La construcción del instituto Trueba de Barakaldo suma un nuevo retraso

Seis años después de su repentina clausura tras ser detectados problemas graves en el hormigón, que provocaron su demolición en 2020, el instituto Trueba de Barakaldo continúa siendo un solar. Varias circunstancias han ido retrasando la puesta en marcha de unas obras muy esperadas que, pese a haber sido presentadas ya por fin el pasado mes de mayo, han sufrido un nuevo contratiempo que dilatará nuevamente los plazos.

Y es que después de la publicación en junio del expediente en el perfil del contratante, se han detectado errores en la documentación técnica, en concreto por la falta de un estudio geotécnico y de varios planos; y por la necesidad de llevar a cabo una mejor elaboración de los costes directos del presupuesto, al no estar algunos porcentajes «correctamente reflejados». Todo ello se evidencia en una resolución que lleva la firma de Xabier Aizpurua, viceconsejero de administración y servicios del departamento de Educación del Gobierno vasco, que ha aprobado la modificación de la documentación técnica, indicando que por tanto se «retrotraen» las actuaciones del contrato del nuevo edificio para el instituto Trueba. O lo que es lo mismo, la licitación vuelve al inicio, fijándose otro plazo para la presentación de ofertas y para su posterior análisis, pasando del mes de julio al de septiembre.

Estos trabajos, que la intención es que arranquen en los primeros meses de 2025, tras una inversión de algo más de 23 millones de euros, se prometieron en un inicio, a las familias de los 408 escolares que tuvieron que salir de urgencia y nunca más volvieron a este edificio, que estarían listos en 2023, fijando ese año como el del regreso a las aulas en este lugar, junto al bidegorri, en el barrio de Lasesarre. Pero lo cierto es que, si todo sale más o menos según lo previsto, la actividad educativa volverá nueve años después del cierre del anterior edificio, en 2027, ejercicio en el que se contempla dejar listo y operativo este instituto.

La pandemia primero y la guerra de Ucrania después, con todas las consecuencias que se han generado de falta de suministros y encarecimiento de materiales, propiciaron la acumulación de varios retrasos. Esto ha hecho que los más de 600 alumnos que se forman en Trueba –pese a su traslado han crecido las matrículas–, continúen desplazados a más de un kilómetro, a las afueras de Barakaldo, en la antigua escuela de Ingenieros de Minas, donde lidian con varias carencias, como la falta de instalaciones deportivas. Esta tardanza también ha provocado que muchos menores, que completan sus estudios de Secundaria y Bachillerato, lo hagan sin haber pisado el nuevo emplazamiento.

Trueba, como ya han anunciado, será un «bloque compacto» de cuatro alturas, con un parking subterráneo, y será construido en forma de 'C', paralelo a la calle Aldapa. En el espacio exterior destacará «un amplio porche», y dispondrá de un gimnasio con vestuarios, y de una pista deportiva cubierta, a modo de prolongación del edificio principal. Tendrá 24 aulas de ESO y 8 de Bachillerato, además de otras de desdoble y para seminarios, junto a tres laboratorios, una biblioteca y un salón de actos, entre otras dependencias. La alcaldesa del municipio, Amaia del Campo, en una conversión reciente con EL CORREO, manifestó su deseo por ver iniciadas ya las obras. «Teníamos claro que el proyecto educativo de Trueba tenía que mantenerse unido para que siguiera vivo cuando llegara el nuevo edificio. Va a quedar un centro muy bonito, muy amable, con un concepto mucho más abierto al barrio», ha declarado.

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