Bizkaia se prepara para triplicar las unidades convivenciales para mayores
El modelo de centro que busca parecerse más a un hogar compartido que a una residencia suma ahora 476 plazas y hay otras 922 en camino
La Diputación de Bizkaia ideó un modelo que pretende superar el concepto de residencia para mayores en favor de lo que se ha denominado unidades ... convivenciales. Son estas últimas unos entornos más reducidos que tratan de funcionar como hogares, en el que las personas residentes conviven con el acompañamiento necesario para desarrollar su vida cotidiana ya que mayoritariamente padecen distintos grados de dependencia.
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El avance hacia el nuevo modelo, que se comenzó a implantar en 2021, arrancó tímidamente pero parece que está a punto de dar un salto importante. Según un informe elaborado por el departamento de Acción Social de la Diputación, en estos momentos hay doce centros donde existen 25 unidades convivenciales con un total de 476 plazas. La mayoría son privadas, y algo más de un centenar, públicas.
25
son las unidades convivenciales en funcionamiento a finales del mes pasado en doce centros y con 476 plazas.
La cuestión es que, según ese documento elaborado por el organismo foral, están en proceso de autorización otros once centros con 37 unidades convivenciales que sumarán 643 plazas más. Y, al mismo tiempo, hay otros tres centros forales en proceso de transformación para acoger trece espacios de este tipo con 279 plazas. Así que están en ciernes 922 plazas nuevas, con lo que se triplicará la oferta actual. ¿Cuándo? Desde Acción Social no ponen plazo y apuntan que, como es natural, se irán abriendo progresivamente. La mayoría de ellas (las dos terceras partes) son privadas.
Aunque el avance es importante este modelo de convivencia sigue siendo muy residual si se tiene en cuenta que, según los archivos forales, en Bizkaia hay 10.910 plazas en residencias, de las que 2.972 son públicas y el resto están en centros privados. Hay que considerar que este cambio de concepto obliga no solo a una reorganización de los espacios, sino también del propio funcionamiento del centro, de modo que hará falta tiempo para que gane terreno. También es cierto que el envejecimiento de la población no se detiene y la demanda de plazas en este tipo de equipamientos cada vez es mayor y seguirá aumentando.
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Tres de cada cuatro usuarias de estos centros son mujeres y la mitad tiene más de 86 añosadaptación al modelo
En cuanto al perfil de persona que reside ahora en las unidades convivenciales, la inmensa mayoría, tres de cada cuatro, son mujeres. Y más de la mitad tienen más de 86 años. Mayoritariamente sufren un grado de dependencia II o III.
En el informe foral donde se da cuenta de cómo se está gestionando el cambio de modelo apuntan que la mayor dificultad con la que se han encontrado los centros para adaptarse a las unidades convivenciales es cumplir con el requisito de ofrecer plazas en habitación individual. La cuestión es que «la mayoría de los centros han tenido que reducir su número de plazas» para poder cumplir con la exigencia de que el 75% de los residentes no tengan que compartir habitación.
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Las residencias han utilizado espacios que ya tenían pero les han cambiado la función
Y es que, en realidad, lo que han hecho las residencias ha sido aprovechar las estancias que existían previamente para ubicar los espacios que requiere la unidad, esto es, zonas de estar, comedor, habitaciones, aseos, cocina, almacenaje... Es decir, que la adaptación física no ha requerido de obras de gran calado, más allá de que «lo que antes era una habitación se ha transformado en zona de estar o cocina, por ejemplo». Además, se ha sido flexible y la Diputación no ha exigido cumplir con las dimensiones mínimas de habitaciones y baños que requiere la nueva regulación.
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