Markina suspende los gansos a caballo de su Carnaval
La falta de consenso sobre el uso de ánades y el alto coste que acarrea sustituirlos por muñecos ha llevado al Consistorio a renunciar a la tradición
mirari artime
Miércoles, 20 de enero 2016, 02:41
Los carnavales de Markina, que se celebrarán el primer domingo de febrero, cambiarán este año de costumbres al suspender el Consistorio el tradicional juego de gansos a caballo. El Ayuntamiento, gobernado por EH Bildu, ha adoptado la decisión tras descartar la posibilidad de suprimir los ánades por ingenios mecánicos como los empleados en las fiestas de Lekeitio, debido a su elevado coste.
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«La celebración del evento ya planteaba bastantes dificultades organizativas, a lo que hay que sumar el importante desembolso que exige disponer de muñecos de poliuretano. Además, no existe consenso a la hora de seguir utilizando animales, por lo que este año se ha optado por suprimirlo», explicaron fuentes municipales.
El concurso, que se remonta a tiempos ancestrales, es el único de estas características que hasta ahora se celebraba en Euskadi. Media docena de jinetes cabalgan uno a uno a lomos de sus respectivas monturas con el objetivo de arrancar la cabeza a los gansos colgados de una soga. Los animales procedían de una granja de Las Landas, de donde también llegó la tradición a Markina a finales del siglo XVII, y se mantenían vivos hasta pocos minutos antes de que arrancara el espectáculo.
Después de ser sacrificados, se colgaban boca abajo para que el concursante pudiera quedarse con la pieza. En las últimas ediciones se había limitado el número de ejemplares y el tiempo de duración para hacer más ameno el certamen y recuperar su poder de convocatoria entre las cuadrillas que acuden al popular desfile de disfraces.
Colectivos animalistas
Aunque los colectivos animalistas han puesto su punto de mira principalmente en el Antzar eguna de Lekeitio, la utilización de gansos muertos en Markina también ha suscitado numerosas críticas y demandas para acabar con «el truculento espectáculo». De hecho, una tradición similar que tiene lugar en un pequeño pueblo de Toledo está incluida en el decálogo de los eventos más crueles.
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«Cualquier cambio en una fiesta tan tradicional y arraigada siempre suscita opiniones a favor y en contra. En las últimas ediciones se había convertido, además, en una cita que no atraía demasiado público, en especial entre los más jóvenes que no entendían muy bien su razón de ser», apuntaron varios markinarras.
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