Los propósitos del año nuevo se suelen quedar ahí, en buenas intenciones, que en bastantes ocasiones no se suelen cumplir, pero a comienzos de 2024, ... empezaba a dar la impresión en el entorno del Athletic, de que esas promesas que se habían hecho la temporada anterior y que no acabaron de cumplirse, se habían encauzado esta vez por el buen camino. Venía el equipo de Ernesto Valverde de encadenar buenos resultados, de convertir San Mamés en un fortín desde la primera y única derrota ante el Real Madrid, de una clasificación liguera más que apañada y de una trayectoria adecuada en la Copa. Así que en enero de 2024 las cosas marchaban razonablemente bien y empezaba a generarse sensación de optimismo, sin llegar a la euforia.
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Era cuestión de datos y también de sensaciones, porque no solo era el juego, sino la aparición de una serie de futbolistas que estaban aprovechando sus oportunidades. De repente, un desconocido como Beñat Prados, empezaba a dar una masterclass en cada una de sus apariciones en el césped. Descubría la afición a un jugador sin pedigrí que se asociaba en medio campo con otro de largo recorrido, como Ruiz de Galarreta, que parecía querer exhibir, en unos pocos meses, lo que durante casi una década las lesiones no le habían dejado hacer vestido de rojiblanco.
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Irrumpía también una pareja de Bermeo, Unai Gómez y Jauregizar, con la intención de comerse el mundo sin ningún complejo. En la defensa, lo que daba la sensación de ser solo un parche tras la marcha de Iñigo Martínez, ese dúo formado por Vivian y Paredes, se transformó en cemento armado, hasta el punto de que el primero de ellos es campeón de Europa y el otro coloca ya su fotografía en la galería del palco de San Mamés en la que se exhiben las de todos los internacionales del club.
De cara a 2025 las sensaciones son igual o incluso mejores que hace un año
Crecer y crecer, eso es lo que ha hecho el Athletic de Valverde en 2024, porque a la eclosión de Nico Williams como figura universal, se suma la mejor temporada de Iñaki, su hermano, con la camiseta rojiblanca, más asentado, tan veloz y mucho más sabio. Y entre las dos alas supersónicas que impulsan al equipo en ataque, la presencia de un superclase como Sancet, el descubrimiento goleador de Guruzeta, el hombre que abre espacios y los cierra según la conveniencia de sus compañeros, y la imprescindible presencia de Alex Berenguer, sí, el hombre del último penalti en la final de Copa, pero también muchas cosas más para un equipo compensado y cohesionado, con el segundo mejor portero del mundo, Unai Simón, en sus filas y la garantía de una sucesión impecable en Julen Agirrezabala.
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Pese a jugar una competición más, el Athletic de Valverde no deja de crecer
Todos crecieron en 2024, también De Marcos o Yuri, los laterales habituales, o Raúl García y Muniain, que se fueron, pero dejaron su impronta en el equipo, y su aportación para el título copero que, sin duda, ha dado un fuerte impulso a ese crecimiento, que siguió con el comienzo de la temporada en curso. Nadie se durmió en los laureles, Valverde tampoco, claro, y el rendimiento, a pesar de los altibajos, que los hay y los habrá, sigue yendo hacia arriba. Por eso cuando va a comenzar 2025, las sensaciones son similares a hace un año, o incluso mejores, porque los números no engañan. Con una competición más, en la que, por cierto, las cosas marchan de maravilla, el Athletic no deja de crecer. Pasito a pasito.
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