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Nico se abraza a Robert Navarro. Manu Cecilio.

Queda mucho margen de mejora

El Athletic será probablemente el equipo que más afianzada tiene su plantilla a estas alturas de temporada

Sábado, 23 de agosto 2025, 00:30

La reincorporación a los entrenamientos de Sancet, Prados y Unai Gómez es una gran noticia dentro de una semana de novedades positivas para el Athletic. ... La pública profesión de fe rojiblanca de Jauregizar ayer vino a redondear un ambiente mucho más relajado después de la victoria en el partido inaugural ante el Sevilla.

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El verano estaba siendo pródigo en infortunios, pero, como tantas veces sucede, cuando se ha levantado el telón de la competición el equipo ha sabido estar a la altura de las circunstancias, aminorando con su probada capacidad de resiliencia, además de una generosidad en el trabajo digna de encomio, las carencias que arrastra todavía.

En este fútbol moderno en el que lo más insospechado adquiere pronto rango de habitual, el Athletic también está siendo diferente a sus competidores. Que el mercado se cierre quince días después del inicio de la competición, cuando ya se lleven disputadas tres jornadas, es uno de esos absurdos que hemos aceptado como normales. Lo mismo que programar un partido en Andalucía a las siete de la tarde en pleno agosto, para interrumpirlo una vez cada tiempo, por la llamada pausa de hidratación, 'cooling break' según dijo un locutor muy a tono con estos tiempos, «para preservar la salud de los jugadores».

Lo cierto es que el Athletic será probablemente el equipo que más afianzada tiene su plantilla a estas alturas, pendiente de alguna salida poco significativa y a la espera, eso sí, del fichaje de Laporte, tantas veces anunciado como aplazado, a la espera de que el jugador y su club actual acuerden la resolución de su contrato.

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Fondo de armario

La recuperación de los lesionados será determimante por las posibilidades que le ofrecen al entrenador

Nada que ver con el Sevilla, sin ir más lejos, que llegó a San Mamés con una docena de fichas del primer equipo y algunos candidatos a salir sentados en el banquillo que incluso acabaron interviniendo en el partido, por no hablar de otros ilustres funambulistas de la inscripción sobre la campana.

Pero a pesar de esa diferencia de partida, lo cierto es que el Athletic alcanzó la victoria por los pelos, y más por la inspiración individual que por el trabajo colectivo. Desde un punto de vista optimista, también podríamos concluir que así suelen ganar muchas veces los más grandes cuando tienen una mala tarde.

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Lo dijimos después del amistoso ante el Alavés –primera de las seis derrotas consecutivas del verano– y lo repetimos ahora tras el estreno de la competición: al Athletic le queda mucho margen de mejora, algo lógico y comprensible a estas alturas. Todo le hará falta a Valverde para terminar de encaminar al grupo y, en este sentido, la recuperación de los lesionados será determinante por el margen de maniobra que le ofrecen al entrenador.

Un repaso detallado del partido nos desvela que el primer remate del Athletic entre los palos fue desde los once metros. Para entonces Simón ya había hecho un paradón, el poste había repelido un rebote de Jauregizar y el árbitro anulado un gol del Sevilla por un claro fuera de juego. Tres sustos importantes ante los que el Athletic opuso seis saques de esquina en los primeros veinte minutos, que denotaban dominio territorial pero poco más.

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Durante el angustioso cuarto de hora en el que el Sevilla igualó el marcador y obligó a lucirse al portero rojiblanco, afloraron todos los problemas que ha estado padeciendo el Athletic durante el verano. Los laterales flojearon arrastrando en su caída a los centrales, sobre todo porque empezó a faltar oxígeno en el centro del campo. El estilo de este equipo exige tener el motor muy a punto, con una respuesta física exuberante, algo desaconsejable a estas alturas del año, aunque quedó la imagen de un equipo exhausto, con jugadores padeciendo calambres, mucho más cansados que sus rivales si nos guiamos por el lenguaje corporal de unos y otros.

Con una semana más de trabajo y una convocatoria más poblada, el Athletic recibirá a un Rayo Vallecano que ha empezado el curso en el mismo tono en el que terminó el anterior. Es verdad que en Girona los de Iñigo Pérez contaron con la inestimable colaboración del portero Gazzaniga, el mismo que el año pasado le paró tres penaltis al Athletic, pero no es menos cierto que se mostraron como un equipo con las ideas claras, ordenado en torno a Unai López y Pathé Ciss, con De Frutos y el incombustible Isi Palazón como estiletes.

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En condiciones normales el Athletic debería dar buena cuenta del equipo madrileño, como lo ha hecho en los tres últimos cursos, pero el pronóstico siempre es más incierto en estas fechas.

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