«Bilbao no puede perder más suelo natural»
La coordinadora de la cátedra Unesco sobre desarrollo sostenible de la UPV alerta sobre las talas previstas en Artxanda
«Uno de los mayores problemas del mundo» en términos de sostenibilidad es la «artificialización de suelos». Es lo que ocurre desde hace muchas décadas ... en los entornos urbanos. Bilbao es un ejemplo y por eso, a estas alturas del siglo XXI, «no podemos perder más suelo natural, y menos para hacer parkings».
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Lo dice Ibone Ametzaga, coordinadora de la Cátedra Unesco sobre Desarrollo Sostenible de la Universidad pública vasca (UPV/EHU), en relación con los planes municipales de talar decenas de árboles en Artxanda para construir dos parkings. Este periódico reveló hace un par de semanas el impacto que tendrá la obra en el pulmón verde de la ciudad, y el concejal de Planificación Urbana, Proyectos Estratégicos y Espacio Público, Asier Abaunza, ha pedido explicarse en comisión. Lo hará el lunes próximo. El argumento municipal para defender el proyecto es que se van a plantar más ejemplares en otras ubicaciones y que no se van a aumentar las plazas de aparcamiento, sino que las obras pretenden compensar las que se eliminen con la peatonalización de varios viales del entorno.
Para Ametzaga todo eso tiene una importancia muy relativa porque el mandamiento fundamental que debería estar cincelado sobre la puerta de todas las administraciones es que no se puede consumir más suelo natural bajo ningún concepto. «Lo importante de este asunto es que se van a artificializar zonas que ahora están funcionando como ecosistemas». No es solo que haya árboles desarrollados allí, es que se elevan sobre suelo natural que crea un entorno de biodiversidad muy eficiente para «la fijación de carbono y la llegada de especies que facilitan la polinización: aves, insectos, etcétera».
¿Y si se plantan más árboles en otros lugares? ¿No se compensa la afección? «Los árboles no son farolas, que se pueden quitar de un sitio y ponerlos en otro, son organismos vivos. Tendrán que pasar muchos años para que los nuevos hagan la misma función que los que ya están desarrollados», no sólo en términos de fijación de carbono, sino también como ecosistema para diferentes especies. Además, «no es lo mismo un árbol en un bosquete, como hay ahora, que un árbol en el alcorque de un parking».
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También es cierto que esos nuevos aparcamientos están pensados con un firme drenante en los lugares de estacionamiento (no en la zona de rodadura), que es más natural. Pero para la experta eso «da igual; lo importante es que se está artificializando suelo y por muy drenante que sea lo que va a tener encima son coches, con todo lo que eso supone de aportación de residuos: combustibles, aceites, partículas... Todo eso se va a filtrar en el terreno».
Proteger los espacios verdes
En fin, que «estamos perdiendo hábitat natural para meter coches», un planteamiento que «no hay por donde cogerlo». A juicio de Ametzaga, las pautas de desarrollo sostenible en estos casos pasan no por mantener las facilidades de acceso para el vehículo privado, sino por otras apuestas. «Se trata de fomentar el transporte público; hay ciudades donde incluso se establece la gratuidad hacia ciertos destinos para grupos de tres o más personas, para animar así la afluencia de familias». Y en caso de que se quiera seguir facilitando el tránsito de coches «se pueden utilizar suelos ya degradados, como el parking de Nogaro». En fin, que lo que se plantea en Artxanda «para mí no tiene ningún sentido».
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Lo mismo opina Lorea Flores, portavoz de Greenpeace en Euskadi. «Los árboles y los espacios verdes son importantísimos para mejorar la calidad del aire». Comparte con la experta de la UPV/EHU la ineficiencia de sustituir ejemplares ya desarrollados por otros jóvenes que tardarán muchos años en crecer. «Tenemos que cambiar el chip y entender que los espacios verdes hay que protegerlos».
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