Marino Montero: «No me he perdido ni un minuto desde hace 44 años». Juan Bas: «Me quedaría por un buen soborno»

Se diría que nada puede distanciar a estos dos personajes esenciales de la ciudad. ADN chirene. Vecinos ambos del Casco Viejo, el escritor Juan Bas y el relaciones públicas Marino Montero son santo y seña del bilbainismo. Pero sin embargo, mantienen posturas antagónicas sobre la Aste Nagusia. Y esa discrepancia se puede medir: 220 kilómetros. Es el trayecto que Bas recorre para alejarse del «mundanal ruido» de los festejos y guarecerse 9 días en una plácida playa asturiana. «No soy contrario a la fiestas, no quiero que desaparezcan ni hago proselitismo. Lo que no me gusta soy yo en las fiestas, por eso me voy. Me mando mudar, como dicen los argentinos», argumenta el escritor, que «desde siempre» por estas fechas arranca con la maleta.

A su lado, el que fuera uno de los fundadores de la Aste Nagusia le mira atento, asumiendo con su gesto la decisión del compañero pero él, que ha sido «fiel» a Marijaia desde hace 44 años, no puede reprimir su «apostolado festivo». «Siempre he defendido la importante de estas fiestas. Son fundamentales. Festejar las cosas es lo que nos diferencia a los humanos de los animales. Así que yo no me he perdido ni un minuto de las fiestas desde que las fundamos».

Pero Bas no comulga con ese Credo. Residente en la calle Jardines, es demasiado sacrificio aguantar el bullicio y el follón que asedian su casa toda la semana. «Cada vez llevo peor el ruido, las aglomeraciones y vivir donde vivo...».

- Yo también vivo en el Casco Viejo.

- Ya, pero a ti te va el mambo (risas).

Terminado el encuentro, Bas emprende rumbo a Asturias mientras Montero se ajusta bien al cuello su pañuelo azul, «el original, el de la primera edición» y enfila una nueva Aste Nagusia. Cada uno con la fiesta por su lado.

- ¿Qué tendría que hacer para que te quedaras unos días, Juan?

Un buen soborno, por una cantidad apreciable me sacrificaría (risas)

- ¿Y no hay nada que lamentes perderte?

Sí hay algo, los fuegos artificiales. Es una espectáculo vibrante que me gusta muchísimo y me lleva a la infancia.

- Marino, ¿de verdad que consigues descansar durante la semana?

Sí, sí, vivo en la calle La Cruz, al lado de la plaza Unamuno. Es una zona de paso pero ya estoy acostumbrado y no tengo problema.

- ¿Cuál es el glamour de las txosnas? Nunca se lo he encontrado

(Risas) Es cierto que las txosnas, en general, no tienen demasiado glamour. Hubo un tiempo que se planteó hacer un concurso de diseño y ornamentación, pero no prospero. Aunque hay excepciones.

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