Miradores en dos grandes parques en Zorroza y La Peña para observar aves, nutrias y sábalos

Sin embargo, en ambos emplazamientos se pretende acondicionar sendos espacios para disfrutar de la biodiversidad. En la parte de abajo de Bolueta, el Ayuntamiento prevé un lugar de avistamiento de aves, y en el Cadagua habrá algo similar para presenciar la remontada contracorriente de los sábalos. Javier Franco San Sebastián, investigador de Azti, explicó ayer que se trata de una especie que, con la mejoría en la calidad del agua, llega a desovar aguas arriba. La dinámica es similar a la del salmón: vive en el mar pero se reproduce en agua dulce. Esta especie ya es visible tanto en el Cadagua como en el Nervión.

También ha regresado la nutria, un buen termómetro para medir la recuperación de la ría. Se han visto ejemplares en La Peña. ¿Y en el Cadagua? «No en el municipio de Bilbao», asegura Franco. Pero sí están ya en Balmaseda. En términos naturales, a tiro de piedra. Y eso quiere decir que «con seguridad», salvo que hagamos muy mal las cosas, llegarán más pronto que tarde al entorno de Zorroza.

El regreso de esta especie es relevante porque son animales que «necesitan tranquilidad y un medio natural en buenas condiciones, lo suficientemente limpio». Ahí hemos ganado mucho. Recuerda el investigador de Azti que a principios de los años 90 del siglo pasado, «cuando se empezaron a depurar las aguas», la saturación media de oxígeno en la ría de Bilbao era del 40%. En las estaciones del centro de la ciudad, donde el agua era de peor calidad, bajaba al 20%. Y había momentos del 0%. Es decir, anoxia. Ninguna posibilidad de vida.

¿Cómo estamos ahora? El experto habla de una saturación media del 85%, más del doble que hace treinta años, y en las zonas en peores condiciones entre el 70 y el 80%. Resumiendo: el revolcón ha sido enorme. «La oxigenación del agua es una variable clave para la vida en el estuario», certifica Franco. Eso sí, también apunta que hay zonas, como los márgenes del Cadagua, que aún tienen «mucho potencial de mejora». Como queda mucho que hacer y también que aprender, Fran Víñez, el asesor de Alcaldía en proyectos estratégicos, avanzó que se quieren impulsar proyectos de investigación en las zonas naturales.

Lo cierto es que el estudio del medio ha de ser constante, porque la ría es un organismo vivo. Lo dejó muy claro el ingeniero de caminos Néstor Urrutxua, de Typsa. Como en casi todos los cauces, hay puntos en los que se acumulan materiales, en otros se produce erosión... Las cosas van cambiando con las corrientes de agua. De manera que los calados también pueden variar. Así que este experto, en su parte del estudio, ha recomendado hacer batimetrías (medir la profundidad) cada dos años para conocer de esa manera cómo va cambiando el lecho del Nervión.