El derribo de tres inmuebles acelera el encauzamiento del Ibaizabal

El encauzamiento del río Ibaizabal toma, tras meses de retraso, velocidad de crucero y encara el principio del fin. La Agencia Vasca del Agua-URA ha demolido esta semana los tres edificios que se encontraban junto al cauce en los términos municipales de Zaratamo y Galdakao y que han sido durante meses un auténtico quebradero de cabeza para la entidad, puesto que el tajo no podía comenzar sin sacar fuera del tablero las viviendas. En concreto, el número 2 de Arkotxa y los números 62 y 64 de la calle Txomin Egileor de Galdakao.

El cambio de siglas, a favor de EH Bildu en los dos ayuntamientos tras las elecciones municipales de 2019, y su adaptación a la gestión municipal, ralentizó el procedimiento de desalojo y no fue hasta mayo del año pasado cuando se iniciaron los trámites de expropiación de los tres inmuebles. A pesar de que la intención de la agencia vasca era comenzar a «finales de 2019» -tres años antes se había concluido el tramo anterior-, la nueva fase no pudo dar los primeros pasos hasta el pasado mes de diciembre.

Incluso de forma inusual para desbloquear la operación, URA habilitó una partida económica para costear las cargas que se derivasen de la operación de embargo y a las que habitualmente hacen frente los ayuntamientos de los municipios en los que interviene el Ejecutivo autonómico.

Al ubicarse junto a la carretera BI-3720 que sirve de conexión a ambas localidades, los operarios han tenido que adoptar medidas en materia de seguridad como cerrar la zona de actuación, y señalizar y balizar el lugar para evitar el tránsito peatonal. Y es que la pasarela que sirve de salida del barrio y que utilizan a diario centenares de vecinos de Zaratamo aterriza junto a las viviendas. Una vez resuelto el derribo se podrá continuar la ejecución de una fase que afronta la merma del caudal río arriba para evitar así las inundaciones que cada cierto tiempo anegan los barrios de Zuazo y Bengoetxe de Galdakao.

La intervención, una de las más importantes en los cauces que impulsa el Gobierno vasco, permitirá evitar crecidas en «cien años», así como las imágenes que dejaron las inundaciones de 1983 y que pusieron en jaque a Bizkaia. A día de hoy el Ibaizabal, de igual forma que sucedía con el Nervión antes de actuar, no cuenta con una «sección suficiente» para contener las crecidas, sobre todo en momentos en los que las precipitaciones son intensas, una circunstancia que con el cambio climático y en un futuro pueden ser todavía más virulentas. Pero además, el Ibaizabal es el río «más caudaloso» de Euskadi, lo que genera peligro para la población, pero también para la industria que durante décadas se ha ido asentando junto a los márgenes. De hecho, es una «obra prioritaria», según explicó la viceconsejera de Medio Ambiente, Amaia Barredo, en la presentación del proyecto.

Las obras tendrán una duración de 15 meses y una inversión final de 9,5 millones de euros, 1,6 millones de euros menos de lo previsto inicialmente. Se rebajará la cota del lecho rocoso, incrementando la capacidad hidráulica hasta 800 metros cúbicos por segundo. Para lograrlo, será necesario excavar 190.000 metros cúbicos de roca y tierra, el equivalente a 19.000 camiones.

Seguramente la actuación más importante en esta fase se desarrollará en el puente del Mercadillo, catalogado por el Gobierno vasco como Bien Cultural. A los cuatro arcos existentes se sumará uno más para evitar el tapón hidráulico que se genera y que impide el acceso a la zona industrial. Otro de los hitos se ejecutará en el puente de Plazakoetxe.