Baskonia 75-87 Mónaco

No hay por dónde coger al Baskonia

Es la amalgama de tribulaciones que volvieron a agolparse sobre los hombros del equipo de Pablo Laso en su derrota ante el Mónaco, cuarta consecutiva en un frente continental en el que agudiza su estado depresivo. Otro partido en el que el anfitrión desplegó una gama de personalidades extremas ante un público que también quedó expuesto a un crisol de emociones y reacciones de lo más variadas. Los pitos de reprobación llegaron desde la grada durante varios momentos de una primera parte lamentable por parte de los azulgranas, que llegaron a amasar una diferencia en contra de 27 puntos en las postrimerías del segundo cuarto (18-45, minuto 18).

Los reproches dieron pasado al semblante de esperanza después de un tercer cuarto épico, liderado por un Moneke que se apropiaba de un liderazgo apenas compartido por Hall y Sedekerskis hasta situarse a cinco puntos (55-60, minuto 30). A partir de ahí, el retorno a la lógica impuesta por el equipo más serio, un Mónaco que supo recuperar a tiempo la compostura de la mano de Elie Okobo en un último cuarto que supo a bofetada de realidad para los locales. Demasiadas caras contrapuestas y un baloncesto marcado por la intermitencia y la energía variable. No hay por dónde coger a este Baskonia.

La puesta en escena azulgrana tuvo mucho de velatorio baloncestístico. De entrada, el sacrificio defensivo bajo mínimos, con una línea de tres convertida en atalaya monegasca. Ante tanta relajación, Brown y Blossomgame lanzaban con la parsimonia digna de una pachanga de entrenamiento.

Primer tiempo muerto de Laso a los cinco minutos de encuentro con un 4-14 y ni asomo de reacción. Pilas sin colocar y escasez de ideas tanto de los hombres en cancha como de las propuestas que pudieran llegar desde el banquillo. La entrega inicial se cerraba con un 7-24 que era como alfileres en los ojos. La irrupción de Rogkavopoulos amagaba con aportar algo de chispa, pero la ceguera era generalizada.

Diop cometía su segunda falta, retornaba al parqué Hall, pero el Baskonia seguía siendo una visión dolorosa para su gente. Papagiannis se animaba también con el triple y colocaba la ventaja en 25 puntos (13-38, minuto 14). Motiejunas fue el siguiente en ahondar en la desidia de un Baskonia entregado al descanso con 24-47. Tocó la correspondiente lectura de cartilla en el descanso por parte de Laso. Tan larga debió de ser su alocución que la plantilla azulgrana retornó al parqué cuando restaban segundos para el reinicio del encuentro.

Llegó entonces el simulacro de remontada, con Moneke a los mandos, Howard en el banco y un Baskonia que parecía renacer. Le duró un cuarto la ilusión, demasiado poco cuando se trata de afrontar cualquier batalla en esta Euroliga que ahora muestra su cara más implacable a un Baskonia entre tinieblas.