Pescando en aguas guipuzcoanas
Gracias a la buena relación existente con la Real Sociedad, en la temporada que acaba de comenzar el Deportivo Alavés cuenta con una nutrida presencia ... de jugadores guipuzcoanos. Esta situación recuerda en parte a lo sucedido en la primera etapa gloriosa de la entidad babazorra. Por ejemplo, en 1927-28 formaban parte del once albiazul nueve futbolistas nacidos en la vecina provincia: Beristain (Elgoibar), García y Urquiri (Deba), Camio (Irún), Unamuno (Bergara) y Ciriaco, Albéniz, Roberto y Pachi (Eibar). La conexión con la ciudad armera había empezado antes, pues ya en 1925 llegaron a Vitoria los primeros fichajes procedentes de la Unión Deportiva Eibarresa.
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Este hecho se debía en gran medida al método de trabajo del factótum del Alavés, Amadeo García de Salazar, que compatibilizaba su profesión de médico con una labor similar a la del actual director deportivo. Según la prensa de la época, don Amadeo era conocido por su habilidad para «catar en los mejores lugares del vivero futbolístico», en especial en Guipúzcoa, gracias a su «simpatía y dotes diplomáticas» y a la «habilidad con que hacía los contratos con los jugadores». Y eso que, al principio, al tratarse de jugadores aficionados, no podía ofrecerles dinero, aunque enseguida el profesionalismo se impuso en los equipos que comenzaron a disputar la liga.
Precisamente en el primer año de este torneo (1928-29) el Alavés se reforzó con más guipuzcoanos: Silvino Gabilondo procedía del Elgoibar; Narciso Oyanader, del Tolosa; Ramón Orcolaga, del Amaika bat y Víctor Azpeitia y Agustín Cacho, del Beasáin. Por su parte, Nicolás San Martín, natural de Elgoibar, vino desde la Cultural de Durango. Además, el fichaje con más futuro de ese año fue el jovencísimo delantero Manuel Olivares que, aunque nacido en las Baleares, procedía del Avión donostiarra.
En 1929, el diario deportivo 'Excelsior' publicó una entrevista con García de Salazar, al que denominaba «el 'patrón de pesca' del Deportivo Alavés, que con tanto acierto ha sabido elegir siempre jugadores para el equipo vitoriano». El rotativo bilbaíno explicaba que al principio el Alavés «tuvo necesidad de reclutar jugadores, buscándolos en otros equipos; pero como en Álava aún no había 'viveros' y las disponibilidades del club no eran muchas, era preciso espigar entre los clubs modestos guipuzcoanos y vizcaínos». Eso sí, el Alavés no traía futbolistas hechos, pues todos «proceden de clubs muy modestos, y se han hecho jugadores en el Deportivo».
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Además, don Amadeo no estaba solo en esa 'pesca'. Aunque no existían ni de lejos los equipos de 'scouters' actuales, contaba con la ayuda de Pachi Errasti, precisamente uno de los futbolistas eibarreses que él mismo había traído al Alavés en 1927, retirado del balompié activo dos años más tarde. Según contaba García de Salazar en esa entrevista, los responsables de los fichajes eran «Pachi Errasti y yo. Pachi me indicaba los lugares donde se celebraban partidos de segunda categoría, los Alkartasuna, Chiribiri, Unión D. Eibarresa, Elgoibar F. C., y allá nos íbamos en un coche alquilado a comprobar valores». A veces, en esos campos se topaban con ojeadores de otros equipos, incluyendo a la Real, con los que había que jugar al despiste para traerse a los mejores. Así sucedió con el futuro internacional Roberto Echevarría, que más tarde sería traspasado del Alavés al Athletic, o con el propio Olivares.
Años después, cuando el dirigente albiazul fue nombrado seleccionador español, la revista madrileña 'Crónica' recordó así su buen hacer como cazatalentos: «Siempre que vemos a don Amadeo García (de) Salazar, tan pequeñín, recordamos a aquel Deportivo Alavés tan grande: al once vitoriano, repleto de figuras señeras que fueron reclutadas de modestos grupos vascongados por el consejo de ese hombre, buen oteador de ases (…). Se hizo famosa por la península la experiencia de don Amadeo, que calaba enseguida en el más modesto jugador la posibilidad de distinguirse de otros».
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