O todo o nada en el Palau

De todos los movimientos que se han producido en el FC Barcelona al inicio de esta temporada, hay uno que tiene mucho de visión, y de lema: 'O Todo o Nada'. Tras llegar a la final de la Euroliga y ganar la Liga Endesa la temporada pasada, hay un objetivo claro que sitúa ese límite a rebasar: ganarlo Todo.

Permítanme ponerlo en mayúsculas por su relevancia, porque en su esencia este Todo es cada partido, cada enfrentamiento, cada posesión, cada segundo. Todo es resultado, Todo es acción y Todo es reacción, Todo es esfuerzo, Todo es intensidad, Todo es no errores, Todo es todo el campo, Todo es Todo. Y fuera del Todo es la nada, una grieta profunda en un equipo y en un club que lleva unos años con el foco puesto en lo más alto, al precio que sea y diría incluso en 'como sea'.

Si ya de por sí el año pasado Jasikevicius dispuso de una plantilla extraordinaria, este año el esfuerzo ha sido aún mayor. Sin tocar la estructura esencial y de quilates que representan Calathes, Higgins, Mirotic y Davies, este año ha incrementado físico y juventud a una plantilla ya de por sí física, atlética y con la intensidad como argumento irrenunciable. Sanli añade más centímetros al juego interior y una lectura inteligente del juego interior tanto en ataque como en defensa, Laprovittola se adentra en un estilo de juego contrapuesto a sus principales virtudes y a Hayes y Jokubaitis se les invita a formar parte de un proyecto dispuesto a ganarlo todo y donde aportan versatilidad, frescura y talento a una rotación que el año pasado no cumpía como se quisiera.

Tanto es así que Jasikevicius juega ese papel de quien estira y obliga a superar aquel límite, a exigir en cada puesta en escena que sea así, en hacer que el equipo no cese ni un ápice su empeño por superarse aun cuando todavía las piezas se están encajando dentro de esa estructura triunfante que se desea construir. Un Jasikevicius para el que no valen respiros, donde todo está estructurado al máximo, hasta encorsetar un tanto el juego de su equipo, donde no entiende de distancias liberadas en la dimensión del campo, y donde no hay escapatoria ni relajación alguna ante ese Todo.

Es este FC Barcelona un equipo extremadamente intenso. Cada pieza ha de exprimirse al máximo, esté el tiempo que esté sobre la cancha. Da igual 30 segundos o 30 minutos. Es un equipo que hace del control, la exigencia, el físico y esa inmensa calidad que atesora, su santo y seña. Si por algo destaca este Barça es por convertirse en ese rival que para superarle debes al menos igualar con la misma dureza física y mental cada una de tus acciones. Algo que a corto te exige mucho, pero a la larga si no respondes de esa manera puede llegar a triturar tus debilidades.

Y cuando no es así se recurre a esa línea Calathes-Higgins-Mirotic-Davies para demostrarte que, cuando se quiere conseguir Todo, no debe haber ni una duda sobre ello. O Todo o nada.