La Lotería Nacional de hoy sábado: comprobar resultados del 6 de diciembre
Los jugadores del Athletic Club durante el entrenamiento de ayer en el estadio del Al Nassr FC de Riad, capital de Arabia Saudí. EFE

Lores de Arabia

Domingo, 16 de enero 2022, 01:52

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar córners en llamas más allá de Riad. He visto ojos brillar al celebrar un gol con ... una madre cerca de la verja del King Fahd. Un búfalo alegrando la vida a la afición tocando una trompeta como Miles Davis en su King of blue. Todos esos momentos no se perderán como lágrimas en la lluvia. Es hora de ganar. Mi psiquiatra me dice que estoy fatal, pero me defiendo diciéndole que en ocasiones veo goles del Athletic. Y me vuelve loco.

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Jugar un partido forma parte del oficio, es un día más en la oficina, pero algunos encuentros pertenecen al mundo de los sueños, se quedan anclados en la memoria para toda la vida. En estas citas excepcionales siempre me acuerdo de mi querido Koldo Aguirre, que jamás olvidó su Copa de los once aldeanos conseguida con 19 años.

En las piernas y en la cabeza de los leones estará regresar a Bilbao con una caja de dátiles o con la Supercopa. El tiempo de espera desde la victoria frente a los colchoneros hasta la final se ha medido con un reloj de arena, aunque bien mirada esa espera es un oasis en sus carreras, porque el universo fútbol estará con la mirada puesta en la final, aun con todos los peros que se le pueda sacar a este dislate organizado a golpe de petrodólares.

Mas que entrenamiento físico, nuestros jugadores deben haberse preparado mentalmente para luchar contras los elementos exógenos.

Disputarán la final en territorio comanche, dominado por un público forofo del Real Madrid desde que se inventó el formato, uniformado además con la camiseta blanca que advierte de su compromiso con Emirates como equipo más laureado del planeta. Quizá el Athletic, que acudía a Arabia Saudí como un convidado de piedra, debería haber hecho promoción y anunciar que tenemos un Ál-varez y otro que rima con bereber. Al menos no será un partido de cine mudo, porque habrá aficionados en las gradas, riaditas que perdieron la ocasión de ver jugar a los rojiblancos y conocer su nobleza futbolística. Sorprende además la designación de Soto Grado para dirigir la final, le deseamos toda la suerte que no hemos tenido con él, que nos ha pitado dos veces con sendas derrotas, la última sin ir mas lejos antes de Navidad frente al mismo rival en La Catedral.

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A nuestro favor contamos con la ilusión renovada de la generación Z, tiene hambre y hasta primeros de abril no comienza el ramadán. El mejor dato es que tras ganar las últimas siete semifinales disputadas debemos culminar este torneo defendiendo el título, a poder ser con la camiseta verde menta ya que con esta no conocemos la derrota. Todos queremos escuchar de nuevo la pregunta clave de la Supercopa: ¿Dónde está mamá?

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