La patronal vasca se muestra más preocupada por la incertidumbre política que la CEOE
Larrañaga cree que ya hay un impacto negativo pero Rosell estima que no hay que alarmarse de momento
Manu Alvarez
Lunes, 7 de marzo 2016, 01:45
La patronal vasca Confebask cree que el periodo de incertidumbre política e institucional que se ha abierto en España tras las elecciones generales de diciembre «retrae inversiones, provoca salida de capitales y también un encarecimiento de la financiación tanto pública como privada al revisarse la calidad de la deuda española». La patronal española CEOE, por el contrario, estima que siendo un escenario no deseable, tampoco es para echarse las manos a la cabeza y no ha tenido consecuencias negativas, por el momento, para la economía nacional. Con apenas unas horas de diferencia, los presidentes de ambas organizaciones, Roberto Larrañaga de Confebask y Juan Rosell de la CEOE, lanzaban la pasada semana mensajes bien distintos a la hora de valorar el momento político y sus consecuencias en el PIB.
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«Es una cuestión de matices -señala un dirigente empresarial ligado a la CEOE- porque en realidad son dos visiones que pueden convivir perfectamente». Pero lo cierto es que la advertencia de Larrañaga sonó a un grito casi desesperado dirigido a la clase política, ante la evidencia de que algunos indicadores adelantados sobre lo que está sucediendo en los primeros meses de 2016 no son buenos. La confianza de los consumidores, por ejemplo, ha comenzado a flojear y eso puede traducirse en una desaceleración del consumo de las familias, hasta ahora el principal motor del relanzamiento de la economía española. También de la vasca, junto a la actividad industrial y la exportación.
«La incertidumbre sobre la formación del gobierno del Estado español se alarga demasiado y el riesgo existe la economía española amenaza con resentirse de forma importante. Y si a la economía española le va mal, a nosotros también nos irá mal», señalaba Larrañaga para reclamar a continuación «altura de miras» a la clase política de cara a un entendimiento rápido que permita clarificar «las reglas de juego». El mensaje del presidente de la organización empresarial vasca no fue consensuado en los órganos de dirección de Confebask pero todo apunta a que no hacía falta. «Ha dicho lo que todos pensamos y no hay discrepancias. La estabilidad institucional es una reclamación permanente de los empresarios», apunta el dirigente de una de las organizaciones territoriales que forman parte de la institución.
Es cierto que los empresarios siempre reclaman estabilidad institucional porque planificar inversiones en un marco regulatorio sometido a cambios imprevisibles es, cuando menos, una temeridad. De ahí que uno de los temores que están sobre la mesa es que determinadas operaciones que dependen de decisiones de multinacionales puedan verse frustradas. «Si no la hacen aquí la harán en otro sitio que consideren más seguro, por eso esta situación no debería prolongarse mucho más», apuntan fuentes empresariales.
Mientras tanto, Rosell ha preferido templar ánimos para remarcar que de momento la situación «no perjudica a la economía», también que «no hay una señal de alarma inminente», para concluir con dos perlas cultivadas. La primera, que «la vida continúa aunque el Gobierno esté parado» y un fin de fiesta de cara al futuro: «Tampoco pasa nada», apuntó, si hay que repetir las elecciones.
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Al parecer, la versión 'relajada' de Juan Rosell responde al convencimiento que tiene la CEOE de que la convocatoria de unos nuevos comicios es algo «casi inevitable», a pesar de que se abre ahora un periodo de dos meses en el que todo es posible. La patronal española se mueve ya en esa clave, de ahí que por una parte trate de quitarle hierro a este periodo de indefinición y Gobierno en funciones porque de lo contrario, advierten, «contribuiríamos a lanzar una señal negativa y de alarma que tampoco ayuda».
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