Seguridad vincula a «extranjeros sin arraigo» con el incremento de armas blancas en las calles
Zupiria endurece el discurso y reclama juicios rápidos para sacar de las calles a los reincidentes al dispararse la violencia de género y los homicidios
Han pasado casi dos décadas desde que Iñaki Azkuna se sacó de la manga una proclama que ha trascendido en el tiempo. «Guerra al navajero», ... prometió el icónico alcalde al anunciar un endurecimiento del control policial en Bilbao tras una serie de sucesos muy graves. Un taxista fue acuchillado en su propio coche, un joven perdió la vida a las puertas de una discoteca de San Ignacio y otro en pleno centro. Tras varios años de paréntesis en los que las administraciones llegaron a defender que, en plena fase de apertura al turismo tras el final de ETA, la capital vizcaína era una de las ciudades más seguras del país, resurge con fuerza la preocupación institucional. Vuelve la promesa de guerra al navajero.
Publicidad
El último en sumarse a las voces autorizadísimas que alertan sobre el auge de la delincuencia en la capital vizcaína ha sido el consejero de Seguridad. Bingen Zupiria, que ya había admitido el pasado julio su inquietud por la proliferación de armas blancas en las calles, fue ayer un paso más allá al conceder que la inseguridad se ha convertido ya en «un problema muy importante» que genera una honda «preocupación social». El consejero atribuyó el nuevo escenario principalmente a tres cuestiones.
La primera es el número de homicidios -diez- registrados en el País Vasco durante los primeros nueve meses del año, la cifra más alta de la pospandemia. Cinco de ellos han ocurrido en Bizkaia, el último hace apenas dos semanas en Solokoetxe se llevó por delante la vida de un joven de 21 años que murió acuchillado en el pecho durante una reyerta. La segunda es «el número muy elevado» de agresiones contra mujeres de las que está teniendo constancia la Ertzaintza. Zupiria se refirió en especial a la violencia sexual y a la de género provocadas principalmente por parejas o exparejas y en el ámbito familiar.
Aunque la gran novedad fue el último factor. El consejero de Seguridad vinculó por primera vez la mayor presencia de navajas en las calles con el fenómeno de la inmigración. «Hay personas acostumbradas a utilizar armas blancas, muchas de origen extranjero no arraigadas, que generan un temor a sufrir una lesión entre mucha gente», dijo Zupiria en una entrevista radiofónica. El año pasado la Ertzaintza y las policías municipales incautaron 683 cuchilos, navajas o machetes a viandantes en Bizkaia, exactamente la mitad de las detectadas en todo Euskadi. El anterior consejero, Josu Erkoreka, anunció en 2023 un endurecimiento de las sanciones a aquellas personas a las que se les aprehendieran este tipo de elementos, pero la medida no parece haber tenido el efecto disuasorio que buscaba.
Publicidad
Zupiria confirma así que las instituciones tienen otra vez subrayado en rojo la cuestión de la inseguridad. Después de una sucesión de encuestas y estudios sociológicos que periódicamente presentan el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación en los que el asunto ha ido escalando sin freno hasta situarse entre las máximas preocupaciones ciudadanas, empieza a haber reacción política.
El primero fue el lehendakari antes de serlo. En plena campaña electoral Imanol Pradales ya anunció «tolerancia cero con el delincuente». El pasado domingo, durante su intervención durante el Alderdi Eguna del PNV, insistió en esas tesis: «No vamos a permitir que nuestras hijas, amamas o aitites no puedan andar tranquilos por los pueblos de Euskadi», dijo. Un tránsito que también ha realizado el alcalde de Bilbao. Juan Mari Aburto ha pasado de limitar a una «percepción» la inseguridad hace unos años a presentar ahora un discurso mucho más contundente. «Quien lleva una navaja está dispuesto a usarla, queremos poder decir que (al delincuente) no sólo se le detiene, sino que también se le juzga y condena», clamó tras el homicidio de Solokoetxe.
Publicidad
Las bandas juveniles
Como Aburto aquel día el consejero de Seguridad también quiso poner el foco sobre los multirreincidentes. Las administraciones consideran que es un cierto número de personas el que está detrás de buena parte de los delitos que engordan las estadísticas policiales año tras año y ven en su salida de las calles parte de la solución. Es por eso que Zupiria reclamó ayer que las administraciones tengan «una relación más estrecha con jueces y fiscales, que también están preocupados con esta sensación de inseguridad que tienen muchos ciudadanos, e intentar colaborar». En ese camino, consideró prioritario que puedan celebrarse juicios rápidos que permitan hacer frente a esta situación. «Evitaría que quienes delinquen de forma habitual sigan haciéndolo».
Para eso sería necesario desatascar antes los juzgados. Se trata de una reclamación que ya han hecho los propios jueces vascos, especialmente los que trabajan en violencia de género. Y a ella se suma ahora también el consejero de Seguridad. «Sería importante la creación de nuevos juzgados en Euskadi», reclamó Bingen Zupiria.
Publicidad
Mientras, los sucesos graves siguen acumulándose en Euskadi. Aunque esta vez no se han registrado ni en Bilbao ni en Bizkaia. Dos jóvenes resultaron heridos la noche del martes por arma blanca a manos de otros dos varones en una pelea registrada en el barrio de Coronación de Vitoria. Los dos agresores huyeron y uno se refugió en un portal de la zona, lo que obligó a personarse en el lugar a los 'Bizkor' de la Ertzaintza, la unidad de intervención rápida con un espectacular dispositivo. El incidente se suma a otro similar ocurrido el pasado domingo en la capital alavesa, cuando agentes locales y de la Policía autonómica identificaron a una decena de jóvenes que habían quedado en el barrio de Zabalgana para pegarse. Les fueron requisadas una porra, un arma blanca y un espray de pimienta.
Las fuentes consultadas por EL CORREO identifican a estos chavales como miembros de dos bandas. Los encontronazos entre grupos juveniles organizados, responsables también de un buen número de delitos, empiezan a ser recurrentes y obligan a poner sobre la mesa otra cuestión en auge a la que las fuerzas policiales se están teniendo que enfrentar de un tiempo a esta parte. Se estima que existen ahora mismo casi una treintena de grupos de este tipo en Euskadi, la mayoría en Bizkaia, de los que forman parte un millar de chavales, muchos de ellos menores.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión