50 años repartiendo ilusión en Barakaldo
La administración de lotería Betés celebra medio siglo de vida con la esperanza de festejar esta cifra redonda con el Gordo de Navidad
Hace cincuenta años que María Teresa Moliner y su hijo Joaquín Betés decidieron cambiar de vida, dejando atrás el duro trabajo en el campo, en el municipio turolense de Ejulve, para hacerse cargo de una administración de lotería en Barakaldo, a través de un conocido. María Teresa fue la primera titular, luego Joaquín, junto a su mujer Mari Carmen Ibáñez. Actualmente este negocio, situado en la calle Merindad de Uribe, lo regentan los sobrinos de este hombre, Carlos Sanz y su hermano Ángel, quienes celebrarán con su clientela y amigos una pequeña fiesta en la tarde de este miércoles, en la que no faltará el jamón de Teruel, para conmemorar este medio siglo en el que la familia no ha dejado de repartir ilusión entre los vecinos de Barakaldo.
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«Antiguamente las licencias de loterías se otorgaban a las viudas o a las víctimas de la guerra. En el caso de María Teresa, sufrió el fusilamiento de su marido, de sus dos hermanos y de su padre, y nunca encontraron los cadáveres. Ellos trabajan allí de sol a sol y por lo justo, y al hablarles de la posibilidad de poder venirse a regentar este negocio no se lo pensaron mucho viendo que esta era una zona en auge, con mucha industria y población», explica Carlos a este periódico desde la trastienda de la administración, mientras su hermano Ángel atiende a los clientes.
Este fue uno de los tres primeros despachos de lotería de la urbe, ahora hay más de veinte
Al principio, éste fue uno de los tres primeros despachos de lotería que hubo en la urbe fabril. «Vendían una barbaridad de papel», cuentan. Ahora existen más de una veintena. Quienes en la actualidad reparten suerte en este lugar cursaron estudios de electrónica, pero decidieron hace unas tres décadas mantener vivo el legado Betés y sumarse al negocio familiar.
«Para poder vender y salir adelante tenemos que movernos mucho, no quedarnos solo en el mostrador, buscando empresas, colegios, asociaciones o locales de hostelería sobre todo de cara a Navidad, ofreciéndoles comprar sus décimos en nuestra página web», han afirmado. También cuentan con varias peñas –hace diez años repartieron un millón de euros–, creadas hace dos décadas, y aseguran que casi todos sus clientes son gente del barrio, «personas a la que podemos llamar por el nombre».
3.000 clientes a la semana
Los hermanos Sanz esperan poder festejar a lo grande los 50 años de vida de este negocio el próximo 22 de diciembre, dando el Gordo en el sorteo de Navidad. «Esa cita supone para nosotros el 50% de la facturación de todo el año. En 2014 ya dimos un cuarto premio, un tercero en 2011, y tenemos la asignatura pendiente del primero y el segundo, y qué mejor que este año», declara Carlos entre risas.
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«Todas las semanas pasan por la ventanilla unas 2.000 o 3.000 personas, y a todos ellos les vendemos una ilusión. Cuando le toca a uno de ellos algo la satisfacción que nos produce y el subidón es increíble», han asegurado. Por esta administración fabril ya se empieza a notar la ilusión del gran sorteo del próximo mes. «Aquí no tenemos nevera pero si toca ya iremos a por botellas de cava fría al bar de al lado para brindar entre todos», apuntan esperanzados.
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