«Hay que extender los valores de la ciencia»

El año que se ha ido ha amplificado lo mejor y lo peor de nuestra sociedad. Entre los aspectos positivos hay que destacar la valoración de la ciencia más allá de los círculos académicos y científicos. No es para menos: en un tiempo récord se han encontrado no una sino varias vacunas. Este desarrollo científico altamente eficiente se ha beneficiado de la colaboración internacional y de la público-privada.

Además, una de las vacunas, la comúnmente denominada Pfizer-BioNTech, es el resultado de la colaboración entre una gran empresa norteamericana y una 'spin-off' de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz, fundada por un matrimonio de profesores alemanes de origen… ¡turco! Un buen ejemplo para que algunos enemigos de la inmigración se piensen dos veces el precio de excluir a las personas e impedirles que desarrollen plenamente sus capacidades en sus países de acogida.

En 2021 vamos a asistir a avances enormes en neurociencias, exploración espacial, biomedicina, nanociencia... Deseo, y espero, que no se produzca lo que la revista 'Nature' ha llamado la 'covidización' de la ciencia, según la cual las instituciones públicas podrían volcarse de forma excesiva en la investigación sobre pandemias como la Covid-19, en detrimento de otros campos no menos importantes, sabiendo que ello podría ser aceptado por la ciudadanía, dada la situación de emergencia sanitaria.

También espero que este año se extiendan a nuestra vida política y social valores de la ciencia tales como el respeto por los hechos y, dentro de este, el examen crítico y racional. Hay un viejo dicho según el cual «los hechos son sagrados, la opinión es libre». En 2020, otro año abrasado por los bulos ('fake news'), el principio ha sido el contrario: «Los hechos son libres, la opinión es sagrada». Espero que en el nuevo año la ciudadanía sepa reprender democráticamente a ciertos representantes públicos que andan herrados (sí, con hache) por los parlamentos…