Incunables en una ciudad clásica

Entendamos también que aún quedan dos semanas para la cita y que en este lapso, los equipos tienen tiempo para ajustar sus condiciones en el definitivo tramo final. Habrá ajustes tácticos, no muchos porque si algo tienen los cuatro finalistas es una clara identidad de juego. Son perfectamente reconocibles y el reto será cómo apuntalar las fortalezas frente a las debilidades del rival. Habrá ajustes físicos, porque quien más quien menos, tiene que recuperar a piezas claves para este momento. Pero también es cierto que donde el físico no llegue, lo hará el aspecto mental. Y éste sí que es diferencial en competiciones de este tipo.

Son los mínimos detalles, esos momentos clave de muchos partidos, inadvertidos en muchas ocasiones y siempre significativos en el juego, los que pueden decidir un partido frente a otro. En esta temporada donde se ha dado muchísima competitividad pero donde también ha caído la calidad y el talento respecto de años anteriores, ha sido la determinación y la mentalidad el factor diferencial para llegar a esta élite europea.

El Real Madrid arrolló en la primera mitad de la temporada para volver a demostrarse a sí mismo que siguen teniendo esa calidad total para ocupar el trono europeo. Su juego y los triunfos estaban alineados hasta que la capacidad física de un equipo cada vez más veterano, pero sin el frescor y la calidad supuesta de las nuevas incorporaciones, han pasado por un profundo bache de juego, físico y resultados. Fue el Madrid el gran beneficiario de la salida de los equipos rusos al enfrentarse a un irregular Maccabi. Anadolu Efes ha ido de menos a más a lo largo de la temporada regular, con una clave evidente a vista de lo que los partidos nos mostraban: han sido los jugadores quienes decidieron tomar las riendas del rendimiento por encima de la capacidad de gestión de su entrenador Ataman. Efes mantiene su estilo de un equipo con un talento exterior innegable con Larkin y Micic, pero cada semana con menos frescura que antaño. Eso sí, quieren retener y tienen la 'final' en su punto de mira. Su candidatura será sólida no solo por la brillantez de su juego exterior sino por el equilibrio que aportan sus piezas interiores, con Pleiss y Moermann en especial.

El Barcelona tiene en su mirada ganar lo que no consiguió el año pasado. Y ha preparado su equipo para ello, no sin serios problemas en esta parte de la temporada y con muchas dudas que se han evidenciado en el cruce contra el Bayern. Es clave el juego de Higgins, el rol de Davies, más que la aportación de Mirotic o la calidad inmensa de Calathes y Jokubaitis. Necesita abrir el campo para disfrutar del juego más allá de la dureza física que imprimen en defensa. Y Olympiacos es de los cuatro finalistas quien ha mostrado más solidez en toda la temporada, con un equipo intenso y físico desde el primer momento y mucho más ajustado entre el exterior y el interior. Quedan 15 días aún, pero nos esperan unos enfrentamientos de estilos diferenciados donde esperamos que el talento europeo pueda ser protagonista en estos próximos días.