Fuerte pitada a los rojiblancos en su llegada a Mestalla.
Valencia-athletic

Aduriz, al rescate

El ariete indulta y clasifica a cuartos de final a los rojiblancos, que se habían traicionado en Mestalla al dilapidar su ventaja y su racha

iñigo crespo

Miércoles, 27 de junio 2018, 20:14

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La noche más negra se cernía sobre el Athletic en Mestalla. El conjunto rojiblanco se había traicionado a sí mismo durante más de una hora en el encuentro de vuelta de los octavos de final de la Europa League. Había perdido la iniciativa, el dominio, el terreno y la identidad en el polvorín del Valencia. El equipo de Valverde llegó a echar por tierra la espectacular racha de cinco victorias y la ventaja mínima de la ida en San Mamés (1-0). Pero en ese momento regresó a Aduriz, que ha sometido a su exequipo a una condena perpetua desde que abandonó la capital del Turia. El donostiarra volvió a ser más listo que nadie, se anticipó a la agrietada muralla de Neville y selló el pasaporte a cuartos de final de la Europa League.

Quien hubiera visto a cualquiera de los dos conjuntos en el último mes debía de estar en un desconcierto absoluto. El Athletic se encontraba en el mejor momento de la temporada, parecía intratable y casi ganaba por inercia, hasta con algunos suplentes. El Valencia, mientras tanto, era un coladero sin alma que acababa de caer en el derbi contra el colista Levante. Incluso en el choque de ida fue un auténtico milagro para los chés que los rojiblancos estuvieran sólo un gol por delante.

Aduriz dio un tímido aviso en el minuto 8, después de lanzar un suave zurdazo a las manos de Ryan tras un bonito recorte. Desde entonces, sin embargo, el Valencia tomó el terreno, más por ímpetu que por talento, y llevó el encuentro a un desorden lineal. Era una estrategia insospechada y efectiva, ya que se trataba del mejor escenario para un conjunto sin criterio en el centro del campo. El equipo de Neville, que todavía no sabe muy bien cuál es su identidad, desplegó sus alas y fio toda su suerte al irregular talento de sus atacantes. Herrerín salvó el disparo de Negredo, pero Santi Mina aprovechó el letargo de Etxeita al rechace y adelantó al Valencia. La eliminatoria estaba igualada y el conjunto ché volvía a la vida.

El Athletic cayó entonces en una profunda indecisión, agravada con el susto que le produjo en un primer momento la lesión de Muniain en el minuto 24 -fue sustituido por Susaeta-. Se perdió sobre el césped y parecía un simple invitado en una fiesta macabra en Valencia. El grupo de Nevile salió al ataque y el resultado comenzó a convertirse en el mejor aliado de los rojiblancos, ya que Negredo salvó sin querer un remate de André Gomes a quemarropa. Pero a siete minutos del descanso, Santos adelantó al Valencia en la eliminatoria con un remate solo de cabeza.

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Debía apelar de nuevo a la épica el equipo de Ernesto Valverde, pero parecía que su carácter se había convertido en algo inerte. El Valencia continuó dominando y lo cierto es que mereció hacer más sangre en la traición del Athletic. Los de Neville recobraron de pronto la alegría que habían perdido desde que cayeron apeados de la Champions y entraron en una vorágine destructiva en la Liga. Arrinconaron al Athletic y se las prometían muy felices con la posibilidad, cada vez más cierta, de brindar un triunfo a su afición en plenas Fallas.

Beñat había perdido los galones en el centro del campo, un lugar donde el Valencia vive este año un auténtico tormento. La circulación de la pelota era horizontal, lenta y previsible, lo que fomentaba el peligroso contragolpe del Valencia. Apenas acertaba a generar peligro el Athletic. Pero entonces apareció Aduriz, el de siempre, para rescatar el sueño de seguir viajando hasta Basilea. Aprovechó un globo extraño de Raúl García y firmó la clasificación del Athletic. Todo el Valencia, incluido Neville, que acabó expulsado, entró en cólera porque la jugada venía precedida por una supuesta mano de Susaeta.

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Hubo de nuevo tiempo para sufrir, sobre todo cuando Herrerín realizó una parada milagrosa al cabezazo de Alcácer en el minuto 85 y cuando Parejo ejecutó una falta directa que se fue por milímetros en el minuto 95. Los rojiblancos lanzaron un profundo suspiro y miran ya al sorteo de mañana, que puede estar repleto de lujo. Basilea no está tan lejos.

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