Lo que ha cambiado Ibon Navarro

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Sábado, 30 de abril 2022, 00:04

Málaga tiene un idilio especial con el baloncesto. Construyó, con buen respaldo, un proyecto sólido que fue consolidándose hasta situarse muy cerca del top europeo ... y nacional. Llegó ese momento donde lo complicado es mantenerse y no creer que has llegado al destino, y a partir de ahí las expectativas comenzaron a tener un protagonismo mayor del debido. Si cuanto mayor es la competitividad más necesaria es la claridad de ideas y la estabilidad, en Málaga sucedía lo contrario: cambios en la dirección deportiva con los consiguientes relevos de entrenadores y los lógicos movimientos de jugadores.

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Cada temporada era considerada como la del «cambio de ciclo». Esta no ha sido menos. Ni en Europa ni en la ACB cumplió con las expectativas. Y replanteando los objetivos, llegó Ibon Navarro por Katsikaris y una consigna: reconstruir el futuro desde el presente. En este nuevo caminar al Unicaja le cuesta desenmascararse de ese pasado lejano y reciente, le cuesta mirarse al espejo y reconocer su estilo, le cuesta alinear el juego con el resultado y le cuesta tener continuidad.

El entrenador vitoriano era consciente de ello y su primera tarea fue clarificar el estilo en relación a los baloncestistas. Más allá de evaluar las deficiencias, Navarro rediseñó una manera de jugar más acorde: con tanto exterior debía convertirse en un equipo más dinámico, con más disposición a jugar en transición cada vez que recuperaba la posesión, con más verticalidad y una mejor selección de tiro de tres y mucha mayor actividad defensiva.

Las rotaciones exteriores han encontrado sentido con un Alberto Díaz más estable al base, un Darío Brizuela más regular y completo, al igual que Francis Alonso, y un Monney explosivo. Necesitaba reubicar roles más que posiciones para sacar rendimiento en especial a los puestos de '3' y '4' centrando a Boutelle y facilitando la progresión de Barreiro. Se ha reforzado la solidez en la pintura con la experiencia de Kravic, el físico de Oliver y la envergadura de Guerrero. Ibon sabe que la evolución se da cada día y que precisamente los grandes cambios se producen desde la regularidad, la calidad e intensidad.

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