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Bizkaia sale marcada de los golpes de agua
Los afectados por las riadas limpian el barro de sus casas y negocios sin dejar de mirar el paso de las nubes con recelo
Cristian se lamentaba y respiraba aliviado al mismo tiempo. Con la ropa empapada y sin dejar de retirar escombros, este joven de Mungia se esforzaba ... ayer por acondicionar su bar, el Erreka, para poder volver a trabajar cuanto antes. Para él es especialmente importante: lo acababa de inaugurar hace solo unos días, después de una ambiciosa reforma. Se juega mucho.
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Sin dar respiro al escobón, explicaba lo cerca que estuvo el agua de destrozar por completo el interior del local. Se quejaba de la falta de ayuda de los servicios de socorro en los momentos más críticos, mientras retiraba los sacos de arena que compró para defender la puerta, a modo de escudos frente a la riada. Cristian se libró de la inundación por centímetros. Otros no tuvieron tanta suerte. Ahora toca mirar hacia adelante: «Lo bueno es que este finde tenemos muchas reservas, aunque lo que hace falta es que pare de llover».
El vigésimo día de lluvias provocó nuevos incidentes, aunque menos graves de lo temido
La imagen de este hostelero golpeado pero en pie, esforzándose por recobrar la normalidad sin sacudirse todavía el susto del cuerpo, resume los efectos del temporal en Bizkaia. El vigésimo día de lluvias consecutivo, con un territorio desbordado ya por la persistencia de las precipitaciones, provocó desprendimientos, balsas y numerosas afecciones en las carreteras.
No obstante, y en términos generales, la jornada concluyó con la sensación de que lo peor había pasado, y con menos perjuicios de los temidos. Sobre todo, en comparación con el desastre registrado en Gipuzkoa y Navarra. Pero la provincia tampoco salió ilesa.
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Un desprendimiento obligará a mantener cortado dos semanas el alto de Trabakua
Uno de los incidentes más graves se produjo en el alto de Trabakua, en Mallabia. El derrumbe de la ladera sobre la BI-633 obligará a mantener cortada la circulación durante dos semanas en este punto de la carretera que une Durango con Ondarroa. Es la estimación que hace la Diputación tras evaluar el alcance de los daños causados por el desplome de de más de mil metros cúbicos de tierras, rocas y árboles. Pudo haber sido más trágico, porque aconteció cerca de un caserío. La rotura de un terraplén por el impacto de la masa de materiales desprendida provocó la aparición de grandes grietas en el firme de una vía de alta intensidad de tráfico, que soporta a diario el tránsito de una media de 7.700 vehículos, especialmente camiones.
Rescate de una mujer
Las inundaciones han mantenido en jaque a todo el territorio histórico durante las tres últimas semanas. Ayer no fue una excepción. En Mungia, una mujer y sus perros tuvieron que ser rescatados de madrugada por la Ertzaintza en su vivienda. Y la situación a primera hora de la mañana seguía siendo muy preocupante. El Departamento de Seguridad del Gobierno vasco volvió a activar la mesa de crisis para analizar la situación en Euskadi, con especial inquietud por el estado de los embalses y las incidencias constantes en Gipuzkoa y Álava.
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«La semana pasada el agua me mató unos 25 gallos y gallinas que tenía en una conejera»
El foco también estaba centrado en la comarca de Las Encartaciones, pero aquí finalmente respiraron aliviados. Las crecidas del Cadagua y Herrerías fueron menores de lo esperado, según informa Sergio Llamas. «Las previsiones eran catastróficas, pero esta vez no ha llegado a entrar tanta agua como el pasado lunes», explicaba Iñigo Montes, colaborador de Protección Civil y responsable de un taller de muebles en Alonsotegi. De guardia el jueves, tenía preparada en el barrio de Pertxeta la barca que utiliza habitualmente para realizar rescates. Ayer, la riada no dio excesivos quebraderos de cabeza a los servicios de socorro.
El desborde de los caudales tampoco causó tanto destrozo en Zalla como hace quince días. La mayoría de los vecinos de La Inmaculada, el barrio de San Juan y Oreña, que la semana pasada tuvieron que lidiar con el agua en el núcleo de Aranguren, consiguieron salir relativamente bien parados del paso del temporal 'Barra'. Pero no todos. A Basilio Corzo se le volvió a inundar el sótano, más despejado que de costumbre porque la anterior avenida ya le quebró todo lo que tenía allí guardado.
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También se adentró el agua en las huertas de Fernando Llana. «La semana pasada me mató unos 25 gallos y gallinas que tenía en una conejera. Se suponía que no iba a llegar tan arriba, pero llegó», declaraba el hombre, que pasó la noche ojo avizor con su perro, pendiente de las torrenteras.
En cifras
37litros por metro cuadrado cayeron ayer en Elorrio. Fue la estación de Bizkaia con más precipitaciones.
142kilómetros por hora. Es la velocidad del viento que se registró en la estación de Matxitxako de madrugada.
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