3.700 estudiantes rompen la brecha digital

n 2020 la pandemia obligó a miles de escolares a cambiar el pupitre por la pantalla del ordenador o la tablet para poder seguir con sus clases. La irrupción del covid floreció las desigualdades en el acceso a las nuevas tecnologías: no todos los niños disponían de un ordenador para estudiar, ni tenían la posibilidad de entrar a internet con la misma facilidad.

Fue entonces, en pleno confinamiento, cuando se creó el programa Aukerak Suspertzen, un proyecto impulsado por el departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno vasco como refuerzo educativo extraescolar para «atender las necesidades de los menores en desventaja social y con dificultades para continuar su proceso de aprendizaje» a causa de las barreras tecnológicas. Cuatro años después la iniciativa sigue luchando para combatir la brecha digital y garantizar que los menores de Primaria, Secundaria y FP básica puedan continuar su formación sin importar los recursos económicos que dispongan.

En el pasado ejercicio el proyecto atendió a 3.710 alumnos vascos en «situación de desventaja social», 1.844 vizcaínos, 925 guipuzcoanos y 941 alaveses, lo que representa un aumento del 31% de participantes respecto a 2022. Una amplia red de 727 voluntarios les ayudó con los deberes, en materia lingüística –la mayor parte de las familias asistidas son de origen extranjero–, y les proporcionó las herramientas necesarias para avanzar en el curso escolar sin obstáculos tecnológicos. En total repartieron 307 dispositivos y 152 tarjetas de conectividad. «El éxito del programa no sólo se mide por el incremento significativo de menores atendidos, sino también por la profundidad del impacto que hemos logrado en sus vidas. Se les proporciona el acceso básico a la red, pero también se les enseña a cómo utilizarla», explica Oscar Granado, coordinador del programa liderado por la cooperativa de iniciativa social Agintzari.

El proyecto cuenta con una veintena de entidades colaboradoras que operan en 90 municipios de Euskadi. La mitad de las familias beneficiadas (2.896 el año pasado) fueron derivadas de los servicios sociales, aunque algunas también procedían de organizaciones sociales de referencia como Cáritas. En cuanto al perfil de las familias, seis de cada diez eran biparentales, mientras que el 36% eran monoparentales. encabezadas por una mujer soltera. Asimismo, el 76% de los menores procedían de centros públicos y el resto de concertados.

La tendencia es que el programa vaya a más. Granado reconoce incluso que «en aquellas localidades en las que las entidades no tienen presencia se han creado grupos propios gracias a las personas voluntarias». Junto al apoyo presencial, también se dan clases y conferencias online. Idoia Camacho, profesora de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la UPV, fue una de las tantas que decidió hace dos cursos dedicar sus ratos libres a dar soporte a familias con pocos recursos.Ofrece a los menores clases de euskera para perfeccionar el idioma. «Es muy satisfactorio ayudar a los demás, ya que en algún momento de nuestra vida todos hemos necesitado que nos echen una mano. En el programa encontramos todo tipo de familias, con distintas necesidades, y lo que buscamos es adaptarnos a cada una de ellas», confiesa.

Es ese «espíritu de solidaridad y comunidad» lo que quiere poner en valor el Gobierno vasco. «Aukerak Suspertzen es un puente hacia la igualdad de oportunidades educativas. El programa es un claro ejemplo de cómo la acción colectiva y la solidaridad pueden transformar vidas y fortalecer el tejido social de Euskadi», reconoce Nerea Melgosa, consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, quien hace a su vez un llamamiento a la colaboración entre entidades públicas y privadas para que «ningún menor se quede atrás debido a barreras tecnológicas o sociales».

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