Rabaseda dice que la lesión de Goudelock es un «duro golpe»

No hay ninguna duda de que la pérdida de Goudelock ha trastocado los planes del club. Ahora bien, el Bilbao Basket está en el mercado y explora las mejores posibilidades con el objetivo de encontrar un sustituto de garantías. «Podrá venir otro, pero no tendrá la experiencia de Andrew de jugar en Miribilla, de haber estado un año en la ciudad y de haberse adaptado al club». Por eso reclamó todas las facilidades del mundo para el profesional que ocupará el lugar del francotirador de Stone Mountain. «Entre todos debemos ayudar al que venga para que se sienta cómodo, que se acople lo más rápido posible y que sea una pieza importante. Al fin y al cabo -remarcó-, nos falta el anotador del equipo».

Falta casi un mes para el comienzo de la ACB y, dentro de la desgracia que siempre supone una lesión grave, el Bilbao Basket está a tiempo de reaccionar y de traer a alguien que dispondrá de varias semanas para familiarizarse con la plantilla y los sistemas. Mientras tanto, el Surne sigue trabajando con el objetivo de dejar de ser un grupo de jugadores para convertirse en un equipo. «Somos un buen grupo», manifestó Rabaseda. «Debemos ser capaces de luchar el uno por el otro y poner el equipo por delante de toda individualidad. Los buenos (conjuntos) se detectan por ser una piña e ir todos a una. Es lo que intentamos conseguir en estas primeras semanas».

Rabaseda quiso acordarse del entrenador que insistió mucho en su fichaje, cuando aún no se había desligado del Burgos. El alero destacó la «honestidad» del nuevo inquilino del banquillo de Miribilla y su «forma de transmitir las cosas». Dijo de Jaume Ponsarnau que los «valores que nos intenta inculcar calan dentro de cada uno de nosotros» por cómo comunica su manera de ver y entender el baloncesto. El alero agradeció de esta manera el talante pedagógico del técnico catalán, quien tiene por delante el apasionante reto relevar en el cargo a una institución como Álex Mumbrú y dar con la tecla.

El Bilbao Basket tiene un margen de 29 días para ajustar las piezas, empaparse de las enseñanzas de Ponsarnau y abrir la Liga Endesa con garantías. Lo hará el 30 de septiembre contra el Joventut en Badalona, curiosamente el mismo pabellón en el que arrancó el año pasado.