Tenerife 88-80 Baskonia

El Baskonia reactiva tarde el interruptor

Y el plantel insular, aferrado a una batuta de garantías como la de Bruno Fitipaldo, un base que va mucho más allá de un mero papel cumplidor como lugarteniente de Marcelinho Huertas. Con el brasileño ausente debido a un esguince de tobillo, el director de juego uruguayo hizo lo que quiso para apuntalar un parcial de 20-3 (81-67, minuto 37). Suya fue la brújula en el momento crítico del encuentro mientras este Baskonia de nuevo cuño y con referentes todavía difusos tras la reconversión estival trataba de sacar la caja de herramientas para hallar una solución que llegó tarde.

Sin fluidez en ataque para encontrar lanzamientos liberados, encomendado a un Cabarrot que vio cómo se candaba el aro rival en el momento de mayor necesidad después de protagonizar momentos estelares en los minutos precedentes. Un pase al rival de Forrest, timonel principal después de que Kamar Baldwin fuera el descarte de extracomunitarios, un puñado de malos balances defensivos y una sensación de caos manifiesto con la ansiedad como mala compañera.

Un triple de Sedekerskis despertó de la pesadilla al Baskonia, que trató de encontrar el interruptor de la luz con un parcial de 1-9 con el que logró retornar al encuentro (82-76,minuto 39). Aún había esperanza para recuperar el orden y, quizás, incomodar a un anfitrión firme, con jugadores de oficio para manejar una renta casi definitiva. Ya entrados en el minutos final, dos tiros libres de Sastre (84-76) mandaban al Baskonia al 'todo o nada'. Cayó el balón en manos de Forrest en plena transición y su intento triple fue repelido por el hierro.

El duelo se le escapaba al Baskonia, pasado de pulsaciones, consciente de que tiene que seguir construyendo su personalidad y su baloncesto con una primera derrota que contiene sus correspondientes aristas.

Los azulgranas mantuvieron la cara ante un equipo experto y supieron rehacerse al problema que supuso perder a Donta Hall en la víspera del viaje a Tenerife. La ausencia del estadounidense obligó a Khalifa Diop y Ousmane Ndiaye a aportar una consistencia interior que, a estas alturas, todavía no pueden alcanzar, ya sea por falta de rodaje del primero o la inexperiencia del segundo. El Baskonia que aspira a revolucionar su juego de ataque luchó por el rebote con recursos desiguales, tiró del genio individual de Cabarrot y Moneke y de la intensidad de Sedekerskis. Pero también echó en falta a un Markus Howard perseguido de manera implacable por la defensa insular.

El anotador azulgrana parece destinado a modificar esquemas del pasado ahora que está al mando de Pablo Laso. En Tenerife, los tiros se repartieron entre más manos mientras Howard generaba más desazón a Pablo Laso que miedo al rival. Su antideportiva en las postrimerías del tercer cuarto frenó la progresión de la escuadra azulgrana, que amagaba con romper el duelo con un 49-56, minuto 27). No lograría activar la dinamita anotadora hasta ser eliminado por faltas en medio de la desbandada del último cuarto. Demasiado inestable para un Baskonia que necesita sus puntos mientras consolida su construcción.