Luis García celebra radiante su centenario en el Deportivo Alavés

«Estoy muy contento de estar aquí, creo que se me nota en la cara». El 26 de mayo de 2022, Luis García Plaza (Madrid, 1972) se presentó feliz y sonriente como nuevo entrenador del Deportivo Alavés. El técnico llegaba a Mendizorroza en un contexto difícil, con el descenso a Segunda todavía caliente y con el vestuario desgastado después de varias temporadas de sufrimiento en Primera. Se avecinaban cambios en la plantilla propios de las estrecheces económicas de la división de plata. Sin embargo, García asumió el reto sin condiciones ni excusas.

«En cuanto me contaron lo que querían hacer me encantó y vamos a poner todo de nuestra parte para construir algo. Una manera de jugar, de comportarse, de ser y de hacer las cosas para que todo el mundo se sienta orgulloso e identificado con el equipo», señaló un LGP que pidió a todos los estamentos albiazules «involucrarnos y trabajar de la mano para recuperar la ilusión y las ganas de pertenencia». Un viaje para el que quería «una plantilla competitiva, que desde el primer día salga al mil por mil y vaya a por los partidos». Deseos que se han cumplido 854 días después de aquella puesta de largo, cuando Luis García roza los 100 partidos con el Alavés.

El sábado, en el Coliseum ante sus ex del Getafe, el entrenador madrileño se hará centenario en el banquillo albiazul. Consolidado ya en el 'top5' babazorro –sólo Mané (280 duelos), Aranguren (218), Echezarreta (149) y Astorga (105) le superan en encuentros dirigidos– el preparador celebrará radiante las tres cifras de choques en Vitoria. Junto a su inseparable Pedro Rostoll –«lleva conmigo casi más años que mi mujer», bromea– como mano derecha, Luis García ha dado forma a un bloque «camaleónico» y «competitivo» que bajo un 1-4-2-3-1 elabora un fútbol directo y de alta intensidad. El ritmo, la pasión y la seguridad defensiva son otros de sus fundamentos.

Una idea que ha ido evolucionando y matizándose al mismo ritmo que Sergio Fernández le dotaba de futbolistas «polivalentes» que encajan como un guante. «Sabe cómo quiero jugar y eso facilita las cosas sobre los jugadores que queremos traer», apuntó el madrileño. Su binomio ha construido tres equipos ganadores. El primero logró el ascenso a Primera en la 2022-23 con el agónico gol de penalti en el minuto 129 de Villalibre en el campo del Levante. 11 jornadas antes del final, García había lanzado el órdago de que serían uno de los equipos que subirían.

Y lo 'ganó', añadiendo a su palmarés el cuarto ascenso de su carrera tras los firmados con Levante, Mallorca y el Beijing Renhe chino. Ya en Primera, su Alavés fue una roca que logró una salvación holgada. Cincelaron un décimo puesto notable con el presupuesto más bajo de la categoría, disparando la cotización de jóvenes comoRafa Marín, Samu, Giuliano Simeone, Javi López... Un éxito que aceleró su renovación hasta 2026. «Los años buenos hay que disfrutarlos. Ojalá quedemos novenos, aunque quizá no se dé. Nuestra base será la permanencia en Primera. A partir de ahí, siempre quieres más», destacó un Luis García que rebosa «Alavés por todos los poros de mi piel. Me gustaría estar tiempo aquí. No sólo me he adaptado al club, sino a la ciudad y a todo su entorno».

Con su futuro atado, el madrileño se ha embarcado en su tercer proyecto en Vitoria. 11 altas y 16 bajas han dado forma a un conjunto que gana a pesar de estar en obras. Sus 10 puntos en las primeras siete jornadas les colocan en la parte alta de la tabla revalorizando a futbolistas comoCarlos Vicente, Toni Martínez o Sivera. «Tenemos un cuarto de la salvación», explicó un García que cree que su equipo «irá de menos a más». Como siempre. Sus números en Vitoria así lo demuestran. Han logrado la victoria en el 42,8% de los partidos que ha dirigido, siendo en su mayoría duelos de Primera (45).

Cifras notables aderezadas con el ingrediente principal de Mendizorroza. Una grada que conquistó a Luis García desde que la descubrió el 19 de agosto de 2022 en la victoria (1-0) ante el Mirandés. «Estoy flipando con la afición. Que después de un año tan malo como el pasado vengan y se comporten así», afirmó entonces, abriendo un idilio eterno.

En cada comparecencia, el preparador destaca su valor. «El estadio es una fiesta. A toda la gente que viene a verme le digo que vengan cuando hay partidos. Es un apoyo de ambiente constante. Tenemos que mantener esa magia», ponderó. El resto lo ponen sus jugadores en el césped.

Luis García es un alavés más. «De lo que más orgulloso me siento es de haberme integrado tanto en el club como en la cultura de la sociedad vitoriana. Me siento parte de un proyecto e identificado por una forma de hacer las cosas. Por su carácter te hacen sentirte parte de algo. Soy muy feliz», afirmó García. Sin embargo, la lejanía de su familia, afincada en Altea, le han dejado también huella.

«Se les echa de menos. Siempre hemos estado juntos y me han apoyado y si hemos dado el paso de renovar es porque ellos me han dicho adelante. Sé que están detrás de mí. Haremos esfuerzos para vernos. Gracias a dios hay un vuelo directo Alicante-Vitoria. Que no lo cambien», declaró un entrenador que se ha 'soltado' con el euskera sin complejos, lanzando una frase motivacional antes de cada gran duelo: «Ojalá pudiese sacar tiempo para aprender algo más. Es una manera de integrarte. Sé palabras sueltas y expresiones».

Una tradición que ha implementado un técnico que ha echado raíces en el Alavés. Su forma de expresarse, cercana y directa en sus mensajes, y su volcánica e incansable manera de vivir los partidos en la banda, ha dotado de identidad propia a un equipo que «nunca se rinde». «Lo mejor está por llegar», repite un García que ha conectado con Mendizorroza. Y viceversa.

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