Berchiche: «No me hizo gracia lo que se dijo de mi lesión»
«Ha sido el peor año de mi vida», dice el lateral del Athletic
«Ha sido el peor año de mi vida». Con esta rotundidad resume Yuri Berchiche (Zarautz, el 10 de febrero cumple 32 años) el duro ... 2021. Su resumen es un diabólico historial médico. Arrancó en enero con un durísimo covid que le dejó secuelas durante una temporada en forma de vértigos y mareos.
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Siguió con unas molestias de pubalgia que le obligaron a jugar con dolores e infiltrado. Su cuerpo dijo basta ya en abril. Se optó entonces por un tratamiento conservador para esquivar el quirófano, pero el tiempo demostró que fue un error y que se perdieron tres preciosos meses. Tras ser por fin operado en julio, comenzó la cuenta atrás de 90 días para la reaparición.
¿El fin de los problemas? Nada de eso. A los cinco días de ponerse a correr «con buenas sensaciones» sintió «de repente mucho dolor en el talón» de la pierna derecha. La primera impresión fue que se trataba de un simple contratiempo, el habitual daño colateral tras un amplio periodo de baja. Pero nada de eso. Era algo de mucha más envergadura. Retrasó su retorno otros tres meses hasta cumplir un total de nueve desde su último partido de la pasada campaña, en la final de Copa ante el Barcelona del 17 de abril, y su regreso en Riad el 13 de enero nueve meses después en la Supercopa.
«Lo peor de todo es sentirte apartado. Ver que tus compañeros salen a entrenar y que tú no puedes hacerlo. Son momentos muy duros en los que se te pasan muchas cosas por la cabeza», se sinceró ayer en Lezama.
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La apuesta por el tratamiento conservador generó después controversia. No funcionó y a mediados de julio, en plena pretemporada, pasó por el quirófano, una tardanza que irritó a Marcelino. «No me gusta que un futbolista no haya jugado desde abril y que después de iniciada la pretemporada se tenga que operar», protestó el entrenador.
El lateral explicó que dio por buena la apuesta por la cautela. «Lo último que quiere un jugador es que le operen. Intentamos por todos los medios no hacerlo. Quisimos ir por el camino del tratamiento conservador. Está claro que no funcionó. A otros jugadores les funciona, pero a mí no. Al final decidimos operarnos y es lo que mejor que pudimos hacer». A toro pasado, admite el error. «Fue una pena no haberme operado antes, sí, pero nunca sabes».
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Las quejas de Marcelino
Al lateral se le han recordado en Lezama las quejas de Marcelino por el tiempo perdido. Tras referirse a que se trataba del peor año de su vida y a destacar los malos momentos pasados, indicó que «hay muchos comentarios que en su momento no me hicieron mucha gracia, pero es agua pasada. Ahora me encuentro muy bien. Darle vueltas a algo que ya ha pasado no me va a cambiar».
Este periódico le pidió que aclarara a quién apuntaba con la frase sobre los comentarios que no le habían gustado. Regateó con la misma destreza que en la banda. «Entiendo que quieras saber eso. No voy a responder porque creo que no lleva a ningún lado». Y agregó: «Lo que ha sucedido me lo quedo para mí. En este proceso todos los malos momentos los he vivido yo y no quiero darle más vueltas porque nada cambia».
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Berchiche es un jugador que los periodistas agradecen porque no tiene pelos en la lengua. Sin embargo, reconoció habérsela mordido. Al ser cuestionado por este medio por el sentido de su frase «se te pasan muchas cosas por la cabeza», el zarauztarra se soltó. «Te voy a ser sincero. Venía con la intención de salir (ante los periodistas) con la escopeta cargada, pero en el último momento antes de entrar me he dicho 'no digas nada porque creo que no merece la pena'. No voy a decir cosas que dentro de mí las pienso. Me las voy a quedar para mí porque no merece la pena. Quiero mirar hacia el futuro, pero ha habido ciertas situaciones, ciertos momentos, ciertos comentarios hacia mí y hacia mi lesión que no me han gustado y eso es lo máximo que voy a decir».
Ante el Barcelona en Copa reapareció en el once. Aguantó más de lo esperado, hasta el inicio de la prórroga, y se fue encantado. «No creía para nada que iba a durar 90 minutos. Pensaba que a los sesenta o setenta hubiera llegado sin poder más, pero si no se me llegan a cargar los abductores hubiera pedido seguir en la prórroga», se felicitó.
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