Baskonia 79-82 Joventut

Segundo aviso doméstico para el Baskonia

Que el Joventut es un rival que le tiene tomada la medida al Baskonia en los últimos tiempos volvió a quedar claro en una sesión vespertina de contrastes marcados. Más allá de los vaivenes, hay cuestiones de quorum con los que debe lidiar Pablo Laso y que convierten cualquier propósito regularidad en una quimera. Sander Raieste ya es un paciente fijo en la enfermería hasta nueva orden y cuesta acostumbrarse a la ausencia de una pila alcalina como Tadas Sedekerskis, que ya suma cuatro partidos sin jugar por una dolencia que, según el día, va desde una rotura de fibras a una sobrecarga en el tendón de Aquiles. Para colmo, tampoco pudo echar mano el técnico vitoriano de Markus Howard durante la segunda parte. ¿La razón? Inflamación de rodilla. Otra preocupación más.

La mala salud puede azotar al Baskonia, pero también el Joventut tenía su paño de lágrimas médico ante las bajas de Miguel Allen Michael Ruzic. En las filas azulgranas, el descarte de Forrest dio de nuevo la alternativa a Baldwin y se constató que la alternancia en el puesto de base en la ACB supone un factor más de fluctuación en el juego azulgrana. Ante tantos condicionantes, el anfitrión fue una escuadra en exceso vulnerable, espoleada en el tramo final del primer cuarto después de cinco triples y un parcial de 15-2 (27-19, minuto 10), pero que no encontró la fórmula defensiva para contener el oficio interior de Ante Tomic, la dirección de Dotson o la amenaza de un 'cuatro' de amplia longitud de onda como Kaiser Gates.

El Joventut encontró demasiadas vías abiertas en el muro de contención azulgrana. Equilibró el buen arranque rival en el segundo cuarto para llegar al descanso con un 47-47 y después ahondó en las debilidades azulgranas durante una tercera entrega resuelta con un 13-25 lacerante (60-72, minuto 30). Se reactivó entonces ese Baskonia capaz de no perder la cara a un partido, apoyado en Rogkavopoulos y la energía de Moneke, pero también con dudas para dar una respuesta firme ante un Joventut pleno de convicción. Los azulgranas lograron recortar distancias con un parcial de 9-0 (69-72, minuto 36), pero las concesiones defensivas y un triple de Gates mantuvieron a la 'Penya' a flote (69-78, minuto 37).

La remontada parecía alejarse hasta que Jaramaz puso la fe que parecía faltar en otros compañeros. Una falta en ataque provocada, un robo de balón y cinco puntos con el sello del base serbio abrían la puerta a un final a cara o cruz con un 76-78 a falta de 46 segundos. Llegó entonces el carrusel de errores. El Joventut resolvió el duelo desde la línea de tiros libres mientras el Baskonia quedaba a oscuras, extraviado entre un exceso de iniciativa individual sin éxito. Las opciones para, al menos, forzar una prórroga se esfumaron en las manos de Moneke y Baldwin. Una penetración sin acierto del nigeriano y un intento triple del base georgiano. Dos apuestas ciegas por la calidad en primera persona del singular, sin compartir el balón ni generar ventaja alguna para otro compañero. Un camino que está vez llevó al Baskonia a ninguna parte.