El proyecto de La Casilla no sólo suponía levantar un nuevo pabellón, sino que incluía un parking subterráneo y reurbanizar la plaza. Manu Cecilio

Pincha el plan para reconstruir La Casilla y convertirla en un polo de atracción de Bilbao

Queda desierto el «macrocontrato» para llevar a cabo la obra y la reurbanización del entorno a cambio de 40 años de concesión

Jueves, 28 de noviembre 2024, 01:33

No hay empresas interesadas en coger el guante lanzado por el Ayuntamiento de Bilbao y hacerse con lo que había definido como el «macrocontrato» de ... La Nueva Casilla. Se trata de uno de los grandes proyectos que desde hace años impulsa el equipo de gobierno con el ánimo no sólo de recuperar el equipamiento como referente deportivo con un espacio para Bilbao Kirolak, sino de convertirlo en polo de atracción para eventos y actividades diversas de cara a hacer de él un elemento «tractor de la ciudad y del territorio». Así lo definió el alcalde, Juan Mari Aburto, cuando anunció la licitación, el pasado mes de julio. Vencido el plazo, el proceso ha quedado desierto, según ha sabido EL CORREO.

Publicidad

Para comprender lo que ha ocurrido, antes hay que entender la naturaleza de este contrato. Lo que ha diseñado el Ayuntamiento es un procedimiento de concesión según el cual se buscaba adjudicar a una empresa el proyecto y la construcción de todo el paquete: tanto La Nueva Casilla tras tumbar la actual, como un nuevo parking subterráneo y la reurbanización de la plaza frente al pabellón. Y luego, darle a esa empresa la gestión del equipamiento durante cuarenta años para que pudiese rentabilizar la inversión -sería de, mínimo, 20 millones-. De esa manera, a la administración le viene a salir 'gratis' una nueva infraestructura en el corazón de la ciudad, de la que recupera la plena posesión al término de la concesión. Además, la operación se planteaba como primer paso para la regeneración urbana y reactivación económica de todo ese entorno y de la calle Autonomía.

Ambición

Aburto había planteado el proyecto como «el nuevo tractor económico de la ciudad y el territorio»

Una convivencia difícil

Lo que ha ocurrido es que el modelo no ha convencido a la iniciativa privada, sobre todo, por la convivencia de un espacio deportivo público con otro privado, lo que plantearía ciertas dificultades de gestión. Y eso pese a que el gobierno municipal lleva años preparando el terreno y negociando con distintas empresas para determinar qué hacer ahí, qué interesa y qué puede funcionar además de lo puramente deportivo. Se había pensado desde algo parecido a la Caja Mágica de Madrid para la organización de eventos, hasta en un spa, algún negocio hostelero de fuste...

Todo comenzó en febrero de 2022, cuando Aburto presentó una iniciativa que tenía como fin tumbar el equipamiento actual -construido en los años sesenta y muy infrautilizado desde hace tiempo- y levantar algo totalmente nuevo que sirviese, además, para reactivar toda esa parte de la ciudad desde una perspectiva tanto urbanística como de actividad cultural y de ocio. Hubo un diálogo competitivo con inversores y empresas -inmobiliarias y gestoras de equipamientos deportivos, esencialmente- con el fin de que el sector privado aportase ideas e iniciativas. Y en marzo de 2023, un año después, se presentó el estudio de viabilidad que precede a cualquier licitación de este tipo. Aquí, sobre el papel, sí salían los números.

Publicidad

La cifra

20 millones de euros

era la inversión mínima estimada por el Ayuntamiento de Bilbao para llevar a cabo el equipamiento más básico de todos los planteados.

Pero a partir de aquel momento la cosa se fue torciendo. El ánimo era licitar el contrato rápidamente y adjudicarlo a finales del pasado ejercicio, pero se fue posponiendo por las dificultades para elaborar unos pliegos que conjugasen los intereses públicos y privados; es decir, donde los primeros no neutralizasen la rentabilidad de la inversión.

Esto es lo que parece que ha hecho descarrilar el asunto. Cuando finalmente salió la licitación el pasado julio, el alcalde Aburto recordó los mimbres. En el nuevo edificio se pedía, como mínimo, un polideportivo que ofreciese una piscina y los servicios que facilita Bilbao Kirolak, porque este equipamiento pasaría a estar en la órbita de la sociedad pública y sería accesible para sus abonados con sus mismas tarifas. Además, la empresa adjudicataria podría ofrecer otros servicios para abonados propios que serían de su entera competencia y con el coste que quisiese. Todo esto, junto con un parking subterráneo de 350 plazas y la reforma de la plaza, era lo mínimo que se exigía. Pero también era esencial articular un uso complementario, un espacio para eventos, de cara a «impulsar la centralidad cultural, la captación y retención del talento» y fuese «referente y tractor de la ciudad y del territorio».

Publicidad

«En defensa de lo público»

Lo que no le ha cuadrado a las empresas es lo primero: tener que gestionar un equipamiento en la órbita de Bilbao Kirolak, con unos usuarios de la sociedad pública que compartirían actividades con abonados propios. La gestión sería compleja. Además, semejante operativa, de facto, abocaba a la iniciativa privada a gestionar un espacio durante cuatro décadas teniendo como 'socio' al Ayuntamiento, con el riesgo de bandazos y cambios de criterio que implica la dependencia política. Esa inseguridad habría sido determinante porque, ya se dice siempre, el dinero es cobarde.

Desde el equipo de Juan Mari Aburto señalan que el Consistorio lo que ha hecho es salir en «defensa de los abonados y el sistema de Bilbao Kirolak», evitando que se quebrase el modelo público. Además, se apunta a que la dimensión modesta que se había marcado para el gimnasio, a fin de que una gran estructura no 'barriese' a la competencia del entorno, también ha generado «dudas en cuanto a la viabilidad económica de la instalación».

Publicidad

Este pinchazo en La Casilla vuelve a poner sobre la mesa la preocupación sobre la capacidad que tiene Bilbao para atraer inversiones privadas en un momento en el que el desarrollo de zonas como Zorrozaurre o Artxanda también necesitan de una implicación empresarial que se ve renuente.

El equipamiento

  • La parte básica La Nueva Casilla debería incluir un polideportivo con piscina que se integraría en Bilbao Kirolak y estaría abierto a sus abonados con los precios habituales.

  • La parte ampliada La concesionaria podría tener, además, oferta deportiva propia con sus propias tarifas diferenciadas.

  • La oferta mejorada El Ayuntamiento quiere muy especialmente un equipamiento complementario para organizar eventos que sirva como «tractor urbano» y dinamizador cultural y económico.

  • 350 plazas debería tener según el pliego de condiciones el nuevo parking subterráneo que se incluye en el proyecto. También se contempla la reurbanización de la plaza.

  • 40 años era el periodo de concesión durante el que la empresa constructora podría gestionar los equipamientos para rentabilizar su inversión.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad