Once años de cárcel por violar a su hijastra en Bilbao desde que tenía 12 años
La Audiencia de Bizkaia condena al sujeto por las reiteradas agresiones a una joven que hoy tiene 27 años y «trata de salir del agujero»
Jazmín denunció a su padrastro porque quería justicia. Sabía que el proceso judicial no le iba devolver la infancia que le robaron ni iba a ... hacer desaparecer los traumas que arrastra por todas las agresiones sexuales que empezó a sufrir cuando apenas tenía 9 años. Pero necesitaba una reparación. Entre otras cosas, porque su madre defendía a su marido por encima de todo. Y porque esta joven de 27 años empezó a sufrir pesadillas poco después de marcharse de casa -fue entonces cuando se dedicó a denunciar los hechos- y ha intentado quitarse la vida varias veces.
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Jazmín todavía hoy trata de salir del agujero en el que cayó por unas agresiones que se prolongaron durante al menos un lustro. Pero ha recibido un importante empujón en su lucha por salir adelante después de la sentencia de la Audiencia de Bizkaia que ha condenado a once años de prisión a su padrastro.
Las magistradas consideran probado que el hombre cometió un delito continuado de agresión sexual a una menor de edad con «penetración y prevalimiento de situación de superioridad». El fallo, que es recurrible ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, también le impone una orden de alejamiento de la víctima durante 12 años, le prohíbe ejercer cualquier actividad profesional con menores de edad durante 10 años y pide que el condenado indemnice a la chica con 35.000 euros por perjuicios morales.
A pesar del tiempo transcurrido respecto a los hechos denunciados, la clave de la sentencia condenatoria ha sido la declaración de la propia víctima, «coherente» y sin «contradicciones relevantes». Un testimonio que no ha cambiado en «sus aspectos esenciales» desde que puso la denuncia y hasta que tuvo que volver a declarar en el juicio. «Su testimonio es claro, sin ambigüedades de ningún tipo, ausente de contradicciones y preciso», recalcan las magistradas, que también descartan que la declaración de la víctima esté motivada por sentimientos de resentimiento, venganza o enemistad con el acusado.
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«Realidad familiar compleja»
Además del testimonio de la víctima, otra de las claves son los informes de los peritos que han participado en el proceso judicial. Las expertas médico-forenses subrayan que Jazmín fue víctima de una «realidad familiar compleja y cronificada en una familia marcada por la ley del silencio». Entre otras muchas cosas, también apuntan que sufrió «violencia sexual cronificada en el tiempo, con una severidad creciente». E insiste en que una de las peritos destacó que «no detectó signos de fabulación en el relato, que era creíble» y que «las contradicciones en que pudo incurrir se encuentran dentro de la normalidad».
Lo que no ha quedado acreditado es que su padrastro la prostituyera con algunos de sus amigos. La Audiencia de Bizkaia considera que «no se ha contado con prueba alguna, más allá del relato de la víctima que en este particular se aprecia insuficiente al conllevar necesaria la intervención de terceras personas de cuya existencia ni siquiera se ha tenido constancia en la causa».
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La Justicia ha dado la razón a Jazmín y, con el tiempo -cree-, le ayudará a cerrar heridas. Pero en una conversación con EL CORREO reconoce que todo esto le ha removido tanto que apenas duerme y le asaltan continuos terrores nocturnos. Sólo espera poder avanzar y dejar de tener miedo a las noches.
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