Pablo Pin, primer ayudante de Galbiati, en un partido como entrenador principal del Granada. E. C.

El Baskonia, a desbloquear el sistema

El club vitoriano culmina la revolución de su calenturiento verano con la experiencia granadina de Pablo Pin para apoyar el aterrizaje del debutante Galbiati en la ACB

Jueves, 14 de agosto 2025, 00:11

Ojalá su apellido contribuya a desbloquear el teléfono o el nuevo sistema operativo del Baskonia. Me refiero a Pin, Pablo de nombre, ayudante principal desde ... ayer de un Paolo Galbiati todavía agazapado detrás de la cortina pese al sello ya oficial del cargo. El sustituto de Laso dispondrá de dos muletas humanas importadas para facilitar el aterrizaje de un debutante en las interioridades de la ACB. El otro, el escocés Jack Burgess, llega a Vitoria después de cumplir dos cursos de apoyo a Porfi Fisac en una plaza clásica como Zaragoza.

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En pocas ocasiones cabe aplicar con tanto sentido la fórmula 'borrón y cuenta nueva' que en este verano calenturiento del club alavés. Habrá quienes sostengan con argumentos que asistimos a una época revolucionaria. O, escrito de otro modo, que el club azulgrana emprende su enésimo proyecto después de campañas menguantes. Una bajada de rendimiento deportivo tras el campeonato alcanzado, el último título oficial, en la burbuja valenciana de 2020 como consecuencia del maldito virus.

Sin duda, existe una pérdida de peso específico con los resultados en la mano de una entidad tan importante como la azulgrana, referencia de otras pujantes que en el pretérito la imitaron. Suenan a botepronto los ejemplos de Málaga y Valencia, equipos ante los que ha cedido jerarquía últimamente.

Otra expresión también se ajusta a la actualidad del Baskonia. Aquella que alude a 'no dejar títere con cabeza', redactada desde el respeto debido. Unos cambios que afectan a la planta noble con la llegada de Xevi Pujol como secretario técnico, al banquillo (Galbiati, Pin y Burgess) y a la cancha. Nada menos que el retroceso en el escalafón del eterno Alfredo Salazar, la salida muy anticipada de Laso, el agur a su hombre de cámara (Nacho Juan) y al fiel David Gil y la marcha de ocho jugadores: Jaramaz, Baldwin, Savkov, Raieste, Ndiaye, Rogkavopoulos, Moneke y Hall. Un auténtico seísmo baloncestístico en el afán de contener un    desánimo extendido.

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El seísmo ha derribado al secretario técnico, el entrenador, dos ayudantes y ocho jugadores

Si el Baskonia pretende arropar mediante mantas de experiencia a su nueva apuesta para el banquillo de Zurbano poco cabe reprocharle. Pin es uno de esos entrenadores aún jóvenes –sólo dos años más de edad que Galbiati– que manejó la pizarra antes de la treintena. Trece ejercicios, nada menos, en el conjunto de su ciudad, Granada, al que llevó en cuatro ascensos desde Primera Nacional hasta la ACB. Y tres como primer responsable de la plantilla andaluza en la máxima categoría.

Cierto que su balance (31-71) manifiesta las enormes dificultades de un club que flirteaba cada primavera con el descenso hasta caer en el mes de mayo al vacío. Sólo la imposibilidad económica del Betis en su frustrado retorno a la Liga Endesa rescata al Granada de la caída al segundo peldaño de la canasta española. Pero ya el pasado 8 de julio, la directiva le relevó de su puesto para elegir a Ramón Díaz.

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Hay que remontarse ocho años atrás para encontrar como ayudantes en el Fernando Buesa Arena a dos entrenadores que ocuparon los primeros cargos en otros cuadros. Comenzaron la temporada 2017-2018 con Pablo Prigioni como jefe y la concluyeron a la vera de Pedro Martínez en su segunda etapa alavesa.

Se trata de Sergio Valdeolmillos (Huelva, Ourense, Granada y Estudiantes) y de Curro Segura (Menorca, Zaragoza, Obradoiro, Granada y Betis). Como punta del compás en este dibujo sobre la cancha, la ciudad de la Alhambra. Naturales de allí como Pin y máximos responsables en algún momento determinado del banquillo local.

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