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Vista de Santa Gadea del Cid.
Santa Gadea del Cid, ciudad amurallada en la tierra del Ebro

Santa Gadea del Cid, ciudad amurallada en la tierra del Ebro

Conserva el trazado callejero medieval y un castillo que fue de los Manrique de Lara. También tuvo una judería

Iñigo Muñoyerro

Jueves, 30 de marzo 2017, 13:51

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Entre los montes Obarenes y el Ebro se extiende una tierra burgalesa donde el tiempo se ha detenido. Había declinado con la emigración y tras la construcción de la autopista cayó en el olvido. Es comarca de robledas y encinares, campos de cereal y girasol. Y pueblos tranquilos. Entre ellos destaca Santa Gadea del Cid, que hasta la Edad Media se llamó Término. El topónimo perduró hasta el siglo XI cuando mudó a Santa Gadea. El Cid fue añadido en el XIX para distinguirla de Santa Gadea del Alfoz.

«A pocos kilómetros del desfiladero de Pancorbo, en la carretera de Vizcaya, radicando en provincia de Burgos, partido judicial de Miranda de Ebro, existe una villa amurallada íntegramente, como Ávila, Santa Gadea del Cid». Así evocaba en 1947 el escritor Azorín a este pueblo burgalés. Contaba con 600 habitantes y era una floreciente aldea agrícola y ganadera.

Venimos de Miranda por la Nacional. Al final de una recta destaca en el cielo la torre de un castillo. Es Santa Gadea villa que tiene desde 1973 rango de Conjunto Histórico-Artístico-Nacional.

Un paseo por el medievo

El casco urbano mantiene el trazado medieval. Además conserva parte de la muralla y dos de las puertas torreadas (siglo XV) de las cuatro que tuvo. La Sur o la torre de la antigua cárcel, frente a la picota, y la Central (Oeste). Controlaban el paso de viajeros y mercancías que debían pagar alcabalas.

Callejear es un paseo por el medievo. Las casas son de mampostería y adobe con tejas rojas intercaladas. Muchas están restauradas con gusto. Y algunas conservan los escudos heráldicos: el de Samaniego o el de los Núñez, con sus dos calderas. Y otros. Santa Gadea llegó a tener una judería cuyo recuerdo queda en la calle del mismo nombre. Al llegar la orden de expulsión (año 1492) la mayoría se convirtió.

En el centro está la plaza porticada. Allí encontramos la fuente y la magnífica iglesia de San Pedro, defensiva con la torre almenada. Antes se llamó Santa Gadea. Edificada en piedra de sillería roja (siglo XIII) sobre otra románica anterior. De esa época quedan tres capiteles y una inscripción con la consagración del templo por el obispo Mauricio (el mismo que mandó construir la catedral de Burgos), prelado entre 1213 y 1238.

El retablo es excelente. Obra de Juan Picardo, Corneilles de Amberes y Lope de Rueda, del siglo XVI. También cuenta con un museo diocesano.

Un camino cementado sube entre nogales e higueras a la fortaleza. Hasta la incorporación de Álava a Castilla defendía la zona fronteriza disputada a Navarra. Fue construida en el siglo XI (año 1012) y reedificada por Don Pedro López Manrique en el siglo XV. Luego fue de los Padilla, que tanto se significaron en la guerra de Comunidades.

Conserva la torre del homenaje elevada sobre la roca en el centro del patio de armas; también parte de la muralla. Desde lo alto (la torre está cerrada) abarcamos la población, la llanura cerealera y los montes Obarenes, pinares nevados en invierno.

Es momento de echar a volar la imaginación y rememorar razzias de moros e invasiones de franceses y navarros en tiempos ya lejanos.

Camino de Bozóo

Abandonamos la villa en dirección a los Obarenes. Allí está Bozóo. Antes, a cien metros, parada en la ermita de Las Eras. Románica del siglo XII es una iglesia pequeña de una nave, edificada con buena sillería roja en buen estado de conservación. Por algunos grabados en las piedras dicen que perteneció a los templarios.

A dos kilómetros está Bozóo. Una población agrícola junto a los pinares de la sierra famosa por sus numerosas fuentes. Hasta su puerta llegaban los lobos en los inviernos fríos de hace años. En el año 946 aparece citado en Valpuesta el monasterio de San Pedro y San Pablo de Rozó. Fue importante en la Edad Media. De aquellos tiempos quedan buenas casas. La plaza central es moderna, allí está el bar.

En la entrada se eleva la iglesia de San Julián y Santa Basilisa. Es un magnífico templo románico de los siglos XII/XIII. En la portada Sur presenta un arco decorado con figuras y motivos vegetales. En el interior conserva una pila bautismal románica. El retablo mayor es espectacular. Barroco, de madera de nogal sin dorar. Fue realizado por Domingo de Arana a mediados del siglo XVII.

El Espino y Ayuelas

Retornamos al cruce de Santa Gadea. Podemos continuar por la Nacional y llegar hasta el Monasterio de Santa María del Espino. Es abadía fundada en 1410 por una bula del papa de Aviñón Benedicto XIII sobre un santuario dedicado a la Virgen del Espino. La desamortización de Mendizábal lo clausuró en 1835. En 1879 pasó a manos de los Misioneros Redentoristas que todavía lo ocupan. Misa los domingos y abierto al público en bodas, bautizos y convenciones.

En dirección opuesta, hacia Miranda de Ebro, está Ayuelas encaramada en un altozano en cuyo punto más alto se eleva la iglesia de San Andrés. Templo de estilo gótico-renacentista construido entre los siglos XVI y XVII sobre otro anterior. Tuvo funciones defensivas, como lo muestra su torre almenada que domina la llanura del valle del Ebro.

La población vive del campo; cereal, girasol y remolacha principalmente pero hasta después de la Guerra fue la capital del chacolí de la comarca de Miranda. De aquello queda algún viñedo.

En Gorejo, el barrio de abajo, se enclava la joya de Ayuelas. Se trata de la ermita de la Virgen de Gorejo, en el centro de un prado. Románica de los primeros años del siglo XIII, obra de la que aún resta la portada norte.

Las iglesias de la orilla del Ebro

Ayuelas también es el punto de partida para descender a la orilla burgalesa del Ebro e iniciar un corto periplo en coche por el gótico y el románico rural que se refugia entre campos y alamedas.

En Guinicio, que perteneció al señorío alavés de Lantarón visitaremos la iglesia de Santa María. Está datada en el año 1054, pero el templo actual es gótico. El románico se adivina en la bóveda de cañón y en la pila bautismal. El retablo es renombrado. Fue labrado por el maestro Cerezo en el año 1558.

El templo de Montañana es románico de calidad (siglo XII). En esta localidad estuvo el monasterio de San Julián de Montañana (año 1022), en un paraje sin localizar.

Camino de Miranda se encuentra Suzana, donde hubo graveras que ahora se han convertido en estanques colonizados por carrizo y aves acuáticas. En la localidad pernoctó el rey José I Bonaparte en su huida a Francia. Cuenta con buenos edificios y una magnífica iglesia gótica, Santa María Magdalena (siglo XIV).

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