La nueva versión del Athletic europeo
Para continuar siendo competitivos en una temporada de mayor exigencia, los de Valverde se han convertido en un equipo más serio y contenido
Aseguró Ernesto Valverde en su análisis del derbi que su equipo había tenido que tirar de oficio en la segunda parte para poder defender el ... 1-0 y llevarse la victoria. Fue el suyo un análisis curioso, como suelen serlo casi todos aquellos en los que se alude al oficio. Como es sabido, en el fútbol esta palabra se emplea en la cuarta acepción que le otorga la RAE: habilidad y destreza logradas por la práctica de una actividad o profesión. Pero se utiliza siempre de un modo muy particular, ya que el oficio se vincula exclusivamente a la habilidad y destreza para impedir que juegue el rival, no para jugar muy bien uno mismo. Si el Athletic, por ejemplo, hace un partido magnífico, si su fútbol brilla como los botines de Al Capone y golea, nadie dirá que ha tirado de oficio. Sí lo haremos, en cambio, cuando juega mal y consigue defender con uñas y dientes en la segunda parte un golito que ha marcado en la primera.
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Valga esta regresión para referirnos con la debida perspectiva a una de las características que está mostrando el equipo de Valverde para ser competitivo con el calendario más exigente de los últimos seis años. Que no es tanto el oficio -¿acaso no le faltó de eso ante el Getafe, el Atlético, el Sevilla o el Girona?- sino una mayor aplicación defensiva de todo el grupo. La que se vio, sin ir más lejos, el domingo en el derbi y, sobre todo, ante el Slavia de Praga. Gracias a esa mentalidad, el Athletic sólo ha encajado 15 goles en los 18 partidos -14 de Liga y 4 de Europa League- que ha disputado.
Hablamos de una media de 0,83 goles en contra por encuentro que este equipo no ha logrado mantener nunca en una temporada completa. Sólo en el curso del último doblete, el 1983-84, lograron los rojiblancos un registro todavía mejor -0,78- sumando Liga, Copa y Copa de Europa. Los pupilos de Clemente, sin embargo, se dejaron ir en la Copa de la Liga y en la Supercopa, encajaron nueve tantos en cuatro partidos y estropearon un poco la media total hasta situarla en 0,90. Al dato de 0,83, por supuesto, hay que darlo un valor relativo. Al fin y al cabo, son sólo 18 partidos y la historia puede cambiar. Recordemos, por ejemplo, que en la campaña 2019-20, cumplida también la decimocuarta jornada, el Athletic de Garitano sólo había recibido 9 goles -un increíble 0,64- y acabó con la temporada con una media de uno.
¿Estamos hablando, por tanto, de un Athletic defensivo? Estas cifras nos podrían decir que sí. De hecho, sólo hay cinco equipos que hayan encajado menos goles y tres de ellos (Mallorca, Real y Getafe) lo han logrado marcando casi la mitad de los que lleva el Athletic. ¿Y podríamos hablar de un Athletic ofensivo? Pues la verdad es que también, ya que sólo hay cinco equipos más goleadores y dos de ellos (Villarreal y Celta) lo son a costa de encajar mucho más que los rojiblancos.
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El Athletic marca menos goles pero también encaja bastantes menos que la pasada campaña
Competitivo
¿En qué quedamos, por tanto? Bien mirado, nos encontramos ante un grupo peculiar que está consiguiendo ser competitivo y sostenerse con fuerza en este calendario tan apretado conciliando dos virtudes en apariencia antagónicas: la de tener con el balón un espíritu valiente y aventurero, a ratos disparatado por su propia efervescencia, y a la vez otro espíritu firme, laborioso y humilde cuando la pelota la tiene el rival.
Así las cosas, no es extraño que la tropa de Valverde esté jugando partidos tan oscilantes, con rachas de claro dominio y abordajes continuos y otras de pico y pala y defensa numantina; rachas en las que uno desearía que el partido no acabara nunca y otras en las que desea que lo haga lo antes posible. El Athletic ahora marca menos y encaja menos. Hace un año llevaba en la Liga 26 a favor y ahora 20. Y había recibido 18 y ahora sólo 13. Da la impresión de ser un equipo más serio y contenido. Las propias rotaciones que Valverde está obligado a hacer -las que veremos en los dos próximos partidos ante el Elfsborg el jueves y el domingo en Vallecas ante un Rayo con el que se vuelve a coincidir en la jornada 15- son en sí mismas un recuerdo permanente de que la temporada es muy larga y que hay prevenirse contra la tentación de la vida loca.
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Si esto es bueno o malo se verá en los próximos meses. La primera impresión, desde luego, es buena. Y se diría que está basada en la lógica. Lo que no tendría sentido sería exigir al Athletic que no sólo compagine las dos competiciones con la solvencia con la que lo está haciendo sino que, además, de más espectáculo y firme partidos más redondos, a ser posible con un traca de fuegos artificiales en la segunda parte. Por que esto no lo hace nadie, ni siquiera los grandes clubes -Real Madrid, Barcelona y Atlético, por ejemplo- que cada temporada llegan o superan la frontera de los sesenta partidos. Todos ellos juegan un buen número partidos irregulares, saben nadar y guardar la ropa cuando les interesa, administrar esfuerzos y ganar con faenas de aliño.
Los datos
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23 puntos lleva el Athletic en la jornada 14. El curso pasado sumaba 25.
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20 son los goles que llevan a favor los rojiblancos en Liga. La campaña anterior eran 26.
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13 son los goles que ha encajado el equipo en Liga. Son cinco menos que en la 2023-24.
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0,83 tantos encajados por encuentro lleva el Athletic de media entre Liga y Europa League.
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