Kepa Acero:«Cuando viajas solo, la gente es más receptiva y acabas haciendo familia»
Ya alejado de la competición, el ‘rider’ getxotarra recorre el mundo con una cámara que inmortaliza sus hazañas sobre las olas
iñigo sánchez de luna
Miércoles, 19 de octubre 2016, 12:19
Unas tablas, una cámara y una maleta son suficientes para que el surfista getxotarra Kepa Acero se embarque en una nueva aventura, la mayoría en solitario, en busca de la mejor ola y de conocer otras culturas. Su experiencia arrancó hace ocho años y le ha llevado a recorrer los cinco continentes durmiendo en el desierto o sorteando el frío glacial en la Antártida. Todo ello con el único objetivo de llevar el surf a «una dimensión más humana». Todas sus andanzas se pueden disfrutar en su web.
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¿Como comenzó en el mundo del surf?
Fue de manera totalmente casual. Mi aita y ama son del Casco Viejo de Bilbao y Durango, así que no tenían ninguna relación con la mar. Por cuestiones laborales vinieron a vivir a Algorta, y ahí fue cuando mis hermanos y yo nos adentramos a finales de los 80 en el mundo del skate y del surf. A Iker se le dio muy bien, y a Eneko, excepcionalmente. En dos años quedó campeón de Europa y comenzó a viajar por el mundo y a mí me tocó heredar sus tablas.
¿Comenzó compitiendo?
Competí de manera oficial hasta los 27 años y me encantaba. Pero era una etapa totalmente diferente en la que estaba mucho tiempo viajando por el mundo, pero al circuito mundial siempre vas a la misma playa y hotel. Tenía la sensación de que al final no conocías nada de esos lugares ni a sus gentes.
¿Cuándo adoptó la decisión de dar un giro a su carrera?
En 2008 estuve en una charla de los hermanos Pou, dos montañeros que presentaban su proyecto Siete paredes, cinco continentes y cuando volví a casa me propuse hacer lo mismo pero con el en surf, dar una vuelta al mundo en solitario sin los rigores de la competición.
¿Qué buscaba?
Encontrar olas y también conectar con gente de otras culturas, llevar todo a una dimensión más humana. Mi primera escala fue Namibia, y estando allí pasé bastantes días durmiendo solo en el coche. Para documentar cómo surfeaba se me ocurrió poner una cámara sobre un trípode orientada hacia el mar. Subí un vídeo a las redes sociales y, para mi sorpresa, al día siguiente tuve miles de visitas. ¡Resultó una experiencia increíble!
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¿Fue ese momento un punto de inflexión?
Por supuesto. Se convirtió en mi manera de vivir. Los sponsors comenzaron a ayudarme económicamente en mis viajes. Han pasado un montón de años y así sigo.
¿Qué le ha marcado más?
Han sido muchos viajes pero creo que la primera vez que fui a Namibia, iba un poco preocupado debido a que tenemos el concepto de África como un lugar muy peligroso. Nada más lejos de la realidad. Resultó una experiencia humana fascinante. Cuando viajas sin compañía, la gente se muestra más receptiva y se establece una relación increíble. Acabas haciendo una familia en cada sitio por donde pasas.
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¿Cuánto viajes ha realizado ya?
El primero fue por cinco países, y después he estado en Australia, Indonesia y Chile. Luego realicé otro desde Alaska a la Patagonia chilena. También a la India, y a las Galápagos. Pero queda mucho por recorrer.
Recientemente ha regresado de China, donde ha participado en un campeonato junto a su hermano Eneko.
Tengo totalmente abandonada la faceta competitiva. Pero era un evento especial donde debes surfear una ola más parecida a un tsunami que a una convencional. Nos invitaron y fuimos. La verdad que lo pasamos muy bien. Hacía muchos años que no viajábamos juntos, porque mi hermano tiene familia.
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¿Qué planes de futuro tiene?
Un recorrido en bicicleta por Escocia, y después Guillermo Cervera, un fotógrafo de guerra que está dando la vuelta al mundo en velero, me ha invitado hacer el trayecto Madeira-Islas Canarias.
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