La Lotería Nacional de hoy sábado: comprobar resultados del 6 de diciembre
Aitor Torres posa el jueves ante el camión con el que reparte leña y carbón. Carlos Gil-Roig

Aitor, capitán del Rubí, forofo del Athletic y repartidor de carbón

El jugador que porta el brazalete en primer rival rojiblanco en Copa estará al día siguiente a las 07.00 al volante de su camión «aunque ganemos»

Javier Ortiz de Lazcano

Enviado especial. Rubí

Sábado, 28 de octubre 2023, 01:18

Aitor Torres apura el paso. Abandona el jueves el campo de entrenamiento de Can Roses de Rubí pasadas las 23.00 horas. Mañana tiene que ... madrugar. A las 07.00 tiene que estar al volante de su camión en Castellar del Vallés, a diez kilómetros de su domicilio en Sabadell. Empieza la jornada de reparto de leña y carbón que concluirá a las 15.00 si no le cae alguna hora extra en forma de un pedido de último momento.

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«Tuve otro empleo de repartidor de Amazon, pero desde hace año y medio estoy aquí. Por horario y tranquilidad, mucho mejor», se felicita Torres, de 33 años. Es el capitán del Rubí (de la máxima categoría regional catalana) que el miércoles que viene se intercambiará el banderín con su homólogo en el Athletic, probablemente Iker Muniain, a quien admira. Será la imagen del potente contraste de esta Copa. A un lado un carbonero, al otro un millonario del fútbol. La clase baja del fútbol contra la aristocracia.

«Este es el premio de la Copa, que nos juntemos en el campo personas de diferente nivel de vida, un profesional contrastado con un modesto que juega por diversión como soy yo», reflexiona con serenidad y racionalidad sobre una desigual imagen que guardará un lugar destacado en el salón de su casa.

Es la recompensa a una carrera que arrancó en la cantera del Sabadell, continuó en la del Terrassa (compartió selección catalana con Oriol Romeu y Thiago Alcántara) y en equipos de Tercera y Regional como Olessa Monserrat, Prat, Europa, Sant Andreu, Cerdanoya, Vilasala y Rubí, en dos etapas.

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Aitor Torres posa con las camisetas y la bufanda del Athletic que son suyas. Carlos Gil-Roig

Torres atiende en la comarca del Vallés Occidental las peticiones que recibe su empresa, aunque de vez en cuando se tiene que ir a Lleida. La leña se destina principalmente a las viviendas unifamiliares. «Llegó con mi camión con volquete. Entro al garaje y descargo». Muy de vez en cuanto le toca llevarla a pisos, lo que le obliga a cargar con ella un trecho.

El carbón, de encina y procedente de Sudamérica, se dirige a los restaurantes. «En leña hago repartos de entre 500 kilos y tres toneladas como máximo. Carbón llevo unos 150 sacos de 15 kilos cada uno».

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¿Duro? «Hay días en los que acabo cansado, pero es lo que toca», explica con una sonrisa. Eso sí, «no me ha perdido nunca un entrenamiento». Es la única ventaja de ser aficionado. «Como empezamos tarde, me da tiempo aunque se me líe la jornada de trabajo». El miércoles, como es fiesta, no irá a trabajar. Y tiene pendiente de hablar con su jefe para que le dé fiesta la víspera del partido. «No creo que haya problemas». Eso sí, el lunes a cargar con el carbón.

Forofo del Athletic

La expresión de Torres brilla cuando habla de su segunda tarea. Entrena al juvenil del Rubí. «Me saqué el título porque me encanta. Torres cruza el campo en el que el miércoles jugará el Athletic y que a las 20.00 horas de este jueves está ocupado por decenas de niños de cinco años de la escuela de fútbol del club. «Empecé con pequeños, pero prefiero dirigir a más mayores. Mi objetivo es entrenar un día en fútbol senior«. Con su cuantificación podría entrenar a un Primera división. »¿El Athletic? Me parece imposible, pero de analista me encantaría«, se ofrece entre risas.

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En el Rubí se han tomado el equipo rojiblanco como si les hubiera tocado el Gordo de la Lotería. A Torres, desde luego, el fútbol le ha dado a los 33 años el gran regalo de su carrera. «Cuando pasamos la anterior ronda a penaltis lo dije: 'Mi gran ilusión es el Athletic por lo que siento por ese club'», explica mientras saca sus camisetas del club rojiblanco. Su gran pena es que la eliminatoria no sea a ida y vuelta para jugar en San Mamés. «En el campo viejo he estado en varios partidos, pero el nuevo sólo lo he visto por fuera».

La pasión rojiblanca le viene de herencia. «Un abuelo era del Athletic. Tengo un tío que también lo es y que influyó en que me llame Aitor. Ahora intentamos transmitir los valores rojiblancos a un sobrino de seis años».

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Torres tiene un objetivo sentimental. Quiere como recuerdo las camisetas de los dos rojiblancos con los que comparte rango de capitán, Muniain y De Marcos. «Mi idea es pedir dos prendas si me dejan. Quiero las de Iker y Óscar porque son mis referentes».

«A la noche resbalará»

No se hace ilusiones sobre las posibilidades de que su equipo dé el bombazo de eliminar al Athletic. Eso sí, advierte que «llevamos veinte partidos sin perder en casa» y que su gran baza es jugar en un césped de hierba artificial que inquieta mucho a los rojiblancos por temor a los resbalones. El capitán admite que está mejor que cuando fue colocado hace un par de años. «Al principio era una pista de patinaje, pero le han echado corcho y está mejor. Ahora resbala menos, aunque por la noche al estar más húmedo resbalará más», advierte.

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El día más extraordinario de su vida no cambiará su rutina. El jueves le esperan de nuevo su camión, el carbón y la leña. «Tendré que ir a trabajar. Es lo que hay. Dormiré poco, pero allí estará. Así será aunque ganemos», dice con entereza.

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