Derbi vasco de fuerzas desiguales

El derbi vasco por excelencia medirá hoy en el Pabellón de Miribilla a dos conjuntos como el Bilbao Basket y el Laboral Kutxa (13.00 horas) que actualmente se mueven en el campeonato doméstico bajo fuerzas desiguales. La temporada pasada, el conjunto baskonista recibió un serio correctivo en el encuentro disputado en Miribilla (93-75), pero las cosas han tomado ahora un rumbo positivo a este lado de Altube. La formación alavesa regresa a una cancha de la que se marchó con un recuerdo ingrato el curso pasado con la idea de demostrar que ya no es la endeble e incapaz de ganar fuera que lo fue entonces, en un choque que ambos planteles tienen marcado en rojo desde el comienzo. Ahora mismo, la trayectoria de uno y otro cuenta con notables diferencias. Los alaveses suman ya 7 triunfos en la ACB por los 4 de los vizcaínos.

La mano de Velimir Perasovic ha dotado al Baskonia de una mayor envergadura y solidez, mientras que el Dominion Bilbao Basket ha bajado un peldaño respecto a sus prestaciones del ejercicio anterior. El vacío que dejó en el seno bilbaíno la marcha de Quino Colom y Marko Todorovic no ha sido subsanada del todo y veteranos de guerra como Álex Mumbrú o Raül López llevan un peso demasiado grande sobre su espalda, además de que la Eurocup exige a los de Sito Alonso un esfuerzo extra. Por eso, para el cuadro local reducir a un Laboral Kutxa supondría un refuerzo de moral importante.

Corazón

Ambos conjuntos llegan a la cita con ganas de dar un golpede efecto. El Baskonia quiere dar carpetazo a las dos derrotas seguidas ante el Tenerife en la ACB y el Anadolu Efes en la Euroliga. Si bien el tropiezo en Estambul puede entenderse a tenor de que el plantel alavés ya estaba clasificado, las sensaciones en el último choque doméstico dejaron un mal regusto. Básicamente, fue el peor partido de la temporada para un Baskonia que cotizaba al alza y que quiere regresar a la senda del triunfo, manteniendo, eso sí, las señas de identidad que le han llevado a ser lo que es a día de hoy. Además, las dos últimas visitas al Bilbao Arena se han traducido en derrotas.

No obstante, el Bilbao Basket tampoco viene de marcar una trayectoria boyante. Cierto es que el triunfo en la Eurocup ante el Union Olimpia de Ljubljana le sirvió como bálsamo, pero en la ACB viene de cosechar dos derrotas consecutivas frente al Real Madrid y el Fuenlabrada. Además, el efecto Miribilla parece haberse evaporado esta campaña a raíz también de los duros contendientes que lo han visitado. El Herbalife, el Valencia y el Real Madrid consiguieron la victoria, mientras que el Unicaja sí que sucumbió.

No obstante, ya se sabe que en estos duelos de máxima rivalidad los antecedentes suelen tener poco peso. Como ya dijo el viernes Fabien Causeur, «el equipo que más quiera ganar, ganará. Será un partido más enérgico que táctico», avanzó. El corazón en vez de la pizarra. Baloncesto en estado puro. Pasión y rivalidad, pero eso sí, entendida siempre bajo los valores que promueve el deporte. La batalla campal acaecida la temporada pasada debe dejar paso a un enfrentamiento en el que reine la paz y la concordia, más allá de que todo el mundo espere un encuentor caliente. Aprender de los errores para no volver a cometerlos.

Causeur, entre algodones

El capitán de la nave baskonista arrastra ciertas molestias en la ingle, aunque todo hace indicar que no se perderá el derbi. Su concurso se antoja fundamental para un Baskonia que se siente cómodo cuando se apoya en el trío formado por Adams, Causeur y Bourousis. En caso de que el galo, que trabaja a contrarreloj para ser de la partida, se encuentre mermado, Mike James está llamado a ejercer de nuevo de dos, un puesto quizás más acorde a sus condiciones. Por su parte, Axel Hervelle también es duda en el bando bilbaíno.

Uno de los grandes alicientes del choque será el estreno de Mirza Begic en la ACB con su nueva elástica ante su exequipo. El pívot, que el curso pasado se incorporó a la disciplina baskonista también comenzado el calendario para ocupar el lugar de Lamont Hamilton, ha sustituido esta vez a Shawn James, un movimiento obligado que, en principio, resta potencial a la pintura vizcaína.