos colegios de entidades religiosas en España, y los padres nos decantamos por ellos porque nos dan confianza. Lo veo también con mis amigos, algunos de los cuales son católicos no practicantes, protestantes o ateos, y coincidimos todos. No tengo ninguna queja de la enseñanza pública, a la que también han ido mis hijos, pero en el ambiente de los colegios concertados hay determinados valores educativos que se cuidan especialmente.
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¿Y al margen de la educación?
Junto a eso, está la ayuda solidaria, la caridad. No hay una institución con una obra caritativa tan relevante como la Iglesia y eso la gente lo sabe.
¿Ve futuro a la fórmula de colegios concertados? También recibe muchas críticas en algunos ámbitos.
Es un asunto del que se puede hablar, por supuesto. La libertad de creación de centros docentes está en las leyes y me parece que los fines religiosos son tan legítimos como los comerciales u otros. Dicho eso, los colegios concertados garantizan el derecho reconocido a los padres por el artículo 27 de la Constitución de decidir qué tipo de educación queremos para nuestros hijos.
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Financiación
Pero en muchos países del entorno no existe un sistema así. Los católicos son colegios privados y las familias pagan en su totalidad el coste de la enseñanza.
Esa es la diferencia. Si no fuera por los conciertos, solo las familias con más recursos podrían enviar a sus hijos a esos colegios. Ello sin contar con que ahora mismo para el Estado supondría un problema económico grave sostener una red pública para todos. Si con este sistema estamos dando a los padres la posibilidad de elegir, por qué suprimirlo. A nadie se le obliga a enviar a sus hijos a un centro concertado. Y niego por completo que sean colegios de élite como dicen algunos. Cómo van a serlo si la asignación de centro es por proximidad al domicilio. Se dicen muchas cosas inexactas por desconocimiento de la realidad.
Hablemos del sistema de financiación de la Iglesia. ¿Qué opina del mismo?
El actual encaja en el principio de cooperación entre la Iglesia y el Estado. El anterior, la dotación directa, no era propio de un país laico con independencia entre ambos, y además condicionaba la autonomía de la Iglesia. Para el actual se llegó a un acuerdo aprobado en las Cortes. No sé si es el mejor, pero me parece válido.
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Otras confesiones no tienen nada parecido.
Es cierto, no han llegado a un acuerdo similar. Y no sé por qué no lo han negociado. No habría problema en poner otra casilla en la declaración de la renta.
¿La inmatriculación de conventos y catedrales no ha hecho daño a la imagen de la Iglesia? Cada vez que sale la noticia de la inmatriculación de una catedral y el mismo día se sabe de alguien que ha sido desahuciado algo chirría, ¿no le parece?
Quizá no se ha hecho en el momento más oportuno, pero la Iglesia se ha acogido a una norma legal. La Iglesia tiene un patrimonio que supone una riqueza inmensa y al tiempo una carga tremenda. No entiendo qué tiene que ver inmatricular una catedral para mantenerla abierta para todos con el problema de una persona en dificultades económicas.
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Pero no falta quien relaciona ambas cosas.
La inmatriculación no resta nada al compromiso social que de hecho realiza la Iglesia a favor de los más necesitados. Como le decía antes, hay una labor caritativa enorme que se hace a través de las parroquias. ¿Alguien quiere que los ayuntamientos se hagan cargo de las iglesias y de su mantenimiento? Sería un gasto enorme. Todo lo de la Iglesia repercute en el bien de la sociedad.
«Los símbolos van unidos a la libertad personal»
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- ¿Qué hacer con las cruces, las imágenes y otros elementos propios de la religión en los espacios públicos?
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- Entiendo que el Estado no tiene por qué colocar ningún símbolo. Es la persona que va a un colegio y la sociedad como grupo quienes tienen una religión. Si yo llevo un símbolo de la mía que no es peligroso en ningún sentido ni lo exhibo de manera amenazante, debe permitírseme.
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- ¿Usted es partidaria de que las mujeres musulmanas puedan llevar la cabeza cubierta por un pañuelo en ciertos espacios públicos?
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- ¿Por qué no, si lo hace libremente? ¿Qué daño puede causar? Otra cosa es si por llevarlo es objeto de ataques y ahí sí deberían intervenir las autoridades. Prohibir llevar un pañuelo debería ser algo excepcional que se justificara solo por la protección de un derecho mayor . Creo que estamos más ante un problema social que religioso. Pensamos con frecuencia que llevan pañuelo porque las obligan. Si es así, resulta claro que se trata de un ataque a su dignidad.
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- ¿Puede entrar a clase en esta Universidad una chica con pañuelo?
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- Sí.
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- ¿Qué opina de que en instituciones como Cáritas se hayan suprimido muchos elementos simbólicos para no molestar a quienes acuden a pedir ayuda si no son católicos?
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- Los símbolos van unidos a la libertad individual. Cáritas no tiene que renunciar a su identidad. No hay que hacer alardes pero tampoco ocultar lo que somos. No le veo sentido salvo en lugares en los que pueda ser un riesgo para la propia misión.
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- ¿Qué juicio le merecen las protestas que a veces se dan cuando se anuncia que se va a abrir una mezquita?
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- Para la convivencia no es bueno que se hagan protestas o vetos a los lugares de culto. Cuando los políticos van a dar una licencia para construir un templo deberían ver el peso social de esa religión y obrar en consecuencia. Por otra parte, puedo entender que en algunas zonas exista miedo. El problema para la convivencia es que el Islam no parece integrarse. Quizá cuando lleven varias generaciones viviendo aquí sí suceda. La Iglesia ha evolucionado más que el Islam.
¿Cómo acepta la Iglesia española el hecho evidente de que muchas personas, sobre todo inmigrantes, tienen otras religiones? ¿Cómo lo llevan aquí, en su Universidad, donde habrá alumnos no católicos?
Aquí la convivencia es perfecta. La condición es que quien viene a esta Universidad debe respetar el ideario católico. Respetarlo no es apoyarlo. El resultado es que incluso en muchas tareas de voluntariado de los centros participan jóvenes de distintas confesiones.
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¿Y fuera de la Universidad? ¿Cómo lo ve?
En Occidente no hay un problema de persecución religiosa como el que se da en Oriente. Y allí los perseguidos somos los cristianos. No estaría de más que las autoridades exigieran reciprocidad en el respeto. No está bien aprovecharse de que los cristianos no vamos a matar a quienes nos caricaturizan o critican. Dicho eso, la convivencia pacífica de religiones es uno de los logros de Occidente. Aunque también entiendo que pueda haber desconfianza en la población hacia los fieles de algunas confesiones. Sin embargo, no se pueden generalizar los fundamentalismos.
Diálogo entre religiones
¿Deberían tener algún papel los intelectuales en un diálogo entre confesiones? Ellos podrían sentar las bases de un entendimiento no sobre la doctrina sino sobre los valores que transmiten, que son los mismos o muy parecidos en la mayoría de los casos.
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Personas de distintas religiones e incluso ateos podrían hablar de valores para llegar a puntos de acuerdo. Se hace, pero un poco a escondidas. Llevamos tiempo padeciendo un complejo por haber sido durante tantos siglos católicos... Hay una corriente llamada progresista en muchos lugares que hace que esté mal visto hablar de religión. Es curioso pero sucede. Hoy la corrección política dice que se puede debatir de todo, menos de religión. Y se podría hacer un debate intelectual de mucha altura con las reglas del estudio y la libertad de pensamiento... Pero hay miedo al qué dirán.
Líderes políticos que exhiben su cristianismo luego mantienen posturas insolidarias y escasamente democráticas. ¿Hacen daño a la Iglesia de esa manera?
Sin duda. Causan un perjuicio porque no reflejan con sus hechos los valores de la Iglesia y el Evangelio. Ejercen su libertad pero con ello hacen daño. Deberían recordar el mandamiento «no tomar el nombre de Dios en vano».
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¿Imagina un futuro de la sociedad española en el que otra religión, presumiblemente la musulmana, tenga más practicantes que el catolicismo?
Ha caído mucho la práctica y eso es alarmante. Si no cambian algunas cosas, podríamos terminar así. Usted y yo no lo veremos, pero nuestros hijos quizá sí. La natalidad es el problema. Aquí se favorece el aborto más que apoyar la maternidad y la familia. Nuestra sociedad ha perdido muchos valores. La democracia necesit a valores para alejar el pelibro de la injusticia y la intolerancia.
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