Rubí 1-2 Athletic

El Athletic cumple el trámite de mala manera

En Rubí, en fin, han vivido todo un acontecimiento. Que luego el Athletic les eliminara con dos goles de Adu Ares en la segunda parte no tuvo importancia para los locales, que compitieron como unos señores, sólo cayeron por la mínima y hasta tuvieron una ocasión para empatar en el descuento. Vamos, que lo suyo estuvo muy lejos de ser la escabechina terrible que sufrieron este miércoles el Tardienta y el Hernán Cortes a manos del Getafe y el Betis.

Estas primeras eliminatorias tienen para el equipo de Valverde una utilidad evidente: dar minutos a un buen número de futbolistas de la plantilla que en la Liga tienen una participación poco menos que anecdótica. Digamos que, a estas alturas, la Copa es el torneo de los suplentes fijos. Es a ellos a los que le toca la tarea ingrata de picar piedra contra rivales de regional en campos de hierba artificial, con un once desconjuntado y con la impresión de que no tienen nada que ganar y sí mucho que perder en estos duelos.

El once rojiblanco ante el Rubí fue, por tanto, el que estaba previsto con una sola excepción; bastante extraña, por cierto. Villalibre no saltó de inicio. Tuvo que esperar para hacerlo hasta el minuto 82, cuando entró junto a Sancet para sustituir a Adu Ares. No sabemos cómo se tomó el delantero de Gernika la decisión de su entrenador, pero lo más probable es que no le hiciera mucha gracia. La pasada temporada, de hecho, se acabó yendo al Alavés porque también jugaba muy poco, pero al menos en el primer partido de Copa, en Alzira, fue titular.

El partido comenzó con una falta aparatosa de Picón a Unai Gómez que le valió la tarjeta amarilla al defensa catalán. En el saque de esa falta, Berenguer obligó a lucirse a Rafa Leva. La jugada continuó y el veteranísimo portero del Rubí despejó de forma providencial un cabezazo a bocajarro de Raúl García. No habían pasado dos minutos y el Athletic ya había estado a punto de adelantarse. Todo parecía indicar que encarrilaría pronto la eliminatoria, pero no fue así. El Rubí quería competir y tenía un plan para ello: un catenaccio de tomo y lomo basado en un repliegue generalizado y en la prohibición del más mínimo regalo con la pelota.

Paradas de Leva

Los pupilos de Jordi Peris cumplieron el guión previsto a rajatabla, con un convencimiento admirable, y el Athletic comenzó a sentirse incómodo. Un poco con todo: con el campo, con el once de circunstancias y, desde luego, con un rival lleno de ilusión. A Adu Ares, que era el más activo de los rojiblancos, se le fue alta una volea en el minuto 7 y en el 23 Rafa Leva le hizo otra gran parada sacando un brazo de hierro. El caso es que la posesión del Athletic era absoluta (84%), que los locales sólo se acercaron en dos contras que terminaron en remates defectuosos, pero el gol no llegaba y la cara de Valverde se fue ensombreciendo hasta adquirir un aire fúnebre cuando se llegó al descanso con 0-0.

En la reanudación, en apenas cinco minutos, el técnico rojiblanco recuperó el color. Adu Ares hizo el 0-1 en una jugada en la que Raúl García le cedió un balón en aparente fuera de juego. Por suerte para el Athletic no había VAR. El gol subió al marcador y las cosas empezaron a verse ya de otra manera. Había que suponer, además, que un equipo de sexta categoría iba a notar el desgaste físico en la segunda parte. Antes de hacer esta constatación, en el minuto 57, Ares firmó el 0-2 llegando puntual para cabecear un buen centro de Berenguer desde la izquierda. En fin, que el chaval, que esta temporada sólo había disfrutado de unos minutos ante el Barça, se dejó ver en Can Roses. Es cierto que tenía enfrente un rival de regional, pero también lo tenían sus compañeros y no lo supieron aprovechar.

La última media hora de los rojiblancos no pudo ser más gris y cansina. Lejos de entonarse con la ventaja y rematar la faena con una cierta brillantez se fueron espesando y dedicándose a pasar el rato. El gesto de Valverde volvió a torcerse. Y con razón. Porque el Rubí, pese a todo sus pesares, no se daba por vencido. Poco después de encajar el 0-2, de hecho, Muni tuvo una clara ocasión para acortar distancias. Agirrezabala, al que se le vio desacertado y nervioso en varias acciones, midió mal una salida y Nolaskoain tuvo que acabar desviando in extremis un balón que se colaba. Fue su acción más brillante del partido. La más opaca la firmó en el minuto 85, cuando defendió mal a Marc Rodríguez y le permitió hacer el 1-2. Al Athletic, por tanto, le tocó dormir el partido hasta el final. Vamos, que le tocó interpretar un papelón ante un equipo de División de Honor que incluso llegó a hacerle una ocasión en el descuento.