El Everest del violín
Cinco intérpretes eligen las piezas más difíciles del repertorio para este instrumento
César Coca
Miércoles, 6 de enero 2016, 01:15
Retengan esta imagen: Niccolò Paganini tocando las piezas más difíciles jamás compuestas para el violín. Su cabello negro brilla aún más por el sudor y los aficionados lo miran embelesados. Algunos creen incluso que están ante una encarnación del diablo, porque el gran Paganini es capaz de tocar numerosas piezas del repertorio con un instrumento al que ha dejado una sola cuerda... La imagen del virtuoso, del artista capaz de enfrentarse a las dificultades mayores, de subir al Everest del violín sin dejar ni por un momento de sonreír, nace ahí. Pero, ¿cuáles son las obras con las mayores exigencias técnicas, las que requieren de un dominio abrumador del instrumento y numerosas horas de trabajo hasta llegar a dominarlas? Cinco violinistas, algunos de ellos además con experiencia docente, dan su opinión.
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Leticia Moreno
Leticia Moreno tiene apenas treinta años y una formidable carrera a internacional a sus espaldas, con grabaciones que han llamado la atención de los críticos más exigentes. Su versión del Concierto de Shostakovich, registrada en San Petersburgo para el sello Deutsche Grammophon, es un buen ejemplo. He aquí su elección:
1) El concierto para violín de Lindberg. «Acabo de hacerlo en gira con Salonen y la Mahler Chamber, y mi cerebro y mis manos han crecido sin duda después de ese reto de obra. ¡Y lo digo literalmente!», explica. «Todo me parece mucho más fácil ahora. Siento que ahora los mayores retos los ponen los compositores contemporáneos; están ampliando horizontes, buscando sonidos nuevos y rompiendo barreras haciéndonos ver que las posibilidades expresivas y técnicas del instrumento tienen aún más posibilidades de las que conocíamos».
Para ella, las dificultades de Bach, Mozart, Beethoven, Brahms, Chaikovski «(y un largo etc.) ya las conocemos. Sin embargo lo interesante es que ahora nos toca explorar más allá».
Aitzol Iturriagagoitia
Aitzol Iturriagagoitia es violinista profesional y profesor en Musikene. Es decir, que debe afrontar las dificultades y al mismo tiempo enseñar a otros cómo se hace. Y estas son las obras que a su juicio plantean los mayores problemas técnicos:
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1) Partita Nº 1 de Bach. «Una de las dificultades reside en diferenciar cada una de las danzas y sus 'doubles' sin caer en manierismos y que aún así sea ameno para el público. Cada una de las danzas, por su complejidad musical y técnica, supone un gran reto y requiere de la mayor concentración por parte del artista».
2) Sonata para violín solo de Bartók. «Sin duda, una de las obras más incomodas y menos accesibles del repertorio. En cuatro movimientos, el artista tiene que resolver grandes dificultades técnicas al más alto nivel, para conseguir que el instrumento suene como una voz húngara utilizando recursos musicales como una 'ciaccona', una fuga o simplemente melodías y ritmos del folclore centroeuropeos».
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3) Concierto de Brahms. «Debido a la cantidad de recursos musicales, intelectuales, técnicos y corporales que se necesitan para interpretar este concierto de violín, creo que es uno de los más difíciles del repertorio con orquesta».
Lina Tur Bonet
Lina Tur Bonet ha publicado hace apenas cuatro meses un álbum con las Sonatas del Rosario de Biber, que la crítica ha acogido con entusiasmo. La violinista ibicenca elige precisamente esta obra como una de las más difíciles que ha conocido nunca.
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1) Sonatas del Rosario de Biber, «por la complejidad de la escritura, 'scordatura' utilizar varios violines afinados cada uno de una manera en 15 formas, virtuosismo, intensidad emocional e importancia del conocimiento de estilos.
2) Sexta Sonata de Eugène Ysaÿe. «En este caso, por motivos puramente virtuosísticos pero también de expresividad. Reivindico a Ysaÿe como a un magnífico compositor, independientemente de ser un gran violinista».
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Alexandre da Costa
Alexandre da Costa es uno de los talentos jóvenes más notables en su instrumento. Ha tocado en las mejores salas y con muchas de las orquestas mayores y conoce muy bien el repertorio. «En mi opinión, explica, las piezas mas difíciles son los grandes conciertos, porque además de ser técnicamente muy exigentes, hay que olvidar eso para centrarse en la música. ¿Los tres mas difíciles en mi opinión? Chaikovski, Beethoven y Sibelius, en este orden. La razón es bien simple, son obras que requieren una preparación y una madurez tremenda, y tener una buena técnica no es suficiente. Y eso teniendo en cuenta que hay pasajes extremadamente difíciles de tocar, sin hablar del hecho de que son tan conocidos que el publico se sabe cada nota, cada detalle, lo cual añade una presión al solista».
1) Concierto para violín de Chaikovski. «Es el mejor ejemplo de lo que digo. Cuarenta minutos de acrobacias, en un marco musical muy noble. Este concierto ha sido tocado por miles de violinistas, pero ¿cuántos son los que han llegado a poder ofrecer una versión pura y limpia, e interesante a la vez?»
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2) Concierto de Beethoven. «Es muy especial, porque es el más simple y a la vez uno de los más difíciles. Hay que dar la impresión de que las octavas, los arpegios, las escalas son herramientas para servir la esencia mas profunda de la música y la poesía musical».
3) Concierto de Sibelius. «Es quizá el que tiene las dificultades menos evidentes para el público en general. Para mí, es un retrato de lo que son los países nórdicos, con la nieve, el calor debajo de la capa fría, y la profundidad de los pensamientos que surgen durante el invierno glacial. Esto se encuentra debao de una necesidad de virtuosismo impresionante. Sibelius compuso este concierto teniendo en cuenta su propio deseo de proponer la obra mas difícil en el repertorio para violín y orquesta».
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Ana María Valderrama
Ana María Valderrama es otra de las jóvenes artistas españolas con mayor proyección y un futuro que todos auguran prometedor. Bien conocida en el País Vasco, donde ha dado varios conciertos, su propuesta es la siguiente:
1) 'Gran capricho sobre 'Der Erlkönig' de Schubert' y 'La última rosa del verano' de Ernst. «Ambas piezas son hipervirtuosas con una exigencia para las dos manos tremenda, y son casi intocables», explica.
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2) Chacona de la Partita Nº 2 de Bach. «Es un monumento, como una catedral gigante y bellísima que hay que conocer al máximo para poder abarcar y descubrir toda su belleza. Por más que se profundiza en esta obra siempre aparecen nuevos detalles mágicos».
3) Conciertos para violín de Paganini. «Como las piezas de Ernst, también son obras de una exigencia técnica extrema».
4) Fantasía para violín y piano D. 934 de Schubert. «Es una obra de una belleza exquisita. El tipo de dificultad técnica es muy diferente a las obras más complejas de Paganini o Ernst, pero no menor. Mucho más delicado, exige un control absoluto de mano izquierda para la afinación de los miles de arpegios y una técnica de mano derecha muy flexible para lograr un sonido adecuado a la estética más clásica de Schubert».
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