Se reactiva la descontaminación de la escombrera de Santurtzi con lindano para recuperar la parcela

El problema de contaminación existente en la antigua escombrera de Etxe-Uli, en Santurtzi, sigue siendo un quebradero de cabeza. En el solar, ubicado a las afueras del populoso barrio de Kabiezes, hay enterradas más de mil toneladas de lindano que se filtran al arroyo Ballonti, lo que desencadenó en 1997 la primera condena penal del País Vasco por un delito ecológico, con seis meses de prisión y una multa de 10.000 millones de las antiguas pesetas para su administrador. En 2015, sus dueños fueron de nuevo condenados a pagar 480.000 euros.

Desde entonces, el solar está vacío. La parcela es de 68.000 metros cuadrados, una superficie similar a siete campos de fútbol, y las instituciones siempre han tenido en mente su descontaminación con el objetivo de recuperarla para uso público. De hecho, en las pasadas elecciones municipales del mes de mayo, tanto el PNV, en el equipo de gobierno, como el PSE, anunciaron proyectos de calado para la parcela, los primeros específicos hasta la fecha. La formación jeltzale planteó la regeneración del solar como espacio para nuevas actividades económicas que generen puestos de trabajo, mientras que los socialistas lanzaron la idea de ubicar una estación de autobuses, la primera del municipio.

Queden o no los proyectos en agua de borrajas en un futuro, lo que es cierto es que nada se puede materializar sin descontaminar la parcela. Un proceso que supone un pico y del que se quiere hacer responsable a la propietaria del terreno, la Explotadora de Tierras Echeuli S.A. Los intentos del Gobierno vasco y el Ayuntamiento de Santurtzi en estos años han sido infructuosos.

Sin embargo, ahora ambas administraciones han reactivado la descontaminación del solar con una reunión que tuvo lugar la semana pasada para estudiar los posibles desarrollos del ámbito en cuestión y para instar a los dueños del terreno a adoptar medidas que permitan eliminar de una vez por todas cualquier rastro de sustancias nocivas para la salud de la ciudadanía. Eso sí, según ha podido saber este diario, cualquier proyecto no podrá ser ejecutado hasta que se apruebe el nuevo PGOU de Santurtzi, que está en proceso de renovación desde hace varios años.

El lindano es un compuesto químico cancerígeno para los seres humanos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Informes realizados por IHOBE -Sociedad pública de gestión ambiental del Ejecutivo autonómico- en 1992, 2006 y 2009 constataron la existencia de esta sustancia tóxica, así como de otros productos peligrosos, como zinc, níquel, mercurio, cadmio, arsénico, cromo, cobre y fenoles.

El pasado año el grupo EH Bildu en Santurtzi reactivó el problema existente con nuevas mediciones, por medio de una empresa privada. Los resultados del análisis fueron «más que concluyentes», apuntó Oskar Lorenzo, coordinador de la formación soberanista en la localidad. Demoledores. Se detectó una concentración de lindano de 0,694 microgramos por litro, cuando el máximo admitido es de 0,04. Es decir, «17 veces superior a los límites que establecen las normas de calidad ambiental vigentes», arguyó.

Así, en febrero de 2018, la coalición abertzale denunció ante la Fiscalía Superior del País Vasco la situación de «dejadez» de la antigua escombrera. De la misma manera, por iniciativa del grupo Ekologistak Martxan, el problema se llevó al Parlamento vasco, donde se aprobó por unanimidad una proposición no de ley que reclamaba a los gobiernos autonómico y central medidas para solucionar los problemas por la contaminación por sustancias peligrosas. «Pero mil toneladas de lindano siguen enterradas y filtrándose al arroyo Ballonti y nadie hace nada», zanjó el portavoz de la formación abertzale.