Reencuentro en mejores circunstancias

Kike Pérez, hoy director corporativo del Cádiz, ejercía de delegado en el Alavés. E Ibon Begoña volvió a vestir en el Carranza la elástica albiazul 18 meses después de haber cerrado una etapa de siete temporadas en Vitoria. Eran tiempos raros. Tanto que el Cádiz vistió de verde en homenaje a la bandera de la ciudad. En el campo, futbolistas de calidad como Nené, De Lucas, Aloisi, Juanito... En la portería, Bonano, suplente del lesionado Costanzo. En el banquillo, fichajes con el inconfundible sello del ucraniano, como Elton Giovanni, Blago Georgiev o Antonio Pacheco. Junto a Mauricio Pellegrino, que once años más tarde llevaría al Alavés a una final de Copa como entrenador. En el partido de Mendizorroza estaban otros como Wesley o Antchouet.

Ese partido en Cádiz, en marzo de 2006, fue la única titularidad de Arthuro en todo el campeonato. Por sorpresa. O por otro de los disparates de Piterman. El delantero brasileño había quedado fuera de todas las pruebas tácticas durante la semana, pero el mismo día del encuentro el ucraniano anunció su presencia en el once a la hora del desayuno. Tenía sus motivos. «He soñado que Arthuro va a meter un gol», justificó. El catarinense no marcó, claro. No lo hizo en toda la temporada.

En la primera vuelta, en otro 0-0, Bodipo, suplente por primera vez, se había encarado con el público desde el banquillo. Eran tiempos muy raros. Que siguieron salpicando a los enfrentamientos entre albiazules y amarillos. Ya en Segunda, la temporada siguiente, aficionados alavesistas lanzaron papeles por los aledaños de Mendizorroza en los que ofrecían los números de los teléfonos móviles de Dmitry Piterman y Pepe Nereo e invitaban a saturarlos con llamadas. «Colapsemos los móviles de Dimitri y Nereo. ¡Llámalos! Dimitri, kanpora». Enfrente, el Cádiz. En la portería andaluza, el exalbiazul Armando, que mostró su solidaridad pública con Bonano y Carreras, los damnificados del ucraniano por aquel entonces. En la defensa, el vitoriano César Caneda, que tampoco ocultaba su asombro por lo que estaba ocurriendo en su ciudad.

El duelo quedó 1-1, con goles de Ogbeche y Aloisi en propia puerta. Aquel Cádiz bajó a Segunda B el siguiente curso (2007-08). El Alavés lo haría un año más tarde (2008-09), ya sin Piterman, pero sacudido por todos sus desmanes. Habían subido juntos a Primera, bajaron juntos a Segunda y casi se van de la mano al pozo de bronce. Dos carreras paralelas que hoy vuelven a cruzarse trece años después de aquel 17 de febrero de 2008 en el que se vieron por última vez, en Segunda, en el Carranza (2-0).

Es la suya una relación de igualdad. Diez victorias albiazules, once cadistas y nueve empates. 32 goles vitorianos; 39 gaditanos. La cosa cambia en el Ramón de Carranza, escenario del choque de hoy. Solo dos victorias alavesistas, por nueve andaluzas -cuatro empates-; y 28-8 a favor de los locales en el balance de goles. La última visita a la 'Tacita de plata' se saldó con un 2-0 gracias a los goles de Natalio de penalti y Lacen en propia puerta. La última victoria alavesa fue en octubre de 2004, también en Segunda División, sellada con un solitario tanto de Bodipo en un encuentro que se demoró por un apagón (0-1). Fue el último partido de Paco Liberal, el representante del club en la comida entre las directivas. Aquel día, en la jornada 10, debutó con el primer equipo albiazul Juan Epitié. Eran tiempos raros, sí.