Las primeras tronzalaris de Barakaldo

Olaia Niño, Haizea Marijuán, Maite Elguezabal y Naroa Martínez han hecho historia este pasado domingo en la Euskal Jaia que se celebró en el barrio baracaldés de San Vicente. Las cuatro, en parejas, se convertieron en las primeras tronzalaris de la localidad fabril que han mostrado su destreza ante el público, como miembros de Gorostiza Herri Kirol Kluba, la única entidad dedicada al deporte rural vasco que existe en toda la Margen Izquierda.

Surgida en 2019, cogió el testigo de la escuela impulsada hace décadas por la familia Larrea, que llevaba a los chavales del barrio por todo Euskadi practicando las distintas modalidades de los herri kirolak. Ahora esto mismo, por primera vez, lo harán también varias mujeres. «Yo tenía la curiosidad, ya conocía a gente que estaba en el club y hacía aizkora, y un día me animé a probar», cuenta Olaia Niño. Enfermera de profesión, siempre que los turnos se lo permiten intenta sacar tiempo para entrenar. «Cuando me enteré que no había chicas me dieron más ganas todavía de meterme, para que se nos vea, y para darlo a conocer», declara.

Su compañera Haizea Marijuán, que es también pelotari, se animó a dar el paso tras conocer a un integrante del club. «Me estuvo hablando de ello y decidí probar», declara, asegurando que en toda la comarca no se ven mucho este tipo de pruebas. «Los jóvenes deberían de acercarse más a los herri kirolak, probar a practicarlos y darles mucho más valor. Hay gente, sobre todo del centro de Barakaldo, que ni sabrá que esto existe, y que es de aquí», afirma esta nueva tronzalari.

Maite Elguezabal, que actualmete enseña euskera en un euskaltegi, admite que empezó en esto tras una noche de fiesta, «al pique y con la broma». Ella fue la encargada de convencer a Naroa Martínez, profesora de música en Secundaria, de sumarse al equipo. «Estoy nerviosa porque es la primera vez que nos ponemos delante de la gente, pero a la vez para mí hacer tronza es muy satisfactorio. Acabo el corte y me voy siempre a casa con una sensación muy buena», explicaba antes de la exhibición.

Cada una de las dos parejas hizo cuatro cortes a un tronco de madera de pino de unos 35 centímetros. «Esto es mucho de resistencia, mueves las piernas, los brazos, la cintura…», explica su entrenador, Peru Maza, quien asegura que para el poco tiempo que llevan, unas semanas, «lo hacen muy bien». «Les falta coger algo de fondo, pero es normal, poco a poco», añade, con orgullo de ver que estos deportes logran captar a mujeres jóvenes.

El futuro parece también asegurado desde abajo, ya que esta entidad cuenta con una escuela compuesta por una veintena de niños, de entre 8 y 11 años, que entrena en el polideportivo de Gorostiza. Para tratar de que el proyecto de los mayores crezca, desde el club confían en poder tener en un futuro próximo una zona específica de entrenamiento para ellos, junto al carrejo. «El Ayuntamiento nos lo prometió y está aprobado», subraya Maza.

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