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Las Nancys Rubias.

La tiparraca, la bicharraca, la pajarraca y la lagarta

Eso sí, no sabemos cuál es cuál. Llega a Euskadi la gira triunfal de Mario Vaquerizo al frente de sus Nancys Rubias

Carlos Benito

Miércoles, 25 de febrero 2015, 17:30

La primera vez que Mario Vaquerizo salió en este periódico fue hace dieciséis años, en un reportaje sobre el sello Subterfuge que se publicó en enero de 1999 en el cuadernillo 'Viernes de Evasión', aunque resulta difícil identificar en las fotos de entonces al popular personaje de hoy, marido de Alaska, líder de Nancys Rubias y dios de la frivolidad mediática y la delgadez cervecera. Durante el recorrido por los cuarteles generales de la discográfica, sufragados con los beneficios de los 300.000 discos que habían vendido Dover, un Mario de 24 años con pelo corto, gafas oscuras y jersey de Dolce & Gabbana explicaba su trabajo de promocionero televisivo y sus peleas para colar a los artistas de su escudería en grandes programas como 'Música Sí' o 'Séptimo de Caballería'. Esperaba conseguirlo "a base de labia", decía.

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Mario Vaquerizo, madrileño y licenciado en periodismo, estaba en aquel momento a punto de iniciar su atípica carrera hacia la fama masiva, que ha seguido un itinerario singular y envolvente. Sus tareas de promoción le llevaron a intimar con Alaska, con quien se casó en octubre de aquel mismo 1999, en Las Vegas y vestido de Elvis. Durante mucho tiempo le conocimos simplemente como 'el marido de Alaska' y el mánager de Elsa Pataky, pero en 2004 atravesó el espejo y comenzó su carrera artística al frente de las Nancys. Fue un poco por casualidad, por pasar el rato, como una cristalización del mundo colorista y mitómano en el que se desenvuelve su vida. De alguna manera, aquella banda accidental e improbable no solo perduró en el tiempo, sino que acabó sirviendo de caldo de cultivo para 'Alaska y Mario', el 'reality' televisivo que daría a Mario su espaldarazo como 'celebrity' transversal. El programa extendió su impacto mucho más allá de su supuesto nicho: hoy tiene admiradores en las aulas de primaria y en los hogares del jubilado, gente que nunca sabrá quiénes son los Cramps, Liberace, Los Vegetales ni Gary Glitter.

Eterna adolescencia

Las bulliciosas Nancys Rubias eran una presencia constante en 'Alaska y Mario', en su condición de alegres perpetuadoras de cierta Movida madrileña, o de cierta idea sobre la Movida madrileña. El grupo -cuarteto desde el suicidio de Susie Pop en 2008- ha consagrado su carrera a celebrar la fiesta, la ligereza, la estética y el atolondramiento, en una especie de adolescencia eterna que se desentiende de conceptos caducos como la edad o la madurez. Frente al lado reflexivo y juicioso de Alaska o Nacho Canut (autor de la mayoría de los temas que canta Mario), las Nancys vienen a ser como los críos que montan alboroto en el asiento trasero del coche. Parece lógico que su amigo y referente Fabio McNamara, de quien Vaquerizo ha publicado una biografía, se encargue de escribirles la hoja de promoción: en ella se refiere a las Nancys como "las New York Dolls madrileñas, las Sigue Sigue Sputnik del barrio Salamanca, las fumanchú del glam-rock, las ayatolás del rock and roll", expertas en "criticar, copiar y disimular". Y también las describe como "una tiparraca, una bicharraca, una pajarraca y una lagarta: cuatro auténticas zorras con estilo, 'allure' y 'charme'".

"La frivolidad salva la vida. Solo es frívolo quien realmente es inteligente", defiende Vaquerizo. Las Nancys (ya saben, Nancy Anoréxica, Nancy Travesti, Nancy O y Nancy Reagan) llegan ahora a Vitoria y Bilbao con 'Enemigas', una gira repleta de 'sold outs' que se ha bautizado así en referencia a su EP más reciente, 'Amigas'. Puede que no haya mucho material calentito que presentar, pero a los fans del cuarteto eso les preocupa más bien poco, igual que el pequeño detalle de la instrumentación pregrabada: las actuaciones de Nancys Rubias se plantean como una excusa para la juerga, el despendole y la autocelebración, bien envueltas en sonidos de pop, glam, punk, electrónica y karaoke. A los seguidores más entregados, estas presentaciones les brindan la oportunidad de incorporarse durante un ratito al universo de fantasía y hedonismo de sus ídolos, tan envidiable a veces. Vaquerizo, el hombre que hace dieciséis años se preguntaba cómo diablos meter a Mastretta en 'Música Sí', ha acabado consiguiendo el no va más de las relaciones públicas, que es convertirse a sí mismo en producto de éxito sin que importe mucho el porqué.

Vídeo: Nancys Rubias - Amigas

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